Hace 2 años y mucho antes de ese hito de nuestra época que ha representado la pandemia, publiqué el artículo ¿Y qué después del 4G?, donde esbocé varias ideas sobre qué acciones debía tomar Costa Rica para iniciar la ruta hacia el 5G.

Entre otras, sugerimos desde ese primer momento establecer una hoja de ruta para licitar nuevo espectro en bandas medias y altas, vitales para este nuevo estándar: el desarrollo de 5G debe hacerse en competencia y para ello hay que tomar decisiones sobre bandas claves, decisiones por demás señaladas por la Contraloría desde el 2012 y que cuentan con el sustento técnico de los informes sobre ocupación actual de estas bandas por parte de la SUTEL.

También en ese mismo artículo señalamos una realidad que nuevamente está siendo pasada por alto al calor de la discusión actual. Aunque promover las condiciones para avanzar hacia el 5G es trascendental porque buena parte de nuestra competitividad país en el mediano y largo plazo pueden depender de ello, no será a través de esta tecnología que lograremos cerrar la brecha digital y conectar a los no conectados.

Voy a insistir en esta idea y retomar también una línea de acción que desde aquel momento señalé, pero esta vez, de forma aún más concreta.

Licitación ¿incompleta? El MICITT anunció la semana pasada que instruiría a la SUTEL para avanzar hacia una licitación orientada a 5G. Es cierto, si bien este anuncio se da en el marco de una álgida discusión sobre la fortaleza y determinación del Rector para recuperar frecuencias del espectro hoy concentradas, y así favorecer un despliegue en competencia, también es justo mencionar que desde noviembre del 2020 el propio MICITT solicitó a SUTEL llevar a cabo una consulta pública para evaluar el interés de actores del mercado (operadores) de una posible licitación sobre bandas disponibles. No solamente Telefónica pero otros participantes de la consulta, fuimos contundentes. En nuestro caso señalamos que Considerando los hallazgos en los citados informes de la SUTEL, resulta de difícil comprensión que de cara al diseño de un posible procedimiento concursal que siente las bases del eventual despliegue de 5G en el país, no se estén considerando estas frecuencias, que como veremos, son frecuencias extremadamente relevantes y centrales para el desarrollo de esta nueva tecnología, teniendo claro que recoger el interés del mercado en estas bandas (concretamente 2.6 Ghz y 3.5 Ghz) […].

Esta noción se ha reiterado estos días tanto por INFOCOM como por CAMTIC.  Creo sin embargo que existe un punto intermedio, que podría funcionar como catalizador de dos aparentes visiones y que no se ha puesto sobre la mesa.

Banda de 700Mhz. Pasamos tantos años -la industria y el sector, ajeno al foco mediático- hablando del dividendo digital que ahora que lo tenemos lo hemos “olvidado” en el fondo de la discusión del 5G. Lo cierto es que hoy el país prácticamente cuenta con 90 Mhz en la banda de 700MHz, que podrían ponerse a disposición del mercado con relativa rapidez.

Hace 2 años expusimos que el Estado Costarricense debe facilitar las condiciones para consolidar el 4G y para iniciar en el corto y mediano plazo con 5G. Al respecto, cuatro puntos medulares: 1) Habilitar el espectro necesario para ambos fines: Costa Rica ya está quedando rezagada en disponibilizar la banda de 700MHz (la que se deriva del apagón analógico de TV). Esta banda es fundamental para llevar el LTE a las áreas más remotas. […]

Así, mientras se despejan los nublados del día (y no me refiero a que se despejen por obra y gracia, más bien, mientras los despejamos a punta de voluntad y criterio técnico, especialmente en cuanto a la imperiosa necesidad de recuperar el espectro señalado de bandas medias), el Poder Ejecutivo podría instruir a la SUTEL una rápida licitación exclusivamente de la banda de 700 MHz pero con una finalidad específica: que en 2-3 años se maximice la cobertura  de las redes existentes de 4G, arriba del 95% de la población del país. Para ello, nuestra legislación es amplia y flexible en el tipo de licitación que se puede llevar a cabo y bien se podría diseñar un modelo híbrido o puro de cumplimiento.

Para que esta licitación sea fructífera, debe ser lo más simple posible y sobre todo, debe centrarse en el cumplimiento de este objetivo único que terminaría por conectar a (la gran mayoría) de no conectados, aspecto que se ha revelado fundamental en los últimos meses. Esa simplicidad debe abarcar también otras posibles condiciones que se puedan establecer: al respecto, acudir al viejo paradigma de maximizar los recursos a recaudar vendría al traste con la idea, porque la realidad es que detrás, y presumiblemente poco tiempo después, acudiremos a una licitación más amplia, con las bandas medias y altas necesarias para el 5G. Los recursos son finitos y compiten entre diferentes mercados así que la única forma que esta idea sea funcional es que ambas licitaciones no se vean como sucesivas sino como complementarias, la primera (de 700 MHz) no compitiendo contra la capacidad inversora que puede requerirse para la segunda.

Espero con esta idea, estemos contribuyendo con una acción concreta al gran debate nacional, y sobre todo, volvamos a recordar que el avance tecnológico debe ser para todos y que en ese sentido, queda mucho por atender en zonas rurales del país que podrían beneficiarse de un diseño simple, inteligente y ágil de un procedimiento concursal.