Las organizaciones criminales constantemente están ideando mecanismos a través de los cuales pueden potenciar su ilícito negocio. Al igual que ocurre con las mercancías lícitas, se analizan los potenciales clientes (target) y sobre la base de ello se desarrolla toda la estrategia de marketing. En virtud del desarrollo tecnológico que se ha vivido en las últimas décadas y el impacto que han generado las redes sociales, los vendedores de drogas han recurrido al ciberespacio para expandir su giro comercial ilícito y atraer a la población más joven.
La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC por sus siglas en ingles), informa que, a través del ciberespacio, los expendedores de drogas han logrado mejorar la publicidad de los productos, proporcionando información detallada de las sustancias ilegales que están vendiendo, incluyendo imágenes, referencia sobre la disponibilidad, ofertas especiales, entre otros aspectos. Esto a su vez ha permitido que, entre sus “clientes”, se desarrolle una reputación, misma que le permite atraer a más compradores. Por otro lado, la UNODC agrega que, tanto la web visible, la web oscura y la web profunda, son utilizadas por los delincuentes para desarrollar el tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias psicotrópicas, sobre el particular refieren:
“La WEB VISIBLE es la parte de Internet a la que se puede acceder fácilmente con una conexión normal a Internet y un navegador común, e incluye, por ejemplo, Google, los juegos en línea, YouTube, Wikipedia y Netflix. En la web visible se alojan numerosos sitios web, blogs, foros y mercados en los que se pueden publicitar varias drogas sintéticas. A menudo, esos mercados se hacen pasar por minoristas comunes de productos farmacéuticos y de precursores sujetos a una reglamentación estricta. La WEB PROFUNDA es la parte de Internet de acceso público que no es detectada por los buscadores como Google e incluye, por ejemplo, sitios web cifrados o no indexados, bases de datos privadas y otros tipos de contenido desvinculado, como historiales médicos, bases de datos académicas y documentos jurídicos. La INTERNET OSCURA es la parte de la World Wide Web a la que no se puede acceder con buscadores comunes como Internet Explorer, Firefox, Edge o Chrome. Funciona dentro de redes cifradas especializadas para permitir el anonimato. Igual que en la web visible, en la Internet oscura se alojan miles de páginas web, pero solo se puede acceder a ellas si se está conectado a una red oscura. La categoría de productos que más se comercializa en la Internet oscura es la de las drogas, por ejemplo, MDMA, anfetamina, metanfetamina, cannabis en todas sus formas, cocaína, opioides en todas sus formas, LSD, hongos alucinógenos, ketamina y fármacos sujetos a prescripción médica (principalmente benzodiazepinas).”
Ahora bien, aunque en la web oscura y web profunda se requiere de conocimientos un poco más técnicos para tener acceso, la principal preocupación debe radicar en la web visible, misma que es de fácil y común acceso, y que es en donde se encuentran las redes sociales como Facebook, Instagram, TikTok, X, entre otros, además de plataformas de juegos en líneas. Es precisamente a través de dichos medios que los vendedores captan a sus clientes, y luego los redirigen a otras para chatear y concretar la negociación ilícita. Esas plataformas para mantener comunicaciones más personales suelen ser WhatsApp, Telegram, Signal y Snapchat, y en donde es común que se utilice lenguaje cifrado, siendo lo más común la utilización de emojis. Con esto, el delincuente procura proteger su identidad, pues normalmente utiliza un pseudónimo, así como resguardar el mensaje. Aunado a ello, la entrega de la droga, usualmente se realiza a través de alguna aplicación como Uber Eats, Pedidos Ya o Rappi, sin que precisamente el mensajero conozca del producto ilegal que está haciendo entrega. Con todo esto, el traficante busca eludir la acción que pueda desarrollar en su contra las fuerzas del orden, y así procurar su impunidad.
Teniendo conocimiento de lo antes mencionado, la Agencia Antidrogas (DEA por sus siglas en inglés), emitió un documento en donde informa a la población en general los emoticones que son utilizados para referirse a las drogas en las redes sociales. Así las cosas, cuando el expendedor de drogas quiere publicitar su producto, recurre a las imágenes del signo de dólar, una corona y un enchufe eléctrico macho. Cuando la sustancia psicotrópica es de alta potencia, se utilizan emojis de cohete, bomba y explosión. El símbolo universal para referirse al tráfico de drogas es precisamente la hoja de maple. Por último, cuando se dispone de una gran cantidad de estupefacientes, usan la imagen de una galleta.
En lo que respecta al lenguaje cifrado de las drogas, los emoticones que hacen referencia a la metanfetamina comúnmente son una bola de cristal, un corazón azul, un diamante o un tubo de ensayo. En la heroína se utilizan las imágenes de un corazón café y un dragón. Para la cocaína se recurren a aquellos emojis relacionados con la nieve, así como un diamante, una bola de billar con el número 8, una llave, la carita con la lengua afuera y una ballena. En el caso del éxtasis o MDMA se utilizan figuras de un corazón rojo, un rayo, una equis roja, una píldora, o un confite. Para la marihuana se recurre a emoticones de brócoli, del fuego, de palmera, de pino, la carita con la boca abierta y el trébol.
Es importante referir que, si bien algunas de estas redes sociales han restringido el uso combinado de estos emoticones para prevenir la comercialización de drogas, lo cierto es que, hecha la ley, hecha la trampa, y para burlar estos algoritmos las organizaciones criminales ahora han recurrido a otras formas para comunicarse, entre ellas el lenguaje en señas y vídeos con imágenes como las antes referidas.
Quedando claro que el ciberespacio es el nuevo mercado para la comercialización de drogas, es de gran relevancia que la población en general, y en especial los padres de familia y cuidadores, conozcan los códigos utilizados por los grupos criminales para el desarrollo de su actividad delictiva, para prevenir que la población más joven de nuestro país tenga acceso a este tipo de sustancias a través de estos medios. Adicionalmente, las instituciones del Estado y sus representantes, debemos tomar acciones para atender los desafíos que nos presenta este fenómeno y que afecta la seguridad y la salud pública.
En concreto, hay que robustecer la plataforma tecnológica de los cuerpos policiales especializados, a fin de que puedan monitorear de manera proactiva las actividades sospechosas que se generan en el ciberespacio. Además, hay que recurrir a la cooperación internacional para rastrear y detener el tráfico de drogas en línea. También, deben implementarse campañas de información y prevención en donde se ponga sobre la palestra esta modalidad de venta de drogas.
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