Si el lector o lectora votó por el presidente Rodrigo Chaves, eso a todas luces está bien: es su derecho y fue su decisión; la cual por supuesto suponía que era la mejor para el país. Todo bien. Valga añadir que la otra opción era, por decir lo menos, muy pero muy poco atractiva. De manera tal que dejemos esa parte zanjada de una vez por todas: como cantaba José José, “lo que no fue, no será” y lo cierto del caso es que Rodrigo Chaves Robles es el presidente de la república y debe por ello responder de sus actos y los de su Gobierno. Cobijarse en inauditos disimulos como “imagínese lo que hubiera hecho Chema” o “acuérdese del PAC” no sirve para absolutamente nada. De nuevo, el presidente es Chaves y por ello debe responder por lo que hace: lo que no fue, no es ni será. Se trata de lo que es.

Pues bueno, he estado dando chance a este Gobierno por un año, tal como lo solicitó el presidente, para que muestre los resultados de su gestión. En un comentario anterior me referí a ese enfoque de resultados, diríase cuasi-transaccional de su gestión. Hoy voy a hablar de algo… de algo más. Escuché con indignación (iba a escribir “con asombro”, pero ya no aplica tal cosa) la denuncia que ha planteado la periodista Vilma Ibarra, conductora del programa Hablando Claro, en la cual señala:

El presidente de la República me acusó, sin atreverse a decir mi nombre, de haber recibido nada más y nada menos que $732.000 para hacerle propaganda a la construcción de una carretera, una mentira como otras que se le achacan hoy a personas e instituciones decentes que cumplen su deber y hacen sus tareas”.

Valga añadir que no existe prueba alguna de tal cosa. Quiero subrayar lo anterior: no hemos visto hay ninguna prueba de lo anterior. Ninguna. Cero. Como dijo Ibarra, es que ahora parece que lo normal es tirar la piedra y luego esconder la mano; revirtiendo la carga de la prueba a la parte acusada. Esta es para mí la gota que derrama el vaso. Acaba de salir a la luz pública como fue desestimado el supuesto mega-caso de corrupción contra el empresario Leonel Baruch (dueño del medio CRHoy). Anteriormente habían atacado al Grupo Nación intentando cerrar Parque Viva. Y la lista sigue y sigue, incluyendo otros medios de comunicación, al Poder Judicial (dice Chaves que quiere sacar al OIJ, a la Fiscalía y otros departamentos de ahí), a la Asamblea Legislativa (desde ataques personales a diputadas hasta improperios), a la Caja Costarricense del Seguro Social (destituyendo a Álvaro Ramos, a quien Chaves mismo designó, junto con otros muchos gerentes).

Súmense los reproches a la Organización Reporteros Sin Fronteras, pleitos con la Contraloría, con la Fiscalía General de la República, etc.  No solo eso, ha coqueteado con la idea de un “Estado de Excepción” y con una “Asamblea Constituyente”. La cereza del pastel es el coro de troles y bots desinformando y atacando desde Vietnam y otros países: una eterna campaña electoral en pro del gobierno. No me tiene que creer: simplemente investigue un poco.

Mire, yo estoy sinceramente preocupado y debo decir, un poco asustado. Lo anterior es precisamente el guión e instrumental que siguieron infames personajes como Hugo Chaves, Nayib Bukele, Jair Bolsonaro, Daniel Ortega y otros tantos autócratas y dictadores. No solo eso, el actuar de Rodrigo Chaves Robles revela una personalidad retorcida, rencorosa, vengativa que a la menor crítica ataca por la espalda. A todas luces todo se lo toma personal y es particularmente sanguíneo si la críticas vienen de una mujer.

Mi conclusión es la más triste: lamentablemente, el poder asociado al cargo de presidente de la república ha sacado todo lo peor de Chaves: día a día prueba ser un individuo sin empatía y con un muy limitado respeto y capacidad de adaptarse a las normas e institucionalidad del Estado.  Según el eminente Dr. Robert Hare, algunas características de la psicopatía son:

  • Gran capacidad verbal y un encanto superficial.
  • Autoestima exagerada.
  • Tendencia a mentir de forma patológica.
  • Comportamiento malicioso y manipulador.
  • Carencia de culpa o de cualquier tipo de remordimiento.
  • Carencia de empatía.
  • Incapacidad patológica para aceptar responsabilidad sobre sus propios actos.

Le pregunto a usted: ¿a quién le encaja como anillo al dedo la lista anterior?  Triste, pero a todas luces hay un psicópata sentado en Zapote.

Avisados estamos, cuidemos a nuestro país, pues si por el presidente fuese, primero va Rodrigo, segundo va Chaves, y tercero va Robles. Todo lo demás vale un carajo. Mucho cuidado.

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