Por Tiffany Vega Solano - Estudiante de la carrera de Derecho
¡La unidad hace invencibles a los trabajadores! (Core, 2017). Con esta frase se inauguró una exposición en el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, pero aunque la frase es muy atractiva, la sociedad se encuentra en circunstancias en donde se dificulta adquirir esa unión laboral en su totalidad.
El uso de la tecnología cada vez es más fuerte en las áreas social, educativo, comercial y laboral. Factores como el aumento en la productividad, reducción de costos, el efecto en el tránsito y el cuidado de la salud son algunos motivos que explican esta fortificación, y el sector laboral público ha sido un claro modelo de esto, en donde, según cifras de Casa Presidencial, con el ingreso de la pandemia a Costa Rica, un total de 14.668 personas funcionarias de las distintas instituciones de Gobierno Central e instancias descentralizadas se acogieron a la modalidad de teletrabajo (Casa Presidencial, 2020). No obstante, no todo es felicidad y ventajas en esta modalidad laboral, ya que esta posee algunos inconvenientes, entre los cuales se acentúa el trabajo cada vez más individual (sin que exista un contacto con otros compañeros); el debilitamiento del vínculo empresa-empleado; y las dificultades para la exigibilidad de los derechos laborales y, por lo tanto, el debilitamiento de las agrupaciones gremiales (Núñez y Quirós, 2017), aspecto en el cual se centrará este artículo
En la crisis actual, la prioridad del Estado ha sido la recuperación económica, para que se recobre el nivel de salud y social, lo que ha hecho que se tomen medidas que ahorren dinero sin descuidar el nivel de productividad a nivel público. Un vivo ejemplo de esto es el Instituto Costarricense de Electricidad, el cual con la implementación del teletrabajo durante la pandemia registró un ahorro de casi ₡7.700 millones al 31 de enero de 2021 (Castro, 2021). Por resultados como estos, la protección de los derechos laborales no ha sido prioridad en la época actual, lo que ha producido un escaso margen de participación a las organizaciones sociales, pese a que se adoptan muchas medidas que afectan las condiciones de trabajo de los ciudadanos, como el exceso en horas laborales, el no respeto de los espacios de descanso y no generar un ambiente equilibrado y sano para el trabajador, entre muchos más, acerca de los cuales, en principio, habría que al menos oír lo que dicen al respecto los sujetos colectivos que los representan. La intervención de los sindicatos ha sido escasa para gestionar los efectos económicos y sociales de la crisis sobre los trabajadores y las relaciones laborales, lo que puede generar que cuando esta crisis económica se supere, ya no se vea necesaria la actuación de los sindicatos en los asuntos importantes, y que los trabajadores o consideren necesario pertenecer a este tipo de organizaciones, lo cual, en otras palabras, es la muerte de los sindicatos (Departamento de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, 2020).
El teletrabajo como norma de emergencia adoptada durante esta crisis sanitaria por las instituciones públicas ha considerado la pandemia como una situación ajena al ámbito de las relaciones laborales, pese a que sus efectos estén impactando de forma considerable en estas. Aunque nuestra legislación apoya la libertad sindical, se podría decir que ante la crisis aparecida como consecuencia de la COVID-19, los sindicatos realmente han quedado muy poco funcionales, lo que ha puesto en gran duda el valor de su existencia, en donde se supone que el sindicato nace como una asociación permanente de trabajadores, voluntaria y no obligatoria, que tiene como finalidad la tutela de los intereses de los asociados y del resto de los trabajadores, pero que durante la pandemia ha estado prácticamente ausente cuando a los trabajadores se le han violentado sus derechos.
Es por esto por lo que el teletrabajo en el sector público viene a favorecer enormemente la productividad y la economía de este sector, pero sin duda las condiciones actuales son esenciales para mostrar la necesidad o no de lo que hasta ahora se ha entendido como sindicato.
MOXIE es el Canal de ULACIT (www.ulacit.ac.cr), producido por y para los estudiantes universitarios, en alianza con el medio periodístico independiente Delfino.cr, con el propósito de brindarles un espacio para generar y difundir sus ideas. Se llama Moxie - que en inglés urbano significa tener la capacidad de enfrentar las dificultades con inteligencia, audacia y valentía - en honor a nuestros alumnos, cuyo “moxie” los caracteriza.
Referencias bibliográficas:
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Casa Presidencial. (2020). Casi 15 Mil Funcionarios Se Acogieron Al Teletrabajo Por Covid-19. https://www.presidencia.go.cr/comunicados/2020/03/casi-15-mil-funcionarios-se-acogieron-al-teletrabajo-por-covid-19/
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Castro, J. (2021). ICE ahorró casi ₡7.700 millones con teletrabajo aplicado durante la pandemia. La República. https://www.larepublica.net/noticia/ice-ahorro-casi-7700-millones-con-teletrabajo-aplicado-durante-la-pandemia
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Core. (2017). “La unidad hace invencibles a los trabajadores”: Inauguran exposición que homenajea la lucha sindical en dictadura. El desconcierto.Cl. https://www.eldesconcierto.cl/tendencias/2017/11/23/la-unidad-hace-invencibles-a-los-trabajadores-inauguran-exposicion-que-homenajea-la-lucha-sindical-en-dictadura.html
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Departamento de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social. (2020). Trabajo, Persona, Derecho, Mercado. Revista de Estudios sobre Ciencias del Trabajo y Protección Social. https://revistascientificas.us.es/index.php/Trabajo-Persona-Derecho-Merca/article/view/12963/12246
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Núñez, N y Quirós, A. (2017). El Teletrabajo en Costa Rica. Un estudio exploratorio sobre su implementación la gran área metropolitana. http://www.prosic.ucr.ac.cr/sites/default/files/recursos/c6_dig2017.pdf