Desde sus inicios, el arte fue una gran herramienta para que los seres humanos puedan expresarse. La libertad que se da dentro de este ámbito facilita el autodescubrimiento de varias personas e incluso toma un rol terapéutico. Es en la identidad artística que muchos se sienten más seguros, especialmente si en el día a día experimentan dificultades y discriminación.

Para el 2021, tres años después de que Costa Rica le permitió a la comunidad transgénero cambiar el nombre de su cédula, 671 solicitudes fueron recibidas por el Registro Civil. Esto quiere decir que la comunidad trans del país se está haciendo escuchar y, en cambio, es reconocida de cierta manera a nivel legal. Poco a poco, la comunidad logra visibilizarse más.

En abril, tres personas artistas transgénero y no binaries (un término general para las identidades de género que no son ni masculinas ni femeninas - identidades que están fuera del binario de género) fueron entrevistadas con el propósito de mostrar su arte y la relación que este tiene con su identidad. Además, se les preguntó por su opinión acerca del lenguaje inclusivo y la forma en la que han sido aceptadas dentro del país.

A continuación, los perfiles de cada una.

Vladi Solano

Pronombres: elle/él

Artista Visual

Still de Vladi Solano (@astrokidsart en Instagram) en el video por Cristina Solano Mata (@__crisis__ en Instagram)

Obviamente, me dijeron que era hombre, entonces pasé creyendo que era hombre toda la vida. Hasta la pandemia tuve ese momento a solas donde dije ‘realmente, no me identifico con un género en específico’. Ahorita, puedo decir que soy no binarie, pero pueden usar cualquier pronombre conmigo.

Vladi se ajusta los guantes de latex blancos que anda en ambas manos. Agarra un pequeño cuadro de gaza, lo baña en alcohol y limpia la parte de la pierna de su amigx que va a tatuar. Lxs dos están vestidos con atuendos que hacen homenaje a un estilo retro, pero futurista. En el caso de Vladi, viste un par de pantalones con diseño de llamas, una t-shirt negra con un logo que dice “SATURN” y un collar de cadena con un pendiente de flor verde neón.

Vladi alza una aguja y comienza a tatuar a su amigx utilizando la técnica de “handpoke”, la cual consiste en introducir la tinta manualmente, o sea, punto por punto. Es un nuevo hobby del chicx de 21 años.

Volviendo al tema de su identidad, Vladi explica que ha investigado acerca del género fluido y “genderqueer”, definido como una persona que no obedece a las normas de género convencionales, pero se identifica con ninguno, ambos o una combinación de ellos. Asintiendo con la cabeza, afirma que este término, al igual que el de “no binarie”, es lo que más se acerca a su realidad.

“En Costa Rica, siento que ahorita me proyecto como ‘elle’, pero también como ‘él’.  Es algo que (sigue) en proceso y tal vez en un futuro sí me identifique solo como ‘elle’”.

Como la heteronormatividad sigue predominando en el país, Vladi comenta que tiende a sentirse oprimidx. Recientemente, se ha visto dentro del espectro asexual, lo cual añade otra capa de discriminación. El término que prefiere es “grisexual”. Esto significa que puede sentir atracción romántica o sexual, pero solamente en casos muy selectivos.

Nunca he visto algo asexual en tele, si acaso dos veces. Es todavía más heavy en Costa Rica. No se toma en cuenta.

Para facilitar el uso del lenguaje inclusivo, Vladi propone normalizar preguntar por los pronombres de las personas en el día a día.

“No voy a mentir, a mí también me confunde mucho porque nunca me dijeron cómo se podía utilizar el lenguaje (inclusivo). O sea, simplemente por internet fue que me empecé a dar cuenta de un montón de cosas. Ya visibilizando y preguntando los pronombres, siento que se podría dar más información a las personas que no tienen idea de que es ‘elle’”.

A dos cuatrimestres de graduarse, Vladi está sacando la carrera de diseño publicitario en la Universidad Véritas. Sin embargo, no desperdicia un instante en explicar que lo que realmente le llama la atención son las artes visuales. Las ve como un medio de expresión que van más allá de las ventas y el mercadeo.

Describe su estilo artístico como “funky” y “muy 2000”. Sus inspiraciones incluyen programas de animé, juguetes y la nostalgia de la infancia. Las dos que más destacan más son aquellas que contribuyeron a su nombre artístico, “AstroKids”. Para explicarlas, divide el nombre en dos.

