El Motor de plasma del ingeniero mecánico y ex astronauta costarricense, Franklin Chang-Díaz, superó una prueba de esfuerzo de larga duración al operar, sin pausas, 75 horas seguidas y a una potencia de 80 kilovatios (kw), cuando lo mínimo en motores de propulsión alta potencia es que operen a más de 50 (kw).
El motor, que lleva el nombre de VASIMR, espera llevar a cabo una transformación total de los viajes espaciales. La prueba superada, dijo Chang Díaz al medio de comunicación La Nación, es un hecho histórico para su empresa Ad Astra Rocket y para Costa Rica pues se trata de un avance “fundamental” en el desarrollo de tecnología para naves espaciales eléctricas de alta potencia y bajo consumo de combustible.
En declaraciones al medio estadounidense especializado en política, POLITICO, el científico costarricense calificó el suceso como algo muy importante.
Hemos perseguido ese objetivo durante muchos años. El cohete parece estar cómodo y todas las temperaturas estables. Todo parece estar funcionando".
Según la información dada a conocer por POLITICO, se espera continuar con las pruebas durante el fin de semana, con el objetivo de alcanzar las 100 horas establecidas por la NASA. En última instancia, la visión es "esencialmente unir una fuente de energía nuclear-eléctrica con el motor",
POLITICO resalta que Chnag Diaz sostiene que el motor podría impulsar una "transformación total del esquema de transporte espacial".
“Podemos ver misiones a Marte que podrían ser de dos a tres meses en un solo sentido e incluso más rápidas que eso a medida que avanza la tecnología. Transformaría completamente la forma en que se realiza el transporte”.
Y agregó que eso también significa:
Mover cosas desde la órbita terrestre baja a las proximidades de la luna, recoger basura, reposicionar satélites, transportar suministros, esencialmente apoyando un sistema de tráfico logístico".
Sobre el impacto que tendría en los humanos, el costarricense explicó que el motor eléctrico también significaría que la gente del espacio podría retroceder o cambiar de rumbo más fácilmente si fuera necesario, a diferencia de las naves espaciales tradicionales, que están esencialmente diseñadas para navegar hacia su destino.
De sus preocupaciones en este punto, el exastronauta dijo al mencionado medio de comunicación que se enfocan más que todo en si las instalaciones de la empresa pueden sobrevivir a la prueba.
La electricidad que tenemos para alimentar la instalación es muy cara. La instalación es el desafío, al menos ahora. Quizás hace un año hubiera dicho que el cohete era el desafío. Ahora la instalación es el desafío ".