Hace unos días la UCR compartió un artículo sobre la crisis de la resistencia antimicrobiana que está amenazando a Costa Rica y francamente, al mundo entero. Me causa gran preocupación, creo que se debe hablar más de este tema pues muchos lo desconocen o desconocen su seriedad. Así que aquí me encuentro con la intención de divulgar el mensaje de la UCR. Espero que al terminar esta lectura ustedes queden con más claridad de lo que significa esta crisis en términos biológicos y que se preparen con herramientas para ayudar a desacelerar lo que nos espera en el 2050 (descrito en el artículo mencionado).

Actualmente estamos enfrentado múltiples crisis de salud pública a nivel mundial, sin embargo esta es una de las top 10. El término resistencia antimicrobiana se refiere a diferentes clases de organismos infecciosos que adquieren resistencia a los fármacos que se utilizan regularmente para tratar las infecciones subyacentes. Es un término amplio que incluye resistencia a infecciones que pueden ser provocadas por bacterias, hongos, virus, etc. Por lo tanto hoy me voy a enfocar en la resistencia a los antibióticos en específico que tratan infecciones bacterianas.

Es muy importante dejar claro que los antibióticos son sustancias antimicrobianas cuyo propósito es destruir o retardar el crecimiento de células bacterianas. Por lo tanto se deben utilizar solamente para tratar infecciones bacterianas como la neumonía bacteriana; algunas infecciones del tracto urinario; algunas enfermedades de transmisión sexual; tuberculosis; etc. Debemos tener muy claro que no funcionan contra infecciones virales. Su descubrimiento inicial en los 1920s por Alexander Fleming fue un momento de serendipia con repercusiones extraordinarias. Vivimos en un mundo lleno de microbios de todo tipo desde bacterias, hasta hongos, virus, arqueas, protistas y parásitos… Todos los mencionados interactúan compartiendo hábitats y entornos como lagos, ríos, tierra, océanos incluyendo también nuestro cuerpo. Por lo tanto, a través de millones de años de evolución han aprendido a coexistir, atacarse, protegerse y competir por su sobrevivencia. Considerando esto no es nada raro que un hongo produzca químicos especiales para combatir y destruir a una especie de bacteria que habita en su mismo nicho. Igualmente no es nada raro que esta bacteria entonces evolucione y pueda producir un contraataque y protegerse de dicha sustancia y que luego le comparta esta habilidad a sus bacterias hermanas. Esto es en resumen la carrera armamentista microbiana, lo cual es normal y es parte de la evolución microbiana. De hecho, el conocimiento de estas interacciones fue lo que impulsó el descubrimiento de los antibióticos. El problema es que esta evolución bacteriana es sumamente rápida y la tecnología actual no permite mantener el mismo ritmo.

Un estudio publicado en el año 2022 , que incluyó datos de 204 países, mostró que en el año 2019 se registraron 4.95 millones de muertes asociadas a la resistencia antimicrobiana. Y desafortunadamente, el número de afectados aumenta con cada año que pasa. ¿Qué significa esto? Pues cuando se consumen antibióticos para prevenir o curar una infección bacteriana, se incrementa la presión ambiental sobre la población de estas bacterias, lo cual aumenta la variación genética en ellas para poder sobrevivir. Las bacterias que logran variar su ADN de manera que puedan evadir el antibiótico, son las que van a dominar y seguir existiendo. Esto define la resistencia antimicrobiana. No es nuestro cuerpo el que crea resistencia, sino las bacterias que estamos tratando de eliminar.

El descubrimiento de los antibióticos nos creó un concepto de falsa seguridad con respecto a las infecciones y esto nos llevó a utilizar antibióticos indebida y desproporcionadamente. La realidad es que desde los 1950s se empezaron a ver los primeros casos de resistencia a los antimicrobianos, esta crisis por lo tanto, no es nueva. El uso indebido de los antibióticos es mayormente lo que nos tiene en esta situación. Las bacterias evolucionan muy rápido especialmente si tienen una presión ambiental como lo es el antibiótico. El resultado de esto es que ahora circulan bacterias muy fuertes, conocidas como superbugs, que logran evadir eficientemente los efectos de varios (sino todos) de los antibióticos disponibles. Esto es un problema complejo y alarmante. Tal vez piensen ¿por qué no solo descubren más o crean más antibióticos? El costo de producir nuevos medicamentos para consumo médico es extremademente alto, y el proceso extenso. Por lo que la evolución bacteriana ganó con ventaja cada vez; simplemente resultando en un mal negocio para las compañías involucradas. Esto causó que la responsabilidad cayera en los hombros de las organizaciones sin fines de lucro. Adicionalmente muchos de los medicamentos nuevos no superan la eficacia de los anteriores, no es tan fácil descubrir o crear nuevos medicamentos eficaces.

¡Pero si hay esperanza! Existen algunas terapias alternativas que tienen potencial. ¿Han escuchado de la fagoterapia? El termino fagoterapia, implica el uso de fagos —viruses específicos de bacterias— para tratar infecciones bacterianas y está ganando popularidad en el mundo científico y médico. Más adelante les contaré más de esto, pero por el momento se me acorta la página…

¿Entonces mientras tanto qué podemos hacer? Primero, evitar el uso de los antibióticos cuando no son necesarios. No se automediquen con antibióticos, déjemosle ese trabajo a los médicos especialistas. Personalmente he sido víctima del mal praxis con respecto a los antibióticos, me han recetado estos en dos ocasiones donde realmente no los necesitaba. Por eso, también es importante cuestionar la prescripción y entender su objetivo para evitar errores. Segundo, si les recetan antibióticos adecuadamente, cumplan con la duración completa del tratamiento. Terminar a medio camino incentiva la proliferación de aquellas bacterias que pueden sobrevivir el antibiótico (piensen en el efecto Darwin). ¡Y tercero, cuídense! Si tienen una herida o cortada, desinféctense bien inmediatamente. Es importante matener la higiene en actividades propensas a infecciones para evitar estar en una posición donde lleguen a necesitar este medicamento en primer lugar.

Espero que con esto estén mejor equipados y más informados para tomar mejores decisiones que nos ayuden a desacelerar la propagación de los superbugs y podamos darles más tiempo a los científicos para buscar soluciones alternas.

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