Estudio destaca que modelo de producción bananera en el país se caracteriza por el monocultivo y el uso intensivo de agroquímicos.
Un nuevo informe de la organización Christian Aid advierte que el 60% de las mejores zonas bananeras del mundo podría perderse de aquí al año 2080 debido al aumento de las temperaturas provocado por el cambio climático.
En el caso de América Latina y el Caribe, zona responsable del 80% de las exportaciones de bananos que abastecen a supermercados en todo el mundo, el informe muestra que las condiciones meteorológicas extremas, el aumento de las temperaturas y las plagas relacionadas con el clima suponen una amenaza para las regiones productoras.
El estudio toma como casos de análisis a Costa Rica, Guatemala, India y Tanzania.
Dato D+: Christian Aid es una organización benéfica internacional que trabaja para acabar con la pobreza y la injusticia. Su objetivo es apoyar el desarrollo sostenible, erradicar la pobreza, apoyar a la sociedad civil y brindar ayuda en caso de desastre. Es financiada por 41 iglesias cristianas (protestantes y ortodoxas) en Gran Bretaña e Irlanda.
El país
El estudio destaca que Costa Rica, el tercer mayor exportador de banano del mundo, enfrenta una amenaza creciente y alarmante debido al cambio climático.
Según el documento, el país podría ver seriamente afectada su producción bananera como consecuencia del aumento de las temperaturas, eventos meteorológicos extremos y la propagación de plagas relacionadas con el clima.
Esta situación pone en riesgo una industria que generó en 2023 1.190 millones de dólares y da empleo directo a más de 100.000 personas, incluyendo 28.000 trabajadores en plantaciones.
El modelo de producción bananera en Costa Rica se caracteriza por el monocultivo de la variedad Cavendish a gran escala, acompañado de un uso intensivo de agroquímicos.
La naturaleza corporativa y de alta intensidad de las plantaciones exportadoras costarricenses se refleja tanto en el crecimiento a gran escala de los monocultivos de variedades Cavendish como en el alto nivel de uso de agroquímicos, en detrimento de los trabajadores y el medio ambiente, a pesar de la imagen bien promocionada de Costa Rica como un país que ofrece una pura vida”.
El informe ejemplifica que en la plantación Tayrona de Chiquita se aplican múltiples agroquímicos: herbicidas que eliminan toda vegetación, nematicidas en el suelo, fumigaciones aéreas con fungicidas e insecticidas, y bolsas impregnadas con pesticidas.
Agrega que en las 40.000 hectáreas de monocultivo bananero en Costa Rica se utilizan en promedio 75 kg de pesticidas por hectárea al año. Muchos de los agroquímicos usados en el país están prohibidos en la Unión Europea y los Estados Unidos.
Aproximadamente 25.000 kg de pesticidas se liberan anualmente en el biodiverso entorno natural de Costa Rica, tan solo por el uso de bolsas de banano”.
Esas condiciones vuelven especialmente vulnerable al cultivo y al terreno donde se siembra ante fenómenos como tormentas severas, escasez de agua e infecciones por hongos.
El estudio destaca que Costa Rica es el octavo país con mayor exposición al riesgo económico de tres o más amenazas naturales. Puntualiza que el 77,9% de la población y el 80,1% del PIB se encuentran en zonas de alto riesgo de múltiples amenazas, como inundaciones, ciclones, mareas tormentosas y, a largo plazo, la subida del nivel del mar.
Se prevé que la producción bananera de Costa Rica sea una de las más afectadas por el cambio climático entre los productores de banano de América Latina y el Caribe”.
Llamado a reducir las emisiones de carbono
Christian Aid advierte que el cultivo de banano requiere temperaturas entre 15 y 35 grados centígrados, pero es extremadamente sensible a la escasez de agua. Las tormentas intensas dañan sus hojas y dificultan la fotosíntesis, mientras que el aumento de las temperaturas propicia enfermedades como el Fusarium Tropical Race 4, capaz de destruir plantaciones completas.
Osai Ojigho, director de Política y Campañas de Christian Aid, destacó que los bananos son una de las frutas favoritas del mundo y un alimento esencial para millones de personas.
Tenemos que despertar ante el peligro que supone el cambio climático para este cultivo vital. Las vidas y los medios de subsistencia de personas que no han hecho nada para provocar la crisis climática ya están amenazados”.
Ante este panorama, la organización hace un llamado urgente a los países más ricos y emisores de carbono para que reduzcan sus emisiones y apoyen financieramente a los productores bananeros, quienes sufren las consecuencias de una crisis que no provocaron.
Además, instan a los consumidores a elegir productos de comercio justo y bananos ecológicos, lo que no solo garantiza un pago más justo a los agricultores, sino que también contribuye a reducir el uso intensivo de plaguicidas y proteger la salud de los ecosistemas.
Ojigho destacó que, como parte del Acuerdo de París, los países presentarán este año nuevos planes nacionales de acción por el clima para actualizar sus objetivos de reducción de emisiones. Considera que esta es una gran oportunidad para que los países aceleren la transición de los combustibles fósiles a energías limpias, garantizando al mismo tiempo que la financiación climática llegue a quienes más la necesitan.