Moody's prevé que la relación deuda/PIB baje del 60% en el año 2026.

La agencia Moody's mejoró la calificación crediticia de Costa Rica, pasando de B1 a Ba3 con perspectiva positiva, debido a un manejo más eficiente de la deuda pública, menores costos de financiamiento y crecimiento económico que ha superado las expectativas.

Este aumento de dos niveles deja a Costa Rica a las puertas de recuperar una calificación crediticia con grado de inversión. Tener una calificación crediticia con grado de inversión significa que un gobierno o una empresa es considerada financieramente sólida y con un riesgo relativamente bajo de incumplir con el pago de su deuda.

Por otro lado, la agencia mejoró la calificación de Costa Rica en moneda local y extranjera de Baa3 a Baa2 y de Ba2 a Ba1, respectivamente. Según la agencia, la brecha entre la calificación en moneda local y la calificación soberana es producto de una intervención gubernamental limitada en la economía, una alta previsibilidad y confiabilidad de las instituciones, un riesgo político en general bajo y desequilibrios externos relativamente contenidos.

Mientras tanto, la calificación en moneda extranjera de Ba1, dos niveles por debajo de la calificación en moneda local, refleja el nivel moderado de endeudamiento externo de la economía, la cuenta de capital abierta (compras y ventas de activos y pasivos, como acciones, bonos y tierras), y un bajo nivel de efectividad de las políticas.

Según Moody's, en los últimos tres años el gobierno ha logrado reducir gradualmente su deuda gracias a un crecimiento económico robusto (5.1% real versus 3.6% proyectado por Moody's), apoyado en sectores como las exportaciones y la inversión extranjera, que se ha visto impulsada por la tendencia global del nearshoring, la estrategia por medio de la cual una empresa reubica sus procesos comerciales o productivos en países que se encuentran más cercanos a su principal mercado y que le generan costos más bajos. Este fenómeno ha favorecido a Costa Rica, especialmente en áreas como los servicios y la producción de dispositivos médicos, atrayendo más inversión de empresas extranjeras.

La agencia destacó que la reforma fiscal de 2018 ha jugado un papel clave al aumentar de manera sostenida los ingresos del gobierno, permitiendo generar superávits, es decir, que el país ha logrado gastar menos de lo que recauda, disciplina ha sido fundamental para mejorar la confianza de los mercados en la capacidad del país para gestionar su deuda.

Otro factor positivo destacado por la agencia es que el gobierno ha incrementado sus reservas de dinero, lo que le otorga una mayor seguridad financiera ante posibles imprevistos. Moody's estima que si Costa Rica sigue con esta disciplina fiscal, la deuda del país podría bajar a menos del 60% del Producto Interno Bruto (PIB) en el 2026.

Además, la agencia resaltó la importancia de una propuesta de reforma constitucional que permitiría al gobierno emitir deuda externa con mayor facilidad, reduciendo los riesgos de refinanciamiento a futuro, sin necesidad de pasar por la Asamblea Legislativa.

La agencia advirtió que si bien los desafíos persisten, como el riesgo de que aumente el gasto público, Costa Rica ha demostrado un firme compromiso con la estabilidad económica y fiscal.

Calificadoras de riesgo

Las agencias calificadoras de riesgo son empresas privadas que se dedican a clasificar los riesgos de inversiones de diferentes productos financieros, incluyendo las deudas soberanas. Existen tres empresas que suelen ser utilizadas como la referencia para los riesgos de la deuda soberana: Moody's, Standard & Poor's y Fitch Ratings.

Las calificaciones de riesgo son valoraciones de entes económicos privados que miden la capacidad de un Estado de hacerle frente a las deudas que adquiere, señalando el riesgo —la posibilidad de recuperar la inversión más los intereses— que conlleva para quien compra deuda de un Estado.

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