Por Joel Andrés Barrantes Rodríguez - Estudiante de Publicidad con Énfasis en Producción Multimedia
Con el fin de la Segunda Guerra Mundial en 1945, el mundo creyó que tendría un nuevo periodo de paz; sin embargo, tan solo dos años más tarde, se vio envuelto en una posición de incertidumbre y una posible guerra, se encontraba en un estado de alerta y los ojos de cada país se encontraban en las dos mayores potencias mundiales de la época, Estados Unidos y la Unión Soviética en lo que se conoció como la Guerra Fría. Este periodo terminó con la caída del muro de Berlín y de la Unión Soviética en 1991, pero con el surgimiento de nuevas potencias mundiales como China y rumores de tensiones en aumento entre EE. UU. y lo que hoy es Rusia, cabe la pregunta ¿existe un nuevo periodo de guerra en el horizonte o solo se está reanudando lo que se puso en pausa?
La Guerra Fría protagonizó distintos eventos, como el esfuerzo de cada país por demostrar que poseían el poder para acabar con el otro, una carrera armamentista y espacial, conflictos con Corea y la Crisis de los Misiles en Cuba son algunas de las situaciones que afectaron a las potencias y los países de cada hemisferio. En 1987 se firmó el “INF Treaty”, el cual requería que tanto EE. UU. como la URSS eliminaran y renunciaran a todo armamento nuclear que superará el rango de 500 a 5.500 kilómetros (Kimbal y Reif, 2019). Sin embargo, durante los años Estados Unidos acusó a Rusia de violar el tratado y Rusia negó dichas acusaciones, en el 2019 Estados Unidos decidió dejar el tratado y Rusia eventualmente lo hizo también, dando una nueva etapa a la carrera armamentista y afectando la seguridad de Europa en donde el armamento podría ser desplegado. (Oğuz y Erol, 2021).
En el caso del continente asiático y la tercera superpotencia mundial que es China, Jeet Heer (2021) menciona que por lo general se cree que su relación con Estados Unidos se caracteriza por incluir traición. Estados Unidos ayudó a China a crecer y luego esta lo traicionó, creció por sí sola y ahora es una amenaza o monstruo con el que Estados Unidos debe lidiar. Sin embargo, Heer destaca que a pesar de que este no es el caso, ciertos representantes demócratas usan esta historia para crear distorsión, y sugiere que se debería crear una imagen más realista de China que ayude a mantener la puerta abierta para una democracia estadounidense externa basada en los hechos y no en la creación de nuevos antagonistas de una “posible guerra”. (Heer, 2021)
Recientemente se han publicado reportes de ejercicios militares realizados por ambos frentes que incluyeron armamento nuclear, simulacros de bombardeos fueron llamados “demostraciones de democracia”, pero algunos de ellos ocurrieron a menos de 800 kilómetros de Moscú, incluso miembros de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) participaron en ejercicios anti-Rusia para demostrar que estaban atentos y que poseen las capacidades de actuar rápidamente en caso de emergencia (Arkin, 2020). Debido a los avances de vigilancia cerca de sus fronteras, Rusia respondió desplegando sus propios vehículos y armamento, dos aviones incluso llegaron a interceptarse, pero no ha existido ningún enfrentamiento directo hasta la fecha.
Estas evidencias demuestran que si bien se creía que la Guerra Fría había terminado, ambos lados del conflicto no han parado de avanzar para actuar en el peor de los casos. La creencia de que una nueva Guerra Fría está en marcha puede sonar atractiva tanto para aquellos que colocan a Rusia en el papel del villano y una amenaza para los que consideran que simplemente está jugando un papel defensivo (Straughn et al., 2019). Con el poder e influencia que poseen las potencias y su interés por expandir sus relaciones internacionales ayudando incluso en algunos conflictos externos, el mundo queda en espera y observa atentamente cómo se desarrolla la historia siendo escrita. ¿Se reanudará una situación del pasado o vendrá algo completamente nuevo?