Por Rute Johanning Mora – Estudiante de la carrera de Odontología
Indican Moreira, Dueñas y Alfonso (2018) que “el estilo de vida es el factor más influyente en la salud humana” (p.1). El conocimiento que se tenga del estilo de vida de una persona permite diagnosticar de forma temprana diversas enfermedades y patologías que pueden afectar su estado de salud: los hábitos, las costumbres, las actividades cotidianas, lo que se come, en donde se vive, entre otros. Estos factores que constituyen el estilo de vida son determinantes para la salud de la persona.
Para Cockerham (2007), un estilo de vida saludable consiste en “un conjunto de patrones de conductas relacionados con la salud, determinado por las elecciones que hacen las personas de las opciones disponibles acordes con las oportunidades que les ofrece su propia vida” (De la Cruz y Pino, 2012, p.1). El estilo de vida de una persona se define como conductas consistentes que la persona realiza en su vida cotidiana en todos los ámbitos, y que tienen una relación directa con sus posibilidades, su condición social, su posición económica y el ambiente que lo rodea. La Agencia española de Seguridad Alimentaria (2005) considera que “una alimentación adecuada a las propias necesidades energéticas y adopción de una dieta equilibrada y variada se considera como un elemento fundamental para preservar la salud de los individuos” (p.5).
Ahora bien, la gran interrogante es cómo mantener un estilo de vida que nos proporcione una buena salud en el mundo actual en el que no existe tiempo para nada, en donde las desigualdades sociales, los ingresos de muchas familias, la carencia de una vivienda digna, entre muchos otros factores, son determinantes para que no se pueda acceder a una buena calidad de vida. Los gobiernos de los países considerados de primer mundo invierten grandes sumas de dinero en sistemas de salud que atienden las enfermedades cuando ya se han presentado en sus poblaciones, cuando deberían dirigir la mirada hacia la calidad de vida de sus ciudadanos. Muchas de las enfermedades más comunes de nuestra época tienen su origen en el estilo de vida de las personas; las comidas rápidas, la falta de una dieta balanceada, la carencia de actividad física, la falta de cuidado personal son parte de estilos de vida que no contribuyen a una buena salud. El mundo moderno sacrifica el estilo de vida saludable y lo cambia por cosas materiales, teniendo como prioridad los ingresos económicos sobre la salud de los individuos.
No es necesario invertir grandes sumas de dinero para realizar acciones en la búsqueda de una buena calidad de vida, no es necesario inscribirse en un gimnasio para hacer ejercicio, ni gastar grandes sumas de dinero en alimentación para tener una dieta balanceada, es cuestión de organizar nuestras vidas acorde con el objetivo de vivir sanamente. Cada uno de nosotros, dentro de nuestras posibilidades, debemos hacer un esfuerzo por tener hábitos y costumbres que sean consistentes con un estilo de vida saludable. Debemos tomar parte de nuestro tiempo para hacer ejercicio, procurarnos una alimentación balanceada, evitar las comidas perjudiciales para la salud, tener una buena higiene personal, además de otros factores; estos son elementos de nuestro estilo de vida que contribuirán a una buena salud.