La semana pasada, los estudiantes de la Universidad de Costa Rica (UCR) nos enteramos, de manera desordenada e informal, sobre la cancelación de los conciertos principales de la “Semana Universitaria”, uno de los eventos más esperados del primer semestre y de importante significado histórico para el movimiento estudiantil costarricense.

Este evento, organizado por asociaciones, escuelas y, principalmente, por el directorio de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Costa Rica (FEUCR), dejó al descubierto graves problemas estructurales en su edición 2025, comprometiendo la gestión de los recursos estudiantiles y evidenciando una preocupante desconexión de la dirigencia con sus representados.

Más allá de la indignación inmediata, este incidente muestra ademas un patrón de ineficiencia y falta de empatía que merece una reflexión crítica. Según el Capítulo V, Artículo 92, inciso b) del Estatuto Orgánico de la Federación de Estudiantes de la UCR (EOFEUCR), la federación debe representar a la población estudiantil federada. Además, el Artículo 12, inciso e), exige transparencia mediante la rendición de cuentas y una gestión eficiente de los recursos. El fiasco de la “Semana U” demuestra que estos principios no se han respetado.

Como estudiante federado me veo en la obligación de señalar que la mala administración ha generado millones de colones en pérdidas económicas —recursos que podrían haberse destinado a becas o proyectos académicos—, pero también ha fracturado la confianza en quienes deberían velar por nuestro bienestar. Como advirtió Albert Hirschman, el manejo irresponsable de recursos públicos afecta directamente a sus beneficiarios, en este caso, a nosotros, los estudiantes.

El problema, sin embargo, va más allá de un evento cancelado. La actitud evasiva de la FEUCR, el silencio ante los medios y la falta de una explicación clara agravan la crisis de legitimidad. No se ha informado cómo se utilizarán los recursos invertidos ni si habrá recuperación de fondos, aumentando la desconfianza generalizada. Si esta administración falla en rendir cuentas en temas como este, ¿cómo confiar en su representación en negociaciones fundamentales como la del Fondo Especial para la Educación Superior (FEES)?

Otro aspecto alarmante es la falta de empatía con las personas que viajan desde sedes y recintos regionales, que cuanto menos merecen disculpas públicas. La Semana U pudo ser un espacio de integración nacional de toda la comunidad UCR, pero la gestión fallida refleja un modelo centralizado y elitista, desconectado de la realidad de la mayoría de los estudiantes. Como bien señala James Buchanan, las decisiones sobre recursos públicos deben orientarse a maximizar el bienestar general, no a proteger agendas particulares.

El incumplimiento sistemático de los principios de representación y transparencia, establecidos en el EOFEUCR, no puede quedar impune. La improvisación, evidenciada incluso en el video publicado tardíamente por la presidencia de la FEUCR, confirma la falta de preparación y compromiso.

Ante este panorama, es evidente que se requiere una renovación profunda del directorio federativo. No se trata de un acto de venganza ni revanchismo, sino de una necesidad para restaurar la confianza en nuestra representación estudiantil. La renuncia del actual directorio abriría la puerta a una FEUCR que al menos tenga los conocimientos y trabaje para sus estudiantes, con eficiencia y responsabilidad.

Finalmente, la responsabilidad también recae sobre nosotros. La democracia universitaria nos brinda el poder de elegir, y no podemos permitir que la apatía entregue nuestra representación a unos pocos. Los fondos que administra la FEUCR provienen del esfuerzo de todos los costarricenses y deben ser utilizados en beneficio de quienes más los necesitan.

Como advertía Hirschman, el mal uso de los recursos públicos es una injusticia. Si no exigimos un cambio real en la FEUCR, seguiremos perdiendo oportunidades que podrían transformar vidas. La próxima vez que tengamos la oportunidad de votar, recordemos que el futuro de nuestra federación —y de nuestra universidad— está en nuestras manos.

Referencias:

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