Universidades públicas generan el 73% de la ciencia y tecnología del país, liderando investigaciones clave para el desarrollo social, ambiental y económico.
Las universidades públicas de Costa Rica son responsables del 73% de la ciencia y tecnología desarrollada en el país, contribuyendo significativamente al progreso social, ambiental, económico y cultural. Entre las investigaciones más destacadas se encuentran proyectos sobre niñez y adolescencia, rescate de lenguas indígenas, monitoreo de sismos y volcanes, biorrefinería, gobernanza del agua y enfermedades infecciosas tropicales.
Jorge Herrera, vicerrector de Investigación de la Universidad Nacional (UNA), subrayó la importancia de estas investigaciones: “El 23% de la investigación del país es realizada por la UNA, con 415 proyectos activos y cerca de 600 investigadores, de los cuales 286 son mujeres y 320 hombres. A diferencia de países como México, Chile y Argentina, donde existen sistemas de estímulo para la carrera científica, en Costa Rica la responsabilidad recae principalmente en las universidades”.
Durante el foro "Impacto de la investigación universitaria en el desarrollo de Costa Rica", organizado en la Asamblea Legislativa, se destacó el papel de la UNA en áreas como la preservación de lenguas indígenas, la seguridad mediante el monitoreo de sismos y volcanes, y la innovación en sostenibilidad a través de la biorrefinería.
Rescate cultural: El Programa de Lingüística Centroamericana de la UNA, coordinado por René Zúñiga Argüello, se enfoca en la documentación y revitalización de lenguas indígenas como térraba, cabécar y boruca, y ha sido clave en la formulación de políticas lingüísticas y materiales educativos.
Seguridad y monitoreo: El Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori) es reconocido por su monitoreo constante de la actividad sísmica y volcánica del país. Gracias a sus estaciones GPS y sistemas de alerta temprana, la población y sectores como Aviación Civil pueden anticipar y gestionar riesgos asociados con terremotos y erupciones volcánicas.
Innovación sostenible: En el Laboratorio de Biorrefinería de la Escuela de Química, se desarrollan bioproductos y biocombustibles a partir de biomasas agrícolas y desechos industriales. Estos proyectos no solo buscan reducir la dependencia del petróleo, sino también generar nuevas oportunidades económicas y empleo en zonas rurales.
Crisis educativa: El Instituto de Estudios Interdisciplinarios de la Niñez y la Adolescencia (Ineina) ha sido fundamental en la elaboración de políticas locales para mejorar la educación infantil y combatir el trabajo infantil en áreas agrícolas, destacando la importancia de basar las políticas públicas en evidencia científica.
Bienestar y salud: El Programa de Investigación en Enfermedades Tropicales (Piet) trabaja en la prevención de enfermedades infecciosas tropicales y ha sido esencial en la formulación de directrices sanitarias, a pesar de enfrentar desafíos como la limitación de fondos y la "fuga de cerebros" de investigadores formados en el extranjero.
Diplomacia Azul: Desde su Cátedra de Diplomacia Azul, la UNA promueve la gobernanza de los océanos, reforzando la proyección de Costa Rica en foros internacionales y el manejo sostenible de su biodiversidad marina.
Estas iniciativas reafirman el rol crucial de la investigación universitaria en el desarrollo sostenible del país, pese a los retos financieros y administrativos que enfrenta el sector.