“La parte de ‘astro’ es porque me gusta mucho la astrología. Me llama mucho la atención. No soy Walter Mercado, obviamente, pero me inspira mucho”.

La segunda parte, el “Kids”, la atribuye a los “club kids” de los noventas. Enfocados en Nueva York, los “chicos de club” eran personas que proyectaban su ser creativo a través de estilos de moda y personalidades extravagantes. Esa expresión de “que me puedo pintar la cara plateada e ir con alas al super”, es una que hace a Vladi muy feliz, algo que se ve en sus gestos cuando habla de ello.

En el último año, Vladi ha tenido la oportunidad de trabajar cerca de artistas musicales, ayudándoles con videos, portadas y la identidad en sí de un álbum. También realiza “mini brandings” para marcas pequeñas.

“Siento que apenas estoy empezando y quiero pensar qué falta más por hacer. Es muy chiva porque he tenido la oportunidad de trabajar con artistas de los Estados Unidos y Canadá. Siento que al final los clientes terminan siendo amigues. Eso es algo muy bueno, tener conexiones, conocer, experimentar, crecer”.

Aparte del “handpoke”, ha tomado el hobby de crear música instrumental en la aplicación de Garageband.

“Primordialmente, me enfoco en ilustrar, animar, arte visual, pero si se da la oportunidad de aprender más del tema (la música), de profesionalizar eso, pues feliz”.

Al hablar del impacto que tuvo la pandemia en su vida, Vladi suaviza la voz y levanta la aguja del muslo de su amigx.

“Siento que la pandemia me cambió todo. A veces digo, sin la pandemia, todo lo que he hecho el último año no hubiera pasado. Si pudiera agradecerle a la pandemia algo, de fijo lo haría porque cambie mucho, crecí mucho. Y el tema del género, también, lo entendí más”.

Video por Cristina Solano Mata. Arte, animaciones y música por Vladi Solano.

Olivia Torres

Pronombres: ella 

Tatuadora

Fotografía de Olivia Torres (@nyxxi.e en Instagram) por Nicole Grant (@nicograntphoto en Instagram)

Olivia está sentada en un sillón beige oscuro, una pierna larga cruzada sobre la otra. En su mano izquierda, tranquilamente sostiene una taza de café mientras distrae a su mascota, un gato pelirrojo llamado Kimchi, con la derecha. Sus ojos verdes se deslizan por la habitación, la sala de su apartamento y estudio de tatuaje. Luego, mira a la cámara.

Mi identidad de género es complicada porque tengo una convicción política de que el género es una realidad sociocultural. Creo que a medida de que socialmente progresamos, centrando las experiencias de los individuos más allá de la categoría a la que pertenecen, ya sea de género o de raza, siento que probablemente vamos a movernos a un futuro en donde el género es menos relevante. Eso en filosofía se llama ‘abolicionismo de género’.

Por esta convicción, ella mira su género a través del lente no binarie.

Graduada de filosofía en la Universidad de Costa Rica y actualmente ejerciendo como tatuadora, Olivia tiene 30 años y se reconoce como una “mujer trans no binarie”. Antes de profundizar en lo que significa el término, explica que la identidad y la expresión de género son dos cosas diferentes. La identidad es el género con el cual la persona se identifica, mientras que la expresión es cómo se presenta frente al resto del mundo.

“Mi expresión es muy binaria, muy femenina, pero de una manera binaria. La manera en la que me comporto, la ropa, etc. Cuando yo interactúo con el mundo, la gente no interactúa conmigo sabiendo que soy trans. Ven a una mujer. Vivo esa realidad, la realidad del acoso callejero, o sea, todo lo que implica ser mujer en una sociedad”.

Sin embargo, siente que el concepto de “mujer” es muy restrictivo. Ahí entra el término de “mujer trans no binarie”. Olivia se presenta como una mujer, pero tiene una relación con su género que no entra en lo binario.

“Yo usualmente respondo con que soy una mujer, bueno, una mujer trans porque no se me asignó (ese)  género cuando nací. Si alguien me pregunta con más tiempo e interés, respondo “mujer trans, pero”, o sea, “mujer pero”...”.

Hace una pausa para tomar un sorbo de su café.

“Algunas personas creen que el género no va a existir. Yo creo que el género es parte de la experiencia humana porque para mí, es la manera en que entendemos que somos seres con cuerpo y que el tipo de cuerpo que tenemos nos ubica en algún lugar en las relaciones sociales. Mientras tengamos cuerpo, las personas van a tener género. No necesariamente quiere decir que va a haber dos géneros o que si nacés con ciertas características tenés este u otro género”.

