Por Lorean Victoria León Aguilera – Estudiante de la carrera de Odontología
La energía ayuda al ser humano a potenciar su organismo para realizar múltiples actividades, tales como comer, trabajar, reír, caminar y cualquier otra. Existen diversas fuentes de energía de las que los seres humanos se pueden beneficiar, siendo los alimentos los principales en brindarle dicha potencia. Entre ellos, los carbohidratos ayudan a desarrollar energía en el cuerpo al ser ingeridos; pueden encontrarse en diferentes alimentos, ya sean harinas, leguminosas, cereales, entre otros, y se van a convertir en sustancias nutritivas, pero se deben consumir o mantener con un equilibrio donde se pueda complementar con otros alimentos. Los vegetales como espinacas, arúgula, lechuga y semillas proporcionan gran fuente de hierro al cuerpo, lo que ayuda a que se fortalezcan los músculos y el cerebro, lo que también contribuye a la canalización de energía para realizar actividades (CleanNet, 2017). Al hablar de energía también se puede asociar con la vitalidad, fuerza y aportes de la naturaleza que fortalecen a los seres humanos, para transformar su esencia y potenciar el organismo no solo nutricionalmente sino mentalmente. Cabe destacar la importancia del desarrollo mental, ya que sin eso puede ser muy frustrante realizar actividades; el cansancio y el esfuerzo pueden ser elementos anti energéticos o sobre energéticos que desequilibren el cuerpo, por lo tanto, se debe trabajar en conjunto a lo nutricional (Ministerio de Salud, s. f.).
Como seres humanos, la energía también se puede obtener de las grasas y proteínas. Desde la antigüedad la pesca y la caza han sido fuentes de alimentación para los humanos, hoy en día ya se han estudiado los beneficios del consumo y el aporte nutricional y energético para la sociedad. Este grupo de elementos logra complementar en mayor porcentaje a las personas que tienen un estilo de vida mucho más activo, ya sean deportistas de alto rendimiento, atletas, médicos, profesionales de la tecnología, personas cuyo ritmo de vida o rutina se los exige.
A través del deporte y el arte se puede obtener energía funcional, ya que dichas actividades le aportan al ser humano calma, potencia, vitalidad y satisfacción. A pesar de que puede ocasionar estrés, pueden llegar a potenciar la energía del ser humano a un mayor nivel por los estímulos positivos que producen en el cuerpo. Otras actividades un poco más íntimas o personales que también pueden potenciar la energía funcional y positiva en los seres humanos serían la espiritualidad, el ámbito religioso, la serenidad. Hoy en día este tipo de actividades son mayormente promovidas que en otras épocas, actividades como el yoga, el budismo y lo zen que transmiten los templos cargan de energía a los seres humanos desde otro aspecto, a un nivel mental, pero también a un nivel orgánico y natural, se ha comprobado en estudios científicos que este tipo de actividades equilibran y potencian el desempeño diario de las personas, desde niños pequeños hasta adultos mayores, brindándoles la vitalidad y energía necesaria para desarrollarse en su totalidad (ABC, s. f.).
Es importante destacar que las fuentes de energía y la energía potencial no solo se pueden obtener de la alimentación y nutrición del organismo, sino también desde actividades vitales que fortalezcan al ser humano y que lo ayuden a progresar sanamente. El equilibrio y la salud mental son dos factores realmente importantes para potenciar la energía, también el apoyo del entorno ya sea familiar o personal. Los seres humanos pueden optar por diversas fuentes que les brinden la tranquilidad para regenerar día a día su energía. Comprender la funcionalidad de la energía conllevará que las personas se desarrollen en un mejor ambiente que les sume y aporte la energía necesaria para obtener y mantener canalizada su vida en la prosperidad y la salud en general.
