Por John Torres Varela - Estudiante del TCU de ULACIT
¿Tenemos en Costa Rica una cultura de asistencia a los animales en refugios o es algo que dejamos al turismo? En lo personal, me gusta viajar mucho, conocer culturas, estar en sitios donde la historia se ha escrito, como por ejemplo Grecia. Sin embargo, siempre he tenido esa espina no solo de ir y conocer el mundo, sino también de ir y aportar algo a este mundo. Fue así como, en mi último viaje a Tailandia, tuve la oportunidad de poder compartir en un refugio de elefantes ubicado en Chiang Mai, llamado “Doi Inthanon Elephant Sanctuary”.
Fue un día cargado de emociones, desde las 8 a.m. estuvimos en presencia de estos grandiosos animales y pudimos darles alimentos (bananos y caña de azúcar), bañarlos en lodo y, al final del día, bañarlos en un río para quitarles el lodo. En ningún momento los animales sufrieron algún tipo de abuso, más bien daba la sensación de que estaban en un “spa”. Durante las actividades, el grupo de guías tomaba su tiempo para explicarnos todos los pormenores y la información de cada uno de los elefantes, además de su historia y de cómo llegaron ahí. En el santuario había 7 elefantes, entre ellos uno que tenía más de 40 años y un bebé de 7 años.
En Tailandia, existe un crecimiento de estos refugios o santuarios debido a la concientización que existe sobre el cuidado de estos magníficos paquidermos y la expansión industrial que ha hecho que los elefantes no sean usados para trabajo, ya que durante muchos años en este país (y en otros), estos animales fueron usados para trabajos forzados, para uso doméstico, la guerra y para el turismo en donde se ponía en peligro tanto al elefante como a los visitantes. Un ejemplo de esto fue en un zoológico en Chiang Mai donde un elefante mató a su cuidador durante una actividad turística (EFE, 2017).
Durante este viaje tuve la oportunidad de meditar sobre si en nuestro país existe esta cultura o si esto es un fenómeno dado en estos países debido a su concientización. Recuerdo cuando niño me llevaban al zoológico Simón Bolívar a ver los animales que tenían en exhibición ahí y recuerdo (hoy en día) tristemente lo que me emocionaba escuchar a lo lejos al león Kivú rugiendo. En esa época no tenía en mente ni en consideración todo aquello que tenía que ver con las condiciones de vida de los animales, cuestión que tomó fuerza en Costa Rica después de la muerte de Kivú, quien justamente este 17 de febrero cumple 3 años de fallecimiento debido a una insuficiencia renal por su avanzada edad. Este suceso creó todo un debate entre la ciudadanía costarricense sobre si se debía o no conservar el zoológico, pero, según nos explica Oscar S, la importancia de un zoológico no solo debe reducirse a exhibir animales, sino también de hacer investigaciones, conservar e informar a la sociedad sobre sus habitantes en el zoológico (Mena, 2016).
Después de mi regreso del viaje, me puse a investigar si nosotros poseemos lugares que no son solo zoológicos, sino que también funcionen como santuarios. Gratamente encontré en lugar llamado ZooAve ubicado en La Garita de Alajuela creado por el gobierno en 1995 y posicionado como el centro de rescate animal nacional. Este lugar es del tipo zoológico donde se paga una entrada para ver animales que han sido rescatados y se encuentran en rehabilitación. Pero ¿existen en costa rica refugios donde las personas puedan ir e interactuar con los animales y con esto no solo vivir de una experiencia y aprender, sino también de ayudar al recinto?
Gratamente, la respuesta es sí. Nuestro país cuenta con un recinto llamado “Sloth Sanctuary” o en español “Santuario de osos perezosos” ubicado en la provincia de Limón (http://www.slothsanctuary.com/), donde los visitantes disfrutan de la interacción con los osos perezosos, de su alimentación, cuidado y, además de esto, también disfrutan de otras actividades organizadas por el lugar, como paseos en bote.
Sin embargo, un lugar no es suficiente, debemos crear más lugares donde los visitantes no solo vengan a ver a través de un ventanal o detrás de una jaula, ya que esto implica que los lugares crecen, ayudamos a nuestras especies y con esto todos nos beneficiamos mutuamente .Conocer que al menos existe un lugar así en el país me llena de orgullo y me hace pensar que más de un visitante regresa a su país con la misma pregunta que traía yo de Tailandia: ¿existe un lugar así donde yo vivo?
