A más de tres décadas de la caída del Muro de Berlín, el mundo vuelve a experimentar tensiones similares a las de la Guerra Fría, lideradas por un resurgente Vladimir Putin. Las tensiones entre Rusia y Occidente, exacerbadas por la invasión de Ucrania, plantean serios desafíos geopolíticos y un nuevo equilibrio mundial.
El resurgimiento de Rusia bajo Putin
Putin, quien asumió la presidencia de Rusia en el año 2000, ha consolidado un régimen autoritario y nacionalista. Desde sus inicios como agente de la KGB hasta su dominio actual, el líder ruso ha priorizado el fortalecimiento de su influencia política y económica, incluso enfrentándose a los oligarcas que controlaban sectores estratégicos tras la caída de la Unión Soviética.
La anexión de Crimea en 2014, la intervención en el Donbás y la guerra abierta contra Ucrania en 2022 reflejan su objetivo de restaurar el poderío ruso, basado en la desconfianza hacia Occidente y un deseo de revancha histórica.
Occidente: ingenuidad y nuevos desafíos
El Occidente democrático, que celebró la victoria ideológica tras la caída de la URSS, subestimó las ambiciones de líderes como Putin. Ejemplos históricos como la confianza de Roosevelt en Stalin durante la Segunda Guerra Mundial o la apertura de George W. Bush hacia Putin en 2001 muestran cómo se ignoraron señales de alerta sobre los sueños imperialistas rusos.
A esto se suma el complejo entramado de una economía globalizada, en la que incluso las sanciones impuestas a Rusia tras la invasión de Ucrania han tenido impactos limitados. Moscú ha fortalecido alianzas con China, Corea del Norte y otros actores estratégicos, mientras Europa sigue dependiendo de sus recursos energéticos.
América Latina en la encrucijada
En un contexto de presión de las grandes potencias, América Latina enfrenta retos propios, como desigualdad, inseguridad y populismo. Países como Nicaragua y El Salvador han optado por regímenes autoritarios con inclinaciones hacia Rusia o Estados Unidos, mientras que Costa Rica sigue debatiendo su alineación en el nuevo orden mundial.
El reciente decreto del presidente Rodrigo Chaves, que excluía a Huawei del desarrollo de redes 5G por razones de ciberseguridad, fue un ejemplo de cómo el país intenta alinearse con Estados Unidos. Sin embargo, la revocación del decreto por parte del Tribunal Contencioso Administrativo demuestra la fortaleza de las instituciones democráticas costarricenses y el equilibrio de poderes que define al país.
Reflexión final
En este nuevo capítulo de la Guerra Fría, los países se ven obligados a tomar decisiones estratégicas que definirán su futuro. Para Costa Rica, la próxima elección presidencial de 2026 será crucial para determinar su rumbo en un escenario internacional polarizado.
El reto para la región y el mundo será mantener los principios democráticos y evitar repetir los errores del pasado, mientras las potencias globales luchan por consolidar su influencia en un sistema cada vez más incierto.
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