Por Ivannia Araya Chavarría - Estudiante de la carrera de Odontología
¿Cómo se sentiría usted si en un restaurante le sirvieran un “plast-cado” frito en lugar de un pescado frito? Su respuesta sería “¡Ofendido¡”. Pues tiene toda la razón! Ya que se está tratando de engañar al consumidor con un pedazo de plástico en lugar de un buen trozo de proteína que aporte nutrientes a su cuerpo. La fauna marina, por el contrario, no tiene la posibilidad de rechazar tal propuesta. Una gran cantidad de desechos plásticos que se producen en el mundo llegan a ocupar los mares, apoderándose de su majestuosidad y color azul característico. Sumado a ello, se generan grandes alteraciones en los ciclos de vida de toda la fauna marina, incluyendo aves costeras. Encontrar una solución inmediata a este problema sería la ruta para continuar con un estilo de vida práctico y saludable para el ser humano, sin lastimar con ello al planeta.
Debido al estilo de vida actual, las personas han optado por elegir productos plásticos que faciliten sus actividades diarias, lo cual ha incrementado el uso y la producción de este material a nivel mundial, principalmente en países como China y Estados Unidos, que se llevan el primer lugar como mayor productor de plástico y como país que genera más basura plástica. Cabe mencionar que, en el 2016, Estados Unidos produjo alrededor de 46 millones de toneladas métricas de basura, de las cuales menos del 10 % fueron recicladas (Parker, 2020). La otra parte termina en el océano, sumado a los desechos producidos por los naufragios y desastres naturales. Varias investigaciones han evidenciado que esta basura ha logrado asentarse en los lugares más remotos y profundos, donde no logra llegar ni la luz (Streeter, 2016, 00:24:25 – 00:25:16).
Además, las inclemencias del tiempo hacen que estos plásticos se dividan en pequeñas partículas (microplásticos), lo cual da una la sensación de que el problema desapareció, pero lo que se revela es algo aún más insidioso.
Por consiguiente, los microplásticos se vuelven sustratos para agentes patógenos. Leeson (2016) menciona que estos proliferan como “pastillas infecciosas” (00:27:43 – 00:28:55) que luego se convierten en parte de la dieta de los animales del océano y las aves costeras Como bien lo explica la Dra. Jennifer Lavers; (bióloga de aves) las partículas que se encuentran flotando en el mar son confundidas con alimento y al cabo de un tiempo estas obstruyen el sistema digestivo de las aves ocasionándoles la muerte (00:42:40 - 00:48:43). Igualmente, esta problemática se ha observado en peces, ballenas, tortugas y otros animales que, además de alimentarse del plástico, se ven atrapados en él. En consecuencia, no solo la fauna marina está directamente afectada en la alimentación y la salud, sino toda la cadena trófica. Como bien se sabe, la alimentación del ser humano incluye mariscos tales como peces, moluscos y crustáceos que podrían verse afectados por esta situación y traspasar esa dieta plástica a las personas. Se podría asumir que las partículas liberan sustancias tóxicas que son perjudiciales para el organismo y están contenidas en las proteínas animales consumidas por el hombre. (Monteleone, 2016, 00:31:22 – 00:32:30). Además, si se le suman las bacterias que se adhieren a los microplásticos, el ser humano estaría recibiendo un alimento no solo poco nutritivo, sino altamente peligroso para su salud.
Un punto de vista opuesto dice que el plástico es un material muy necesario para las labores cotidianas, que permite mantener controles asépticos tanto en la conservación de alimentos como en procedimientos de medicina y salud, por ejemplo. Es un gran aliado para la vida práctica y acelerada del individuo; por tal motivo, expertos aseguran que no existe un mejor material, hasta hoy, que sustituya al plástico como método de barrera de protección y correcto manejo de los desechos biopeligrosos (Marín, 2021). Esto recientemente se ha comprobado en la lucha para contener la COVID-19 mediante el uso de dispositivos como guantes, mascarillas, batas, jeringas y bolsas de desecho, entre otros, ya que aportan características como impermeabilidad, durabilidad y resistencia a altas temperaturas. También, otra de las ventajas de este material es la seguridad que brindan los dispositivos como cinturones y bolsas de aire de los automóviles (Asociación Española de Transformadores de plástico, ANAIP, 2020). Ahora bien, el requerimiento de este material en la vida cotidiana denota su valor y su alta demanda en la sociedad. Pero, el problema no radica en la sobreproducción únicamente, sino también en el manejo inadecuado que hasta hoy se ha dado a estos desechos.
