La crisis creada por la invasión de Rusia a Ucrania, aunque parezca un conflicto muy lejano para los costarricenses, tiene un potencial relevante para afectar la economía mundial y, por ende, la del país. El factor clave para determinar el impacto en la economía del país es la duración y la magnitud del conflicto.

El aumento en los precios del petróleo ha superado el precio de los $100 dólares por barril por tercera vez en la historia (desde que se tiene registro), impulsado por dos fenómenos distintos:  El primero tiene que ver con la recuperación que se viene dando en las economías de los distintos países en época de postpandemia (aquí se incluye la crisis de los contenedores) y el segundo la guerra iniciada por Rusia contra Ucrania. Dicho sea de paso, Rusia es el segundo productor mundial de petróleo y gas.

¿Hasta dónde podría afectar el conflicto bélico el precio de esta materia prima? Varios analistas han hecho hincapié que, de continuar la contienda, el precio del petróleo podría fácilmente rondar los $120 dólares por barril y, de haber una escala militar entre la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y Rusia, podría llegar a niveles no vistos anteriormente.

Solo para tener un marco de referencia, el precio más alto alcanzado por un barril de petróleo se dio durante la crisis financiera en junio del año 2008, donde llegó a alcanzar los $179 (en términos nominales). Seis meses después (enero de 2009) el precio era de $55 por barril.

La disminución en el precio de este insumo puede ser relativamente rápida, pero este detalle lleva nuevamente al punto que la duración y la escala del conflicto son clave para poder determinar el impacto.

A consecuencia de esto, dado que hablamos de un insumo del proceso productivo, se esperaría un incremento en la inflación. Según datos del Banco Central de Costa Rica (BCCR) la variación interanual del Índice de Precios al Consumidor (IPC) fue de 3,50% de enero de 2021 a enero de 2022. Esa cifra es la mayor desde el año 2014, momento en el que se incrementó en 5,13% y todavía no se estaba tomando en cuenta el precio del barril de petróleo al nivel de hoy (finales de febrero de 2022).

Recordemos que la meta inflacionaria del BCCR se encuentra en el rango de 2% a 4% anual, es decir, en la condición actual estaríamos acercándonos al rango superior de la meta. Cabe recalcar en este apartado que el BCCR ha sido una entidad férrea a la hora de defender las metas de inflación, aún en un contexto tan complicado como el de la pandemia. Precisamente por esta conducta previsible debemos suponer que habrá controles por medio de la política monetaria (mayores tasas de interés).

Ante la pérdida del poder adquisitivo de las familias, dada esta mayor inflación, se verían afectadas las expectativas de consumo y el aumento en la incertidumbre creado por la guerra postergaría los planes de compra de estas.

Por tanto, las familias que estaban esperando cambiar de automóvil, comprar electrodomésticos, realizar un viaje o simplemente vacacionar (dado que percibían una mejora del ambiente económico por la disminución en las medidas restrictivas postpandemia) volverán a posponer esos planes. Las familias que tenían préstamos deberán pagar más por ellos. Esto disminuye las proyecciones de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB). Las mayores tasas de interés harán el crédito relativamente más caro disminuyendo el ingreso disponible de las familias y sus planes de consumo futuro.

La inversión privada tiene un incentivo para disminuir también. Ligado al aumento en sus costos de producción, por el aumento en el petróleo, las mayores tasas de interés desestimulan los planes de expansión de los empresarios. Si el conflicto armado se prolonga el empresario puede sumar a sus planes de expansión unas menores expectativas de ventas futuras, dado el nivel de incertidumbre, y esto repercutirá en un mayor desempleo en el país. Según la última cifra publicada por el Instituto Costarricense de Estadística y Censos (INEC), para el tercer trimestre de 2021 el desempleo en el país alcanza a 378 mil personas (es decir, una tasa de desempleo nacional de 15,3%). Aquí debemos incluir que los planes de compra de vivienda nueva también sufrirán una postergación.

El Gobierno tiene poco margen de maniobra para tratar de aplicar políticas económicas anticíclicas dados el déficit fiscal y los acuerdos con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

La incertidumbre que se crea ligada a la guerra entre Rusia y Ucrania hace que, tanto consumidores como empresarios, tiendan a disminuir sus planes futuros de consumo e inversión y más bien podría aumentar el déficit fiscal por una menor recaudación de impuestos lo que dejaría al Gobierno en una posición de mayor riesgo, con posibilidades de endeudamiento a tasas de interés cada vez mayores.

Los principales socios comerciales que tiene el país, según estimaciones del FMI hechas en octubre de 2021, experimentarán crecimiento para el año 2022, pero a tasas menores que las que alcanzaron en 2021. Estados Unidos, de crecer un 6% en 2021 pasará a crecer un 5,2% en 2022. China pasará de un crecimiento de 8% en 2021 a 5,6% en 2022. Finalmente, México pasará de 6,2% a 4% para esos mismos años.

Estos crecimientos no tenían en cuenta el impacto de la guerra, aunque sí un aumento (menor al que actualmente se experimenta) del precio del petróleo. Es importante destacar dentro de este apartado de vínculo con el exterior, que la incertidumbre generada por el conflicto armado también genera postergación en planes de consumo en nuestros socios comerciales, por lo que podría haber menores ventas de productos costarricenses en estos mercados y a su vez, menos visitas de turistas (principal fuente generadora de divisas en el país).

Claramente esto impactaría el precio del dólar en Costa Rica. Los dólares serían más escasos y el precio sería más alto. Cuanto más se prolongue o cuanto más sea la escalada militar, menor será la previsión de crecimiento de nuestros socios comerciales y, por ende, del país.

Lo mejor que puede suceder es que las nuevas rondas de negociación permitan llegar a un punto donde haya una desescalada militar. De no haber acuerdos entre las partes se golpearían gravemente todos los puntos de bienestar de la población mundial. Por lo pronto, cualquiera de las dos situaciones, estamos llamados a proceder con prudencia en nuestros planes futuros.

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