Acerca de la forma en la que los medios de comunicación tratan el tema de las personas transgénero, Olivia expresa cierto disgusto. Dice que las “reivindicaciones políticas” de las minorías se dan desde un punto de vista de victimización, algo que suele dar a entender que ciertas luchas solo son reales por lo tanto que se ha sufrido.

No me encanta la sensación de definir mi realidad a través de mi sufrimiento. Eso te lleva a un lugar donde es como que mientras más has sufrido en tu vida, más derecho tienes de ocupar un lugar político. Lo terrible de la marginalización es que no podemos expresar lo positivo.

Además, percibe que el público costarricense tiene la idea de que ser transgénero es una patología, algo que la Organización Mundial de la Salud declaró erróneo cuando lo quitó de su lista de enfermedades mentales en el 2019. Olivia lo compara con la forma en que la homosexualidad fue primero recibida como un trastorno psicológico.

Respecto al tipo de tatuajes que trabaja, Olivia describe su estilo como “blackwork de línea fina”, lo que significa que usa trazos delgados y no emplea color. A un nivel más profundo, comparte que el tatuaje le ha permitido conectar y apropiarse de su cuerpo.

“El tatuaje es una manera de intervenir en el cuerpo, escoger cómo lo vas a adornar, convierte al cuerpo en un proyecto. Eso es lo que siento con mi cuerpo. Cuando las personas vienen, me gustaría  abordarlas desde ese lugar. No es así para todo el mundo, pero a mí me parece que es una manera muy poderosa de ver el tatuaje porque te da mucha autonomía”.

Siente que, siendo una tatuadora transgénero que atiende en su mayoría a personas cisgénero, se abre el espacio para romper el tabú de que el cuerpo trans posee alguna cualidad que lo separa de ser “un cuerpo más”. Lo describe como “una interacción más humana que no está tan mediada por ‘yo soy trans y vos sos cis’”.

Con la llegada de la pandemia de covid-19, ha bajado la cantidad de tatuajes que puede realizar dado a las reglas del distanciamiento social.

Siento que ser artista en este mundo tan comercializado es complicado porque tu valor depende de cuanto vendes y hay una presión de mantener cierto nivel de productividad que cuando no lo logras hacer porque las condiciones no dan para eso, te ahueva, es duro. Sentís que tu valor como profesional, como artista, es menor”.

Algunos consejos que ofrece Olivia para practicar el uso del lenguaje inclusivo son estar abierto a cometer errores, reconocerlos y estar dispuesto a escuchar para aprender.

Tenés que bajar la guardia y decir ‘sí, yo en realidad soy ignorante sobre esto. No lo sé todo. Eso no me hace mala persona. Entonces voy a escuchar, voy a aprender y voy a estar dispuesto a equivocarme haciéndolo y a disculparme si me equivoco’.

Reconoce que la inclusión del pronombre “elle”, considerado por la comunidad LGTBQ+ y sus aliados el más neutro, es complicado. Debe haber un esfuerzo consciente ya que no obedece las reglas gramaticales del español. Comenta que ella también sigue poniendo en práctica su uso.

“Hay otras personas trans que, cuando me refiero a ellas, me equivoco porque usan (el pronombre) ‘elle’. De repente, te encontrás revirtiendo a los binarios, al ‘ella’ o al ‘él’. Entonces, me obligo a pensar en esa persona y tratar de hablarle en mi mente usando sus pronombres, a acostumbrarme. Eso ayuda.”

Video por Cristina Solano Mata. Tatuajes por Olivia Torres. Música por Vladi Solano.

Alonsitx Campos

Pronombres: ella/elle/él (“ellx” cuando escrito)

Artista visual

Fotografía de Alonsitx Campos (@that.spacebeing en Instagram) por Nicole Grant en Asertiva Wellness House.

Bueno, mi nombre—todavía no sé. Mientras venga de una posición de respeto y que se entienda mi identidad de género, no me molesta que me llamen Alonso o Alonsita.

Así se introduce Alonsitx Campos, unx artista visual de 23 años enfocadx en la pintura e ilustración. Lleva una blusa roja de manga larga, un par de botas de combate con plataformas gruesas, un pantalón negro y una boina de cuero vegano, la cual se acomoda frecuentemente durante la entrevista. Detrás de unos anteojos con patas doradas, sus ojos se entrecierran alegremente mientras continúa explicando lo que significa el género para ellx.