Finalmente, el impacto de los plásticos en el medio ambiente desencadena una serie de resultados devastadores tanto para la vida marina como para la vida humana, a pesar de ser uno de los inventos más importantes y necesarios para la cotidianidad del individuo y para el aseguramiento de la salud pública. La responsabilidad por estos desechos recae en todas las personas que se benefician a diario con el uso del plástico y que por consiguiente se debe culturizar la idea de que saber usarlo es también saber desecharlo. La presión antrópica está dejando una huella negativa en el planeta y es tiempo de tomar medidas para cambiar lo malo por lo bueno. No sería posible retirar toda la basura plástica de los océanos, pero sí se puede dejar de incrementar su porcentaje en él (deGruy, 2016). Esto es posible mediante técnicas de reciclaje más efectivas, iniciando desde los hogares, reutilizando los recipientes en otros fines, reduciendo el consumo de los productos que utilizan innecesariamente el plástico y rechazando a toda costa el empaque con estos productos. Seguidamente, a través de medidas mayores apoyadas por gobiernos e instituciones que tienen conciencia del problema y de la llamada a la acción para el cambio se podría esperar un futuro en el que la industria desarrolle plástico menos perjudicial para el medio ambiente. En tanto, cada día las personas contribuyen de una u otra manera a incrementar un problema de salud, entonces es el momento de dejar de hacerlo. ¡El planeta lo necesita con urgencia!, y el ser humano a él.
MOXIE es el Canal de ULACIT (www.ulacit.ac.cr), producido por y para los estudiantes universitarios, en alianza con el medio periodístico independiente Delfino.cr, con el propósito de brindarles un espacio para generar y difundir sus ideas. Se llama Moxie - que en inglés urbano significa tener la capacidad de enfrentar las dificultades con inteligencia, audacia y valentía - en honor a nuestros alumnos, cuyo “moxie” los caracteriza.
Referencias bibliográficas:
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ANAIP. (2020). No culpes al plástico. Netflix. https://www.youtube.com/watch?v=oDG49zc8Lwc
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deGruy, M. (2016). A Plastic Ocean.Netflix. https://www.netflix.com/watch/80164032?trackId=14277281&tctx=-97%2C-97%2C%2C%2C%2C
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Lavers, J. (2016). A Plastic Ocean. Netflix. https://www.netflix.com/watch/80164032?trackId=14277281&tctx=-97%2C-97%2C%2C%2C%2C
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Leeson, G. (2016). A Plastic Ocean. Netflix. https://www.netflix.com/watch/80164032?trackId=14277281&tctx=-97%2C-97%2C%2C%2C%2C
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Marín, A. (2021). El plástico ha sido indispensable para la atención de la pandemia, dicen expertos. https://www.teletica.com/nacional/el-plastico-ha-sido-indispensable-para-la-atencion-de-la-pandemia-dicen-expertos_295115
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Monteleone, B. (2016). A Plastic Ocean.Netflix. https://www.netflix.com/watch/80164032?trackId=14277281&tctx=-97%2C-97%2C%2C%2C%2C
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Parker, L. (2020). Nuevo informe posiciona a Estados Unidos como la nación que mayor basura plástica genera. https://www.nationalgeographicla.com/medio-ambiente/2020/11/informe-estados-unidos-basura-plastica
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Streeter, T. (2016). A Plastic Ocean.Netflix. https://www.netflix.com/watch/80164032?trackId=14277281&tctx=-97%2C-97%2C%2C%2C%2C