Por Verónica Castro – Estudiante de la Escuela de Estudios Generales
El embarazo es una etapa en la vida que viene acompañada de cambios fisiológicos, patológicos y psicológicos. Durante este periodo, las gestantes en su mayoría están pendientes de las citas rutinarias con el o la obstetra, las preparaciones para el recibimiento del infante y los cuidados que deben tener con su cuerpo y su dieta alimenticia. Sin embargo, muchas se olvidan de la importancia de los efectos que estos cambios pueden provocar en la cavidad oral.
Una de las alteraciones que suceden durante esta fase son los aumentos de niveles hormonales, entre ellos, los estrógenos y progesteronas que están asociados a enfermedades periodontales (de la encía) y la gonadotropina que está relacionada a las náuseas y vómitos, por lo que la acidez del reflujo gástrico y vómito pueden provocar erosión en los dientes (desgaste del tejido dental duro). A causa de los cambios hormonales que producen las náuseas, muchas mujeres omiten el cepillado dental y las citas odontólogo, ya que esto les agrava las náuseas. Sin embargo, la deficiencia en las medidas de higiene oral afectará y agudizará las afecciones que se presenten en la cavidad oral (Bouza Vera et al., 2016).
Uno de los padecimientos en la cavidad oral son las enfermedades periodontales, las cuales tienen una alta prevalencia durante el embarazo. La conocida “gingivitis del embarazo” se produce por la interacción entre un agente irritante local, como la placa bacteriana, que la mujer gestante ya presentaba y el periodonto (encía) que resulta en este periodo como un tejido diana (parte del cuerpo en el que reacciona ante un estímulo de manera negativa) en el que actúan las hormonas asociadas al embarazo y esto produce que la patología se desarrolle (Ruiz Candina, Herrera Batista y Padrón Fonte, 2018). Muchas personas suelen pensar que el embarazo es el culpable de que se caigan los dientes; sin embargo, por lo comentado recién se puede discernir que el embarazo en sí no va a producir esta lesión, sino que va a agravar algo que ya estaba presente antes de este periodo solo que se encontraba de manera leve (Blanco Carrión, 2005).
La importancia de la higiene oral radica en que es un factor de prevención y protección para la mujer gestante, ya que existen estudios que indican que un creciente cuidado de la higiene bucal, dieta adecuada y visitas periódicas al odontólogo contribuyen a disminuir o controlar las afecciones bucales que pueden producirse (Bouza Vera et al., 2016). Un claro ejemplo es la acidez que se produce durante este periodo y la disminución del nivel de pH salival (entre más bajo es más ácido y malo para la cavidad oral), lo que provoca una posible erosión dental y, al agregarle una dieta desbalanceada, produce un ambiente óptimo para la creación de caries dental. Sin embargo, tener buenas prácticas de higiene oral va a ayudar a estabilizar el pH y a eliminar las bacterias que atraen los alimentos ricos en azúcar.
Se puede concluir que el embarazo no va a ser el factor que produzca enfermedades o afecciones en la cavidad oral, como se solía cree, sin embargo, será un factor que, debido a los cambios hormonales que este trae consigo, agudizará los irritantes presentes desde antes de este periodo. Por esa razón, es necesario concientizar sobre la importancia de tener buenas prácticas de higiene oral, y realizar visitas periódicas al odontólogo como medidas de prevención, protección, disminución y control de los padecimientos en cavidad oral durante la gestación.