Por Nahomy Castro Lizano - Estudiante de la carrera de Derecho
¿Quién vela por nuestros derechos esenciales? El Estado, al ser una entidad jurídica con características soberanas, cuenta con la responsabilidad de administrar como sistema organizado a quienes residen dentro de sus límites geográficos. En relación con esta tarea, encontramos planes que velan por los derechos inherentes del ser humano y, para este fin, como supervisor autónomo nace la institución especializada llamada Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), cuyo objetivo es brindar colaboración en la materia a todos aquellos países que por voluntad acepten su competencia contenciosa. De este modo, quienes pertenezcan a este órgano gozan del consejo y guía; asimismo la Corte fiscaliza el debido cumplimento de lo estipulado en el Pacto de San José y, en consecuencia, sus objetivos evitan un retroceso en la historia con respecto a los derechos humanos.
¿Ha funcionado a través de la historia tener una institución autónoma para consultas sobre los derechos? Definitivamente, tenemos ejemplos donde estas consultas han sido una guía que lleva a la transformación. Por ejemplo, en el año 2016 durante la presidencia del Sr. Luis Guillermo Solís, Costa Rica optó por consultar a la Corte su opinión respecto a la identidad de género, así como la igualdad respecto a parejas del mismo sexo, basándose en los artículos de la Convención Americana, a lo que la Corte se pronunció a favor del reconocimiento a la identidad y al derecho al patrimonio entre el mismo sexo y hoy en el año 2021 vemos como parejas del mismo sexo contraen matrimonio. De este mismo modo, en el 2019, Colombia consultó acerca de la reelección presidencial como derecho, donde la Corte dejó en claro que una extensión de estos periodos era un riesgo directo a la democracia. Actualmente el presidente colombiano dura 4 años en su puesto y no tiene posibilidad de reelección. La historia ha sido testigo de que las resoluciones a las consultas hechas por varios países han ayudado a la implementación y mejora de los derechos humanos, y estos permiten cambios en el sistema beneficiando a los habitantes inmediatamente o a largo plazo.
Cabe resaltar que los países involucrados tienen el compromiso de respetar la Convención y esto conlleva que deben actuar conforme a lo estipulado. Por lo tanto, los países se someten a la fiscalización rindiendo cuentas anualmente, de igual manera a responder ante la Corte si esta determina que es posible que se haya dado algún acto de incumplimiento. En particular, reconocemos el caso de Chile, resuelto en el 2001, que creó un revuelto por la censura de una película, esto lo llevó a que la Corte lo sentenciara a que debía hacer las correcciones pertinentes para poder exhibir la cinta, por lo que este país se sujetó a la sentencia y modificó su norma interna que permitía la censura previa. A pesar de que este caso puede resultar bastante absurdo, no debemos obviar que son las pequeñas cosas las que van creando algo más grande. ¿Cómo se supone que se respete por ejemplo el derecho a la vida, si no está resguardando la libertad de información? Por lo tanto, al ver que la Corte trabaja en casos tan “pequeños” o “absurdos” podemos tener seguridad que del mismo modo vela por derechos que parecieran mucho más importantes.
Cada paso que se da es un avance y la Corte IDH evita que errores históricos (en tema de derechos) se vuelvan a repetir basándose en la Convención Americana. Esta, en el capítulo II, artículo 6 prohíbe la esclavitud y servidumbre; ¿nos gustaría tener trabajos de hasta 12-16 horas al día sirviendo a alguien que dice somos de su propiedad? Absolutamente no. Posiblemente, el ejemplo lo veamos muy largo de la realidad, sin embargo, es gracias a un sistema que se ha asegurado de garantizar nuestros derechos y someterse a escrutinio continuo. Y si todavía queda en duda, comparto el ejemplo de Venezuela que en el 2013 abandonó la Corte IDH, ¿qué vemos en las noticias sobre este país?, ¿alguna vez ha hablado con un venezolano donde se encuentra indocumentado, con poco dinero y sin familia en un país extraño porque es mejor que quedarse en su país? Una triste realidad donde no hay quien someta a cuentas a este país y lo inhumano que está siendo con su gente.
En conclusión, vivimos en un país de derecho con tratados existentes hasta la fecha que resguardan a los costarricenses y habitantes de los países que son parte de la Corte IDH, ya que esta institución se ha dado a la tarea de ser un ente integral en tema de Derechos Humanos, dando una base sólida para que los países voluntariamente sigan un camino de desarrollo por medio de la fiscalización, evitando los errores del pasado. La Corte ha sido fuente de derecho y cada uno de nosotros debemos seguir informándonos para que no se violente ninguno de nuestros derechos y, si eso llega a pasar, que conozcamos los medios para hacer valer lo que es nuestro.