El pasado jueves 18 de julio, mediante una circular de alcaldía, la Municipalidad de San José dejó sin efecto el uso de la cuestionable marca ciudad “SJO ¡vive!”. Ante esto, surge la interrogante de hasta qué punto esta marca ciudad era una política que reflejaba la realidad y las necesidades de la ciudad, de sus habitantes y de las personas que la transitan.
Una marca ciudad busca la promoción de un sitio específico mediante una representación gráfica que incluye elementos “singulares” por los que se puede identificar, reconocer y diferenciar dicha ciudad de otras. Es parte de estrategias de promoción y representación del territorio que crea un vínculo entre el capital privado y el sector público buscando la inversión en la ciudad para que esta resulte más atractiva.
El caso de San José
El modelo de desarrollo de Costa Rica empezó a impulsar al sector servicios con un énfasis en la actividad turística, esto como manifestación del proceso de globalización económica que han llevado a cabo los gobiernos representantes del pensamiento neoliberal; con este impulso es que el turismo logró posicionarse como una de las actividades que mayores divisas le genera al país. Dicho proceso se dio de la mano con la construcción de una imagen de país pacifico, democrático y verde que se trata de impulsar al mundo.
En San José, estos procesos de atracción turística se vieron reflejados con la creación de obras urbanas como torres de lujo que pretendían renovar los espacios públicos; no obstante, esto significó que se limitara la inversión en vivienda social y se establecieron centros comerciales, produciendo una segregación parcial en la ciudad. Como consecuencia de esto, gran parte de la población se alejó paulatinamente de los distritos centrales y se establecieron en otros más alejados del centro del cantón, dejando la mayoría de la zona central para actividades comerciales.
Inmersa en esta serie de políticas, en 2017 nace “SJO ¡vive!” como la primera marca ciudad implementada en el país, promovida por la administración municipal Araya Monge. En el papel se planteaba como una estrategia para afirmar identidad y el orgullo por la ciudad, así como posicionar a San José como un destino turístico.
Pero, ¿era “SJO ¡vive!” coherente con la identidad de San José?
La realidad es que esta marca principalmente promovía un rol más activo del sector privado en la toma de decisiones y en la implementación de estrategias urbanas con el fin de “fomentar el turismo y atraer inversiones”. Lo que configuró nuevas dinámicas de poder a nivel local y nacional.
En estas nuevas dinámicas surgen importantes actores que tomaron un rol en el proceso de producción de esta marca y en la implementación de diversas políticas urbanas. Entre ellos se encuentran el BID, quien ha financiado distintos proyectos de intervención del espacio público en el cantón, el TEC, mediante el diseño de distintos planes urbanos para la ciudad, CINDE, quienes han impulsado la marca país Esencial Costa Rica, Johnny Araya, ex alcalde de San José, la Cámara de Hoteleros de San José y el ICT mediante el cual se han creado alianzas con el fin de promover el turismo de ciudad en la capital.
Es importante comprender la estrategia de implementación de una marca ciudad más allá de su rol comunicativo y gráfico ya que en este caso fue mal planificada, genérica y poco representativa. Además, es mercantilización y comercialización de los espacios urbanos, insertando a la ciudad en las relaciones de producción que contribuyen a la acumulación de capital en manos de una élite económica.
En San José, se observa una marcada polarización en cuanto al acceso equitativo a una calidad de vida. Esta disparidad surge de las desigualdades sociales arraigadas en el tejido urbano debido a la implementación de políticas urbanas que desplazan a las personas ciudadanas lejos del centro de la ciudad.
Es difícil pensar en una ciudad que “vive” mientras se desplaza a la población del centro, hay edificios abandonados, personas sin hogar, se destruye el patrimonio, no se puede caminar con seguridad en las calles y cada día se llena de más basura; sin embargo, esa es la realidad de nuestra capital.
Los intereses de grupos privados prevalecen sobre el acceso de las clases populares al espacio público, fenómeno que había tenido un impacto significativo en el municipio, y era resultado de que se priorizara la Inversión Extranjera Directa en detrimento de los habitantes y su derecho a la ciudad.
A pesar de que la ruta en torno a la inversión y posicionamiento de la ciudad se ha concentrado en la promoción del turismo, la transformación de San José debe plantearse dejando a un lado estas contradicciones que la han caracterizado, y debe avanzar hacia la promoción cultural, revitalizando el espacio con viviendas de interés social y de acceso a clases populares, estrategias que han dado resultado en otras ciudades.
El actual alcalde de San José, Diego Miranda, señaló en redes sociales que quieren construir una marca ciudad que se base en la identidad histórica y tenga un verdadero arraigo y representación. Esta iniciativa es un paso hacia la recuperación de San José y espero que venga acompañada de una mejor estrategia de promoción y publicidad de nuestra capital, así como de políticas urbanas que no reproduzcan más desigualdades en la ciudad.
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