La tica formó parte del equipo curatorial en el rol de diseñadora escenográfica.

La costarricense Alejandra Méndez Ramírez fue parte del equipo de diseño de la exhibición del Premio Nobel del 2024. Méndez tiene 38 años y es oriunda de Vázquez de Coronado.

Estudió Arquitectura en la Universidad de Costa Rica (UCR) y posteriormente, realizó una maestría en Diseño Escenográfico en Noruega del 2015 al 2016. En el 2017 regresó a Costa Rica, en donde trabajó como profesora de la Escuela de Arquitectura de la UCR, así como diseñadora de escenografía de teatro y espacios museográficos. Actualmente, está cursando el Doctorado en Historia de la UCR.

Su regreso a Noruega y alcance de este logro tanto personal como profesional

El año pasado regresó a Noruega para trabajar en el Museo del Folklore de Hadeland. Ahí enfoca su labor en escenografía e investigación histórica. Méndez compartió con Delfino.cr que se mudó inicialmente al país nórdico para seguir con sus estudios, no obstante, se quedó por oportunidades laborales.

Cuando me encontraba estudiando en la maestría tuve la experiencia de trabajar en el Museo de Tecnología y Ciencia Noruego, en donde forme parte como estudiante del desarrollo de una metodología de diseño propuesta por el investigador Henrik Treimo, quien es ahora el director del departamento de exhibiciones del Centro Nobel de Paz en Oslo".

La costarricense agregó que fue invitada por ese mismo investigador junto con otros tres profesionales en escenografía a entrevistas y finalmente se le ofreció ser parte del proyecto en julio de 2024. Ella aceptó con gran orgullo y honra:

Aunque he trabajado varios años en escenografía enfocada en museos, la experiencia del Premio Nobel ha sido única en muchos sentidos. El premio se anuncia al público el 11 de octubre, hasta ese momento no se sabe quién va a ser el ganador. Una vez anunciado, solo se tuvieron dos meses para investigar, conceptualizar, diseñar y construir la investigación. Hay que tomar mucha información y filtrar lo esencial para lograr tener un resultado en tan poco tiempo". 
Este año, el ganador fue la institución de sobrevivientes de las bombas atómicas de Nagasaki y Hiroshima, Nihon Hidankyo. Además de Méndez cuyo rol fue de diseñadora escenográfica, el equipo de trabajo estuvo compuesto por el curador Asle Olsen y el escritor André Larsen. También se incluyeron colaboraciones con el fotógrafo Francés Antoine D'gata y el arquitecto japonés Kengo Kuma. 

Sobre el proceso creativo y su rol como diseñadora

Méndez indicó que "como diseñadora mi papel se enfoca es decidir y crear la forma en la que la historia, los objetos y las imágenes son presentadas".

Asimismo, al comenzar con esta tarea encontró una entrevista de Mikiso Iwasa, la cual tuvo gran peso en su proceso creativo:

En una entrevista él tomó la famosa imagen del hongo de la explosión y dijo: "esta imagen no capta la crisis humanitaria que estaba pasando debajo de la nube". Para mí esta frase marcó el hilo conductor de la exhibición, la cual busca acercar a las personas visitantes al verdadero poder devastador de las armas nucleares a través de los ojos y testimonios de los Hibakusha, sobrevivientes de las bombas".

Otro elemento que fue relevante para la arquitecta y diseñadora de escenografía costarricense fue el libro de Nihon Hidankyo, "Witness of those two days", en donde se incorporan 1000 testimonios de sobrevivientes de las bombas atómicas.

Este libro se volvió una parte esencial del proceso y desde un inicio mi enfoque fue en representar de forma espacial los 1000 testimonios. Debido a esto se invitó al arquitecto japonés Kengo Kuma a diseñar una pieza que sería reproducida 1000 veces. Estas piezas se llaman Kigumi, y fueron hechas con madera de Hiroshima. Al recibir las 1000 piezas cada una de ellas fueron marcadas con la información que se encuentra en el libro. Y presentadas en la galería de exhibición siguiendo patrones orgánicos de bosques y topografía".

Finalmente, Méndez agregó que "el diseñar la exhibición fue una experiencia maravillosa y enriquecedora, pero no se compara con la oportunidad de haber visto y conocido a las personas sobrevivientes de las bombas atómicas. Estas personas han dedicado su vida a luchar en contra de las armas nucleares, han luchado toda la vida con los efectos de la radicación; y a pesar de todo, son enérgicos, bondadosos, y llenos de vida y compasión".