Durante medio siglo la humanidad ha consumido más de lo que la naturaleza puede crear en un año. El cambio climático, la escasez de agua y la pérdida de biodiversidad se suman al desafío de dar de comer a una población creciente y que vive cada vez más años.

Según diversas estimaciones, en el año 2050 el planeta estará habitado por aproximadamente 10 mil millones de personas, lo que causará que la demanda de alimentos crezca un 70%, el uso del agua aumente en un 40% y de energía en un 50%. 

Frente a este escenario, la campaña Fruturistas, de la empresa alemana Bayer, busca reconocer e impulsar el uso de ciencia, innovación y tecnología en la agricultura como fundamentales para garantizar de forma sustentable la producción de los alimentos que requerirá el mundo del futuro.

En esta primera etapa de la campaña, se llevó a cabo una experiencia social, en la que comensales de un restaurante pudieron “degustar” el Menú 2050: raciones minúsculas, escasas y con ingredientes faltantes.

Entre sorpresa, preocupación y hasta enojo, el público pudo constatar la urgente necesidad de cambiar nuestros hábitos de consumo y evolucionar nuestras formas de producción para no condenar a las generaciones futuras.

Manuel Bravo, líder de la División Agrícola de Bayer en Latinoamérica Norte, dijo que:

Todos tenemos una tarea fundamental y urgente en garantizar que no se multiplique el hambre en los próximos años. Debemos promover cambios profundos que permitan tener una agricultura sustentable que cuide el planeta para las siguientes generaciones. El reto es producir más con menos”. 

Sobre este tema, se espera que para el 2030 se pueda reducir en 30% la huella ecológica de la agricultura, que actualmente representa alrededor del 25% de las emisiones de gases de efecto invernadero en todo el mundo.

En tan solo un año, y en el contexto de la pandemia COVID-19, el número de personas que viven con hambre aumentó en 13,8 millones, alcanzando un total de 59,7 millones de personas alrededor del mundo.

Según la propia información de Bayer, en Costa Rica, el 15.3% de la población (800 mil personas) vive con inseguridad alimentaria moderada o grave.