Por Adriana Carranza Roldan – Estudiante de la carrera de Bilingual Business Administration
¿Qué define lo que nos parece atractivo? ¿Realmente tenemos control sobre lo que nos gusta o no nos gusta? La respuesta podría estar muy relacionada con un tema poco conversado: la modificación de gustos por el consumo de pornografía.
El investigador y psicólogo Jim Pfaus (2006) de la Universidad de Concordia en Montreal realizó una serie de experimentos con ratas, con el fin de entender cómo ciertos estímulos podían afectar la respuesta sexual. Los estudios de Pfaus demostraron que las ratas identificaban ciertos estímulos, como materiales y olores específicos, en los que fueron cubiertas las ratas hembra a la hora de aparearse. Posteriormente las ratas macho fueron expuestos a ratas hembra con y sin los factores estimulantes de textura y olor, y las ratas macho preferían a las ratas hembra que tenían los factores de estímulo previamente conocidos. El experimento trajo a la luz otro descubrimiento: las ratas se veían sexualmente estimuladas incluso por factores como el olor a muerte con el que fueron impregnadas las ratas hembra, el cual antes de la asociación sexual era un olor que las ratas macho rechazaban instintivamente.
Resulta que la actividad cerebral sexual de las ratas es muy similar a la humana y al resto de los mamíferos, ya que todos tenemos un centro de recompensa que indica placer ante ciertos estímulos, para asegurar que volvamos a tener esa experiencia nuevamente al construir nuevas vías nerviosas. El sistema de recompensa empieza en el área relacionada con los mecanismos básicos de supervivencia del cerebro y sube hasta el lóbulo frontal, que es uno de los lugares más relacionados con las emociones y el aprendizaje. Aunque las hormonas son las que preparan al ser vivo para la actividad sexual al darles la habilidad de excitarse, es la experiencia particular de cada ser de comportamiento y recompensa sexual que define la intensidad de respuesta del ser hacia determinados incentivos sexuales.
Es por este motivo que el consumo de pornografía altera los gustos sexuales de quienes se ven expuestos a ella. No es un secreto que en un mundo digitalizado con total acceso a contenido pornográfico las personas puedan encontrar todo tipo de contenido. De hecho, solo la página Porn Hub tuvo 33,500,000,000 visitas durante el 2018. Según las estadísticas del sitio, algunas de las categorías más buscadas incluían figuras maternas y adolescentes. (Fight the New Drug, 2019)
No sólo son esas categorías que demuestran que se están creando en gran cantidad vínculos mentales inapropiados, sino que cada vez se encuentra más contenido verdaderamente denigrante y preocupante, como violaciones grupales y violencia, ya que muchos individuos dejan de encontrarse excitados por categorías que antes eran sumamente tabú y ahora son completamente normales. Con algo tan simple con exponerse a un video de pornografía con contenido al que normalmente el espectador no se vería atraído, se empiezan a crear vínculos cerebrales que van formando el gusto de la persona.
Otro ejemplo alarmante es la violencia en contra de la mujer muchas veces presente en la pornografía. Estudios han demostrado que los hombres expuestos a este tipo de pornografía tienden a tener actitudes de agresión sexual en contra de las mujeres.
Los resultados de las diferentes investigaciones mencionadas indican que la exposición a ciertos estímulos puede alterar nuestros gustos, llevándonos a sentir atracción por cosa que antes no asociábamos como agradables o placenteras. Este descubrimiento es una invitación para cuidar lo que consumimos y normalizamos en nuestras vidas, ya que puede llegar a tener un efecto más fuerte de lo que creemos.