Por Mónica Chacón Cordero - Estudiante de la carrera de Psicología
¿Realmente conoce la sociedad el impacto que puede llegar a generar el abuso de sustancias en las personas de entre los 9 a los 14 años? Es común pensar o afirmar que los menores de edad no tienen “encuentros” o contacto con sustancias como las drogas o el alcohol, ya que son personas que usualmente se tienden a ver más inocentes o que, en buena teoría, deberían estar supervisados por sus padres o encargados la mayoría del tiempo. Sin embargo, y lamentablemente, esto no siempre es así, la población preadolescente actualmente se encuentra muy expuesta a ambientes y personas que los inciten a consumir sustancias. Por lo tanto, es de suma importancia que exista información sobre esta situación para que, de dicha manera, se sepa intervenir de forma adecuada en caso de tener el papel de padres, cuidadores, docentes y terapeutas. De parte de los menores de edad, es importante que se encuentren informados sobre las repercusiones que puede llegar a generar en sus vidas el consumo temprano de sustancias.
En cuanto al consumo de sustancias, las personas más jóvenes suelen ser más vulnerables, ya que usualmente son más inconscientes de las consecuencias que se pueden generar producto del consumo temprano y desenfrenado de estas. Según Marsh (2003) estudios realizados por la Universidad de Yale, sobre esta etapa de la vida (preadolescencia), demuestran que ciertas regiones del cerebro que gobiernan el impulso y la motivación no están totalmente formadas a edades tempranas.
Existen muchos factores que hacen que un preadolescente inicie el consumo de sustancias. Aunque cada persona es distinta, los factores suelen usualmente ser los mismos: antecedentes familiares, trastornos mentales, afectaciones cognitivas, eventos traumáticos, rechazo social y, por supuesto, mala información.
Bien se sabe que el consumo de sustancias genera serias consecuencias, tales como las siguientes:
• Cambios negativos en su rendimiento escolar.
• Trastornos en la salud mental.
• Vida sexual irresponsable.
• Implicaciones negativas en la salud física.
• Conducción temeraria bajo los efectos de sustancias.
• Vandalismo.
Según Murcia (2016) los preadolescentes que desarrollan trastornos de abuso de sustancias tienden a desarrollar consecuencias a nivel personal, académico, social, familiar, a corto, mediano y largo plazo. Por lo tanto, es necesario que se actúe de forma efectiva para informar a los menores de edad sobre las consecuencias que se pueden dar por el consumo y abuso de sustancias. Se pueden crear programas de prevención para impartir en las escuelas y colegios, pero también es necesario informar y capacitar a los padres y encargados para que logren generar en red de comunicación asertiva y efectiva con esta población tan vulnerable.
El consumo de sustancias es una triste realidad, sin embargo, en muchas ocasiones es ignorada; se cree que es algo “ajeno” cuando realmente no lo es. Los jóvenes son el futuro del país y deberían crecer en ambientes sanos y libres de cualquier tipo de sustancia que afecte su vida y la de los demás. El abuso de sustancias se puede evitar mediante la información y la responsabilidad. Por lo tanto, en el campo de psicología es de suma importancia brindar acompañamiento, además de herramientas e información principalmente en áreas educativas, ya que se suele tener más contacto con estos jóvenes a los que quiere impactar de forma positiva y en el área familiar.