Costa Rica ha sido reconocida internacionalmente como un destino atractivo para la inversión extranjera directa, lo que se ha demostrado, una vez más, en los resultados del año 2023 (3.788 millones de dólares al cierre del año, con un 20% de crecimiento versus el año anterior) y los nuevos proyectos de inversión confirmados para 2024. Sin embargo, pese a este éxito, el país enfrenta un desafío significativo: la generación de empleo. Este reto se intensifica en un contexto global donde la automatización de las industrias avanza a pasos agigantados, requiriendo puestos de trabajo cada vez más especializados.
Las cifras de Procomer revelan que, al cierre del año 2023, más de 285.000 personas trabajaban en empresas multinacionales en Costa Rica, con un 40% de participación femenina. Aunque sectores como la agroindustria, dispositivos médicos, y servicios continúan como los principales empleadores, la naturaleza de estos trabajos se ha venido transformando debido a la automatización y digitalización.
La industria automotriz y la manufactura de semiconductores son ejemplos claros de sectores donde la automatización está reduciendo la necesidad de trabajadores o bien, requiriendo una alta especialización de estos para continuar con su desarrollo y crecimiento. Según el Foro Económico Mundial, la industria automotriz lidera en la adopción de robots industriales. Por su parte, la producción de semiconductores es altamente especializada, con una densidad de inteligencia artificial y robótica elevada según la International Federation of Robotics (IFR).
Los informes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) indican que la automatización y la inteligencia artificial reducen la demanda de trabajadores en industrias tradicionales, pero generan nuevas oportunidades en áreas tecnológicas y de servicios avanzados. Esta situación exige esfuerzos urgentes y coordinados entre el sector público y privado para aumentar la especialización del talento costarricense.
Lo anterior conlleva una inversión en educación y formación continua, adaptada a las necesidades actuales del mercado laboral, donde la colaboración entre instituciones educativas y sector productivo es crucial para el desarrollo de programas que respondan a las exigencias actuales, con la flexibilidad necesaria para ajustarse a los cambios constantes del mercado.
Desde Procomer se han venido impulsando diversas iniciativas. Una de esas acciones es el incentivo de Talento Humano, este programa, lanzado en octubre 2023, pretende cerrar las brechas de capacitación y actualización del personal en las empresas operando bajo el régimen de zona franca, a través de un cofinanciamiento que les permita cubrir las necesidades de formación de sus colaboradores -actuales y potenciales-, en áreas de elevada demanda de conocimiento, competencias digitales alineadas con la revolución 4.0, habilidades técnicas especializadas, idiomas, entre otras.
El desarrollo de talento especializado constituye el principal desafío de Costa Rica para mantener su competitividad global. Las industrias de manufactura avanzada y servicios complementarios demandan profesionales con habilidades específicas. La aspiración del país de convertirse en un hub regional de semiconductores ejemplifica esta necesidad. Este sector requiere una sólida formación en áreas técnicas e idiomas, principalmente, el inglés. La consecución de este objetivo depende de la disponibilidad de profesionales altamente capacitados en tecnologías de vanguardia, lo que subraya la urgencia de invertir en la especialización del talento y el fortalecimiento de las ciencias y matemáticas desde la educación básica.
Paralelamente, es crucial asegurar la inserción de toda la población, sectores productivos y regiones del país en las oportunidades emergentes. Aunque los sectores de alta tecnología se automatizan, también crean empleos de alta especialización y calidad. Costa Rica tiene el potencial para liderar en sectores de alta tecnología y servicios avanzados, siempre y cuando invierta en el desarrollo del talento especializado necesario. El futuro laboral del país depende de su capacidad de adaptación y evolución en sintonía con las tendencias globales.
Como país, históricamente hemos apostado por fortalecer nuestra educación en momentos desafiantes y de cambios en los modelos económicos y productivos. Esta no debe de ser la excepción.
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