Por Hillary Rodríguez Campos – Estudiante de la carrera de Ingeniería Química Industrial
Según Estévez (2015), “el diseño y la construcción sostenible pueden proporcionar beneficios económicos, ambientales y sociales como resultado del uso responsable de los recursos y de plantear cómo el edificio afectará al medio ambiente”. Cuando nos referimos a construcciones amigables con el ambiente hacemos referencia a no generar un impacto negativo en el ambiente por medio de la evolución y el desarrollo, sino a protegerlo y conservarlo de la mejor manera. En la actualidad, las autoridades ambientales, sociedades, comunidades y hasta los gobiernos de los países procuran tomar mediadas y crear conciencia para reducir el impacto que se pueda generar.
Usualmente en este tipo de diseños se eligen los materiales más adecuados, y se realiza un amplio estudio del impacto analizando los recursos para logar un proceso de construcción moderno y saludable. Todo esto con el fin de velar por el confort de los habitantes del sitio. Según la UPN (2017) algunas de las características de las construcciones sostenibles son las siguientes:
• Consumen una mínima cantidad de energía y agua en la construcción de la obra y luego a lo largo de toda la vida útil del establecimiento.
• Usan materias primas eco-eficientes.
• No generan residuos ni contaminación una vez construidas.
• No desgastan el ambiente natural.
• No producen impactos negativos en el paisaje, en la concentración de calor, en la sensación de bienestar ni en la calidad de vida de las personas alrededor.
• Se adaptan a las necesidades y tendencias ecológicas que existen ahora, y para los futuros usuarios.
• Generan mínima huella de carbono (totalidad de gases de efecto invernadero emitidos por efecto directo o indirecto de un individuo, organización, evento o producto).
En diferentes corporaciones, se ha dado la implementación de paneles solares que se utilizan para generar electricidad y también de colectores solares con el fin de producir agua caliente doméstica mediante la utilización de la energía solar, aprovechándolos para el funcionamiento de diferentes equipos eléctricos; además de pinturas vegetal y mineral que, al no contener sustancias químicas, no generan vapores y gases, incluso cementos con menos elementos tóxicos para eliminar los gases que emiten el efecto invernadero.
La selección de materiales y componentes de un edificio afecta directamente el diseño y la representación del edificio. Los efectos de esta selección repercuten en distintas medidas y en las diferentes etapas de la vida útil de la construcción, y pueden medirse desde dos puntos de vista. En primer lugar, hay impactos que se deben a la fabricación, el procesamiento, el transporte, la construcción, el manteamiento, la demolición y el reciclaje o la eliminación de los propios materiales. En segundo lugar, la selección de los materiales influye sobre el rendimiento medioambiental del edificio en su conjunto, determinado más que la simple suma de sus partes (Borsani, 2011).
Por lo tanto, se dice que el diseño y construcción sostenible resultan necesarios y de mucha importancia debido a la incorporación de materiales o elementos constructivos que contribuyen en el aprovechamiento de las energías naturales. Además, tienen la capacidad de trasformar los espacios en áreas modernas y adecuarlas a la vida humana, promoviendo beneficios sociales en la calidad de vida para las personas, sin dejar de lado la responsabilidad con el medio ambiente a través de la incorporación de nuevas energías en construcciones, para generar procesos que sean ambientalmente amigables.
