Por Emmanuel Naranjo Blanco - Estudiante de la carrera de Ingeniería Biomédica

Actualmente, estamos viviendo en una era cuya evolución tecnológica y científica está en su mayor auge. No cabe duda de que cada día hay nuevos descubrimientos, y el área de la biotecnología es una rama de conocimiento muy destacada. El desarrollo de la biología molecular y de la ingeniería genética, ha generado nuevas estrategias y técnicas que han favorecido tanto el cultivo como la creación de nuevos alimentos. Muchos científicos se inclinan por el uso de los alimentos transgénicos como una táctica para solucionar problemas, al tiempo que plantean que estos serán más aceptados conforme pasa el tiempo. Otros se oponen a estos debido a que el uso de estos productos puede causar efectos negativos en la salud; lo cual ha planteado la siguiente pregunta: ¿existe algún peligro o cuidado en los alimentos transgénicos?

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define los alimentos modificados genéticamente como “alimentos derivados de organismos cuyo material genético (ADN) ha sido modificado de una manera que no ocurre naturalmente” (WHO, 2019, p. ¿?). Es decir, se manipulan organismos en el laboratorio, con el objetivo de brindarle mejores beneficios al consumidor, en términos de alimentación. Desde su aparición en el mercado a mediados de los años noventa, hubo una reacción pública ante estos organismos que desató fuertes divisiones políticas, económicas y científicas, debido a la incertidumbre provocada por un área desconocida y en crecimiento, la cual plantea múltiples aristas, siendo una de las más importantes el temor a efectos deletéreos en la salud de la humanidad.

A pesar de lo anterior, muchos países han optado por el uso de alimentos transgénicos como una posible solución a situaciones que cada día son más acentuadas, entre ellas, la necesidad de producir más provisiones debido a la gran demanda ante el crecimiento de la población. Por esto, se pretende que dichos alimentos sean más duraderos; resistentes a condiciones adversas, como herbicidas o enfermedades causadas por virus, bacterias e insectos; más baratos; y que sean más eficientes en términos de producción (WHO, 2019).
Por otra parte, muchos especialistas creen que la biotecnología viene a sumar en la industria alimentaria, debido a que los organismos genéticamente modificados (OGM) pueden contribuir a la lucha contra el hambre y la desnutrición (TEC, 2016), flagelos que afectan a una buena parte de la población mundial. Además, la OMS ha indicado que existen protocolos estrictos para evaluar la seguridad de todos los alimentos modificados genéticamente, y que los productos comercializados han demostrado que no son más tóxicos ni nocivos para la salud que su equivalente orgánico (WHO, 2019).

Sin embargo, a pesar de los beneficios antes mencionados, la controversia y negatividad con respecto a su uso no se ha hecho esperar. Se considera que todavía no se han contemplado muchos riesgos para la salud, provocados por estos alimentos modificados. Al respecto, se cuenta con reporte de casos de personas que han presentado manifestaciones alérgicas y signos de toxicidad posterior a la ingesta de este tipo de alimentos, aunado a que hay propaganda engañosa cuando se promueve la experimentación en este tema (Araya, 2018). Además, según el Instituto Tecnológico de Costa Rica (2016), la oposición argumenta que los OGM podrían causar alteraciones genéticas y del equilibrio natural del cuerpo humano.

No cabe duda de que el uso de la biotecnología como herramienta para mejorar alimentos genéticamente ha dado de qué hablar y ha polarizado los grupos entre aquellos que la apoyan y quienes la desmitifican. Está claro que el estudio de los alimentos transgénicos presenta una posible solución para una problemática mundial en términos de nutrición, de abastecimiento y de producción. Aunque todavía hay aspectos por investigar y comprender mejor para disminuir su riesgo, tarde o temprano la evolución agrícola y tecnológica desafiará los mecanismos típicos de forma tal que su uso será cada vez más aceptado (TEC, 2016).

MOXIE es el Canal de ULACIT (www.ulacit.ac.cr), producido por y para los estudiantes universitarios, en alianza con el medio periodístico independiente Delfino.cr, con el propósito de brindarles un espacio para generar y difundir sus ideas.  Se llama Moxie - que en inglés urbano significa tener la capacidad de enfrentar las dificultades con inteligencia, audacia y valentía - en honor a nuestros alumnos, cuyo “moxie” los caracteriza.

Referencias bibliográficas:
  • Araya, J. (2018). Transgénicos en Costa Rica: un debate postergado. Semanario Universidad. https://semanariouniversidad.com/pais/transgenicos-en-costa-rica-un-debate-postergado/
  • Tecnológico de Costa Rica. (2016). Organismos Genéticamente Modificados. Revista Pensis, 1(4), 7-33.
  • World Health Organization, WHO. (2019). Food, Genetically Modified. https://www.who.int/health-topics/food-genetically-modified#tab=tab_1