Por Sofía Acuña Rojas - Estudiante de la carrera de Ingeniería en Seguridad Laboral y Ambiental

Con la llegada del virus SARS-COV-2 a Costa Rica, como a cualquier lugar del mundo, se comenzaron a implementar medidas de sanidad extremas para poder combatirlo desde la raíz. Sin embargo, dadas las brechas sociodemográficas y económicas que persisten en el país, los hogares podrían estar enfrentando en maneras muy distintas la cuarentena. Según el Programa Estado de la Nación (Jiménez, s.f.), el distanciamiento físico en períodos de larga estancia no es lo mismo para gran parte de la población. De los poco más de 1.600.000 hogares de Costa Rica, un 9% reside en viviendas en mal estado y un 2% posee hacinamiento (más de 3 personas por dormitorio). Los espacios reducidos también dificultan la situación, se estima que 104.000 viviendas (7%) no tienen acceso a servicios básicos como agua, luz y manejo de residuos sólidos. Son bastantes los factores y poca la concientización y conocimiento que existe por parte de la población ante el comportamiento que tiene el COVID-19 en los factores sociodemográficos.

Lo considerado anteriormente es importante analizarlo debido a que genera repercusiones en la salud de muchas personas. También se puede entender las tasas de mortalidad que presenta el COVID-19 en muchas localidades, ya sean vulnerables o no. Es por esto por lo que las situaciones cambian dependiendo del tipo de lugar de residencia y esto vuelve más frágil o indefensa a cierta población para adquirir el virus fácilmente. Así como muchos tienen acceso a la tecnología para estar en contacto con sus familias, realizar compras en línea y mantenerse en casa con todas las comodidades, hay quienes necesitan salir porque no poseen ni un celular para acceder a sitios web de compras para sus alimentos o comunicarse urgentemente con su familia.

La edad de las personas es otro factor que influye socio-demográficamente. Según estudios estadísticos realizados, en lugares donde habitan más personas de adultas mayores es donde más muertes y contagios hay reflejados, y así con muchos factores sociodemográficos más.

La población que habita en un asentamiento informal puede verse en una situación particularmente vulnerable al COVID-19, al estar expuesta a diversos factores de riesgo asociados a diversos tipos de exclusión, desigualdad, pobreza, informalidad y vulneración de derechos humanos (Ministerio de Salud, 2020). Lo lamentable es que por parte de la población costarricense no hay un tipo de concientización hacia el virus y no lo ven como el enemigo oculto que anda en muchos rincones atacando la salud de millones de personas. Y, peor aún, por parte de estas personas vulnerables no existen protocolos establecidos o cuidados extremos, los cuales deberían existir con mayor razón en estas localidades donde la ignorancia sobre estos temas abunda. Por ende, la mayor parte de casos presentados en hospitales son de personas con vulnerabilidad social que son contagiados por otros mismos de la comunidad por la falta de protocolos de sanidad. Y así sucesivamente se crea una red de contagios exponenciales que afecta a personas con factores de riesgo, lamentablemente, por la falta de equidad y condiciones salubres en las comunidades.

Sin duda alguna, ante estos ejemplos de casos lamentables que existen, el país debe tomar acción oportuna y enfocarse en barrios, asentamientos, precarios y lugares con situaciones más inestables. Para lograr tener un alcance real se deben emitir recomendaciones y lineamientos manifestados por entes e instituciones que se dedican al estudio epidemiológico y demográfico, y aporten positivamente para mejorar las condiciones de estos lugares. Así también se deben realizar campañas que colaboren con la mejora de condiciones insalubres en muchas comunidades del país, mediante programas de recolección de equipos de limpieza y protocolos de salud que se adapten a las personas que habitan estos lugares. Por lo tanto, más allá del fuerte impacto económico que significa esta pandemia en la historia del país, es fundamental considerar en paralelo, como parte del plan de atención y recuperación, el impacto social que está teniendo esta crisis sobre las familias.

 

MOXIE es el Canal de ULACIT (www.ulacit.ac.cr), producido por y para los estudiantes universitarios, en alianza con el medio periodístico independiente Delfino.cr, con el propósito de brindarles un espacio para generar y difundir sus ideas.  Se llama Moxie - que en inglés urbano significa tener la capacidad de enfrentar las dificultades con inteligencia, audacia y valentía - en honor a nuestros alumnos, cuyo “moxie” los caracteriza.

Referencias bibliográficas:
  • Jiménez Fontana, P. (s.f.). Las desigualdades que enfrentan los hogares en cuarentena. Programa Estado de la Nación. https://estadonacion.or.cr/las-desigualdades-que-enfrentan-los-hogares-encuarentena/
  • Ministerio de Salud. (2020). Protocolo de preparativos y respuesta ante el coronavirus (COVID-19) en asentamientos informales. https://www.ministeriodesalud.go.cr/index.php/biblioteca-dearchivos/vigilancia-de-la-salud/4719-version-2-17-de-abril-2020-protocolo-depreparativos-y-respuesta-ante-el-coronavirus-covid-19-en-asentamientosinformales/file