La hipertensión arterial es más que una simple condición médica: es un asesino silencioso que acecha sin piedad, listo para desencadenar ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares y enfermedades renales. Es una plaga moderna que amenaza con devastar vidas, si no se toma en serio. En un país donde las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte, es imperdonable que muchos aún ignoren los riesgos de la hipertensión.

Considerando que esta enfermedad es tan prevalente y potencialmente fatal, es crucial que cada individuo evalúe sus factores de riesgo.

Entre los factores de riesgo están los antecedentes heredofamiliares, la etnia, el sobrepeso y la obesidad, el tabaquismo y el sedentarismo. Tener un familiar cercano con hipertensión, debería ser una alarma roja, pero demasiados lo ignoran. Si se pertenece a una etnia afrodescendiente, el riesgo es aún mayor, con manifestaciones más tempranas y graves, y mayor susceptibilidad a complicaciones devastadoras.

La epidemia de obesidad es un cómplice directo en el aumento de la hipertensión. La grasa excesiva no solo añade peso físico, sino que actúa como una fábrica de hormonas dañinas y sustancias inflamatorias, creando un círculo vicioso de deterioro de la salud. El tabaquismo, tanto activo como pasivo, es otra trampa mortal, induciendo hipertensión a través de la nicotina y causando disfunción en las paredes de los vasos sanguíneos. ¿Y el sedentarismo? No solo engorda, sino que debilita el corazón y los vasos sanguíneos, aumentando la resistencia vascular y el estrés, elevando peligrosamente la presión arterial.

Ser diagnosticado con hipertensión es una sentencia que cambia la vida; es una condición crónica que exige un control médico constante. He visto adolescentes que ya requieren tratamiento multidisciplinario y cambios drásticos en su estilo de vida, para evitar un futuro sombrío. Y aunque la hipertensión infantil es menos común, el aumento de casos debido a la obesidad infantil es alarmante y vergonzoso.

El tratamiento de la hipertensión tiene dos frentes: el cambio radical en el estilo de vida y la medicación. Cambiar a un estilo de vida saludable no es una recomendación trivial, es una necesidad urgente que muchos ignoran a su propio riesgo. Dietas saludables, ejercicio regular, evitar sustancias psicoactivas, mantener un peso adecuado y reducir el estrés, no son solo consejos; son mandatos para sobrevivir.

El tratamiento farmacológico debe ser preciso y adaptado a cada paciente, considerando factores como la edad, otras condiciones médicas y la etnia. La polifarmacia aumenta el riesgo de interacciones peligrosas, por lo que es crítico maximizar la dosis de un fármaco antes de añadir otro.

Es escandaloso que todavía no tengamos políticas públicas en salud, que prioricen de verdad el acceso a servicios de salud eficientes. Es mucho más rentable y sensato tratar la hipertensión arterial a tiempo, que lidiar con las graves complicaciones de una enfermedad no tratada. Sin embargo, parece que seguimos prefiriendo apagar incendios en lugar de prevenirlos.

Como país, es imperativo que facilitemos el acceso a centros de acondicionamiento físico y programas de rehabilitación cardiaca, y que fomentemos la participación comunitaria en estos esfuerzos. Pero esto no es suficiente: debemos también responsabilizar a los individuos con factores de riesgo para que tomen medidas drásticas y necesarias en sus estilos de vida, antes de que enfrenten múltiples enfermedades.

La falta de acción preventiva y de acceso a servicios de salud, es una negligencia imperdonable que está costando vidas. ¿Hasta cuándo vamos a permitir que nuestra población se debata entre la vida y la muerte, por una condición que se puede controlar con políticas públicas adecuadas y una mayor responsabilidad individual?

Es hora de dejar de lado las excusas y de actuar con decisión.

Este artículo representa el criterio de quien lo firma. Los artículos de opinión publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de este medio. Delfino.CR es un medio independiente, abierto a la opinión de sus lectores. Si desea publicar en Teclado Abierto, consulte nuestra guía para averiguar cómo hacerlo.