Existe un tema que pone en riesgo a la población costarricense de todas las edades y que se encuentra latente en nuestro sistema alimentario: el uso de agroquímicos y su consumo directo o indirecto.

Los agroquímicos son sustancias o mezclas de sustancias, tanto naturales como sintéticas, que se utilizan para prevenir, eliminar o reducir adversidades en los cultivos, como plagas, enfermedades o malezas; con el fin de mejorar el rendimiento de los cultivos. Los plaguicidas, una categoría de agroquímicos, son sustancias o mezclas destinadas a prevenir, destruir o controlar cualquier tipo de plaga, incluyendo vectores de enfermedades humanas o animales, y especies no deseadas de plantas o animales que causen daño.

Agroquímicos: clasificando su peligro

El riesgo latente se encuentra en los efectos a corto y largo en plazo en la salud humana, así como los impactos ambientales que está generando, tanto en la pérdida de biodiversidad como en la contaminación de fuentes de agua de consumo humano.

Desde el punto de vista de salud pública, los efectos a corto plazo son daño en hígado, riñones, pulmones, sistema nervioso, inmunológico, dermatitis y tracto gastrointestinal. Los efectos a largo plazo comprenden daño en piel, ojos, sistema cardiovascular, endocrino. También existen estudios científicos que los relacionan con diferentes tipos de cáncer, principalmente leucemias, linfomas, pulmón, tiroides, mama, cerebro, próstata, entre otros. Además, estudios científicos han estudiado la relación con otros problemas de salud como Parkinson, infertilidad y abortos espontáneos, ansiedad, diabetes, entre otros.

Respecto al daño ambiental, se encuentra la contaminación del agua de consumo humano y de uso silvestre por la infiltración en los suelos, provocando problemas de salud y daños a los ecosistemas. Además, se reduce la biodiversidad en agroecosistemas, genera toxicidad a la vida silvestre y organismos polinizadores esenciales para la seguridad alimentaria, como el caso de las abejas. También se da pérdida del suelo y erosión, contaminación del aire y desplazamiento de cultivos tradicionales.

La situación de alarma en Costa Rica

En nuestro país, hubo una disminución de los servicios de extensión agrícola de MAG alrededor de los años 90, y en su lugar, las mismas casas comerciales de agroquímicos empezaron a desarrollar este servicio para los agricultores, lo cual provocó gran dependencia de los agroquímicos para sus labores de producción.

En Costa Rica, el Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo ha recopilado datos alarmantes que dan luz roja sobre la magnitud de este problema. De acuerdo con investigaciones recientes, 20 de los 22 plaguicidas más peligrosos del mundo se encuentran en nuestro país. Además, se utiliza un promedio de 34 kilogramos de plaguicidas por hectárea en la producción agrícola de Costa Rica, una cantidad que supera a la de los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Incluso se supera significativamente la cantidad de agroquímicos utilizados en comparación con otros países latinoamericanos con condiciones agrícolas similares, como Colombia, Ecuador y Guatemala.

Una estadística especialmente preocupante es que las personas productoras en Costa Rica están expuestas a 74 kilogramos de agroquímicos al año. Este alto nivel de exposición tiene implicaciones graves para su salud y, en última instancia, para la de toda la población.

Entre los agroquímicos más utilizados en Costa Rica y clasificados como de alto riesgo para la salud según la OMS se identifican: mancozeb, glifosato, clorotalonil, etopofros y diazinón.  Por ejemplo, el Servicio Fitosanitario del Estado (SFE) ha encontrado que los Etoprofos, terbufos y fenamifos quedan como residuos en productos vegetales frescos de consumo humano. Sobre el Glifosato, diazinón y clorotalonil, estos se han catalogado como posibles cancerígenos para el ser humano por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer.

Las noticias más recientes alertan sobre el uso excesivo del clorotalonil que ha contaminado fuentes de agua en Cipreses de Oreamuno, dejando comunidades dependientes de cisternas para el consumo de agua debido a que ya no es segura el agua proveniente de la naciente. Además, son constantes los problemas de salud en esta comunidad y se han presentado casos de cáncer recurrentes. Por otro lado, el clorotalonil se ha encontrado hasta 8 veces por arriba de lo permitido en cargamento de melón de exportación, razón por la cual han sido rechazados en algunos países de la Unión Europea.

Sin embargo, la historia del uso excesivo de agroquímicos en este país data de los cultivos de banano y piña, predominando en Limón y la zona norte del país. Sin embargo, hoy en día se reconoce la provincia de Cartago con un potencial peligroso por ser la que provee el 85% de las hortalizas que consume el país.

Agricultura segura y sostenible: el camino hacia la seguridad alimentaria y nutricional

Se ha descubierto que al menos 4 de los alimentos de mayor consumo en Costa Rica contienen concentraciones altas de plaguicidas. Estos datos plantean interrogantes sobre la seguridad de la comida que llega a nuestras mesas y las potenciales consecuencias para nuestra salud.

Es fundamental que las autoridades y los actores involucrados en la agricultura en Costa Rica tomen medidas para reducir la dependencia de agroquímicos peligrosos y promuevan prácticas agrícolas más seguras y sostenibles. La protección de la salud de la población y la preservación del medio ambiente deben ser prioridades indiscutibles y dependen de instancias como el MAG.

La petitoria es clara para la mejora de la salud pública y la seguridad alimentaria y nutricional, entre éstas se encuentran (i) Que se declare la prohibición del clorotalonil (en cumplimiento a la sentencia actual que declaró la sala cuarta ante el MAG, por el caso de Cipreses de Oreamuno). (ii) Se necesita legislación que permita disminuir de la dependencia de agroquímicos, actualización del catálogo de uso de moléculas en el país así en como un plan estratégico de asistencia técnica en producción sostenible para las personas productora, sobre todo en la agricultura familiar.

La sociedad costarricense tiene derecho a una alimentación segura y libre de sustancias nocivas. El riesgo silencioso de los agroquímicos en nuestra comida no puede ser ignorado. La exposición constante a estas sustancias a través de la alimentación y la contaminación ambiental representa un riesgo significativo para la salud pública. Por lo cual, Costa Rica, al igual que muchos otros países, necesita tomar medidas urgentes para abordar esta amenaza a la salud humana, ambiental y el bienestar de su población.

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