“Últimamente quizás creo que soy un poquito género fluido porque de repente hay momentos donde me siento más chica, casi nunca más chico, o a veces ninguno de los dos. Sí, diría que soy género fluido o no binarie”.

Por esto mismo, prefiere escribir su nombre con una “x” porque siente que con ella, sus tres pronombres se convierten en uno solo. Añade que, en su experiencia, identificarse como una persona no binarie fue una “liberación” y un acercamiento a la versión de sí mismx que siente más real. Lo compara con quitarse unas cadenas de encima o una imagen forzada; siente que es una afirmación de su derecho a la libertad y felicidad.

Al hablar de su experiencia en el país siendo no binarie, Alonsitx hace una pausa y expresa abiertamente que implica “aguantarse un montón de estupideces de la gente.” Se refiere a la discriminación por parte de la sociedad costarricense, una en donde se le invalida directamente su identidad de género. Incluso explica el temor de salir a la calle y recibir algún crimen de odio. Rescata que al presentarse como es, puede ayudar a las nuevas generaciones a sentirse identificadas con ellx.

Ser no binarie implica quizás atacar al pensamiento colonial (de lo que es el género) de frente, lo cual obviamente en la gente genera incomodidades. Es cansado, pero se siente al mismo tiempo como que se está luchando.

Continúa explicando lo que significa para ellx ser de Cot de Cartago, un lugar que previamente fue un asentamiento indígena.

“El hecho de tener el color de piel que tengo, las facciones que tengo, es otra capa que añade a mi experiencia de vida. El racismo y el colorismo que está presente en la sociedad de Costa Rica es bastante “weyso”. Desde mi perspectiva, llevo una lucha de ser trans-no binarie, pero al mismo tiempo una lucha por mi color de piel y por mis raíces”.

Su rostro se ilumina cuando comienza a hablar de su arte, uno que por el momento describe como “neón”, “ciborg”, “futurista” y “ciberpunk”. En su punto de vista, el arte sirve como una puerta para realizar cosas que el mundo en “modo normal” no podría. Lo ve como un espacio donde se transforma constantemente lo que es aceptado o no. A nivel personal, el arte tomó un rol de guía mientras Alonsitx exploraba su identidad de género.

“Desde chiquitite dibujaba aquello que quería ser. Me encanta la figura humana, entonces pintaba una cara y la maquillaba como quizás yo me quería maquillar. Le dibujaba ropa o le hacia aquellos pelos, aquellos peinados, aquellas uñas y todo lo que desde chiquitite siempre quise hacer. Más bien ahora veo esos dibujos y digo, ahora poco a poco tengo más la posibilidad de traerlo a la vida y usarlo yo”.

Frunciendo el ceño, Alonsitx se cuestiona qué tan cómodx se sentiría en un espacio donde solo hubiera personas cisgénero y heterosexuales. Para ellx, la comunidad de artistas transgénero en Costa Rica representa un ambiente de seguridad y comprensión. Menciona la cantidad de visibilidad que hay en ella y lo significativo que esto es.

La importancia de que haya más visibilidad del arte trans es poner en evidencia que la gente trans existe.

Dialogar con otrxs artistas que no solo entiendan su experiencia de vida, sino que también la plasmen en su arte, le da a Alonsitx la oportunidad de desenvolverse como quien realmente es. Por eso, los efectos de la pandemia, la cuarentena y el distanciamiento social han tenido un impacto tan grande en su vida.

“Para mí, mi espacio seguro era la Universidad de Costa Rica. Mi espacio seguro eran mis amigues. De repente verme privada totalmente de ese espacio seguro ha sido una carga muy pesada a nivel emocional donde no puedo desarrollar todos los temas que me gustaría porque es difícil encontrar un espacio seguro para hacerlo. Entonces, sí ha frenado bastante tanto el proceso creativo como la salud porque muchas personas estamos lidiando con eso”.

De la misma forma, piensa que las demás personas transgénero y no binarie se vieron afectadas porque el lugar en donde viven no suele ser un espacio seguro. En su opinión, la pandemia del covid-19 les robó a las personas LGTBQ+ los lugares en donde podían convivir en total confianza.

Cuando se le pregunta acerca de la importancia de reconocer y respetar los pronombres de las personas, Alonsitx, con su larga melena colgando sobre su hombro izquierdo, endereza su espalda y contesta:

“Es una forma de expresar cierto amor, cariño y respeto por una persona. Nos hace sentir bien”.

Video por Cristina Solano Mata. Ilustraciones por Alonsitx Campos. Música por Vladi Solano.