El pasado 29 de enero del 2021 el Banco Central ratificó su compromiso con los intereses bajos  luego de su primer sesión de política económica del año, acordando mantener la tasa de política monetaria (TPM), en 0,75% anual, y reafirmando así su postura en favor de los intereses bajos con el objetivo de estimular el crecimiento de económico en los próximos meses.

Conforme a las teorías económicas no me cabe duda, que la decisión del BCCR será un estímulo para el crecimiento económico del país, y refleja los objetivos del Estado de Bienestar costarricense, qué al igual que muchos otros países a nivel mundial, fueron puestos a prueba con la pandemia por el COVID-19.

El Estado de bienestar, tal como lo conocemos, es uno de los grandes logros de la civilización europea, es una de las grandes contribuciones de Europa al mundo. El resto de los países ha emprendido esta dirección, imitándolo cada vez más, valorando positivamente, en muchos aspectos, lo que ha sucedido en Europa desde que concluyera la Segunda Guerra Mundial. La naturaleza del Estado de bienestar consiste en ofrecer algún tipo de protección a las personas que sin la ayuda del Estado puede que no sean capaces de tener una vida mínimamente aceptable según los criterios de la sociedad.

En el caso de Costa Rica el Estado de Bienestar inicia con la misma Constitución Política, la cual establece en su artículo 50: El Estado procurará el mayor bienestar a todos los habitantes del país, organizando y estimulando la producción y el más adecuado reparto de la riqueza.

Ahora bien ¿Cómo un Estado estimula la producción y el más adecuado reparto de la riqueza? La respuesta es mediante políticas económicas, que son las herramientas de intervención del Estado en la economía, para alcanzar el crecimiento económico, la estabilidad de los precios y el pleno empleo. Estas políticas son tanto fiscales como monetarias, y en el caso de Costa Rica, las políticas fiscales son aplicadas por el Ministerio de Hacienda y las monetarias por el Banco Central.

Durante la pandemia por el COVID-19, la economía nacional al igual que la del resto del mundo ha experimentado una recesión, “contracción de la producción y el empleo” producto de las medidas que el gobierno tomo durante el 2020 para tratar de minimizar la expansión de la pandemia, medidas que afectaron al sector productivo e incrementaron el desempleo.

Ante el panorama económico del país, el Estado Costarricense no se ha quedo de brazos cruzados y ha tomado una serie de políticas fiscales y monetarias para reactivar la economía, cierto es que, estas políticas han sido muy criticadas por diferentes sectores, en cuanto a su efectividad, pero el hecho es que, conforme a las teorías económicas, la decisión del BCCR respecto a mantener la TPM —0,75% anual— con el objetivo de estimular el crecimiento la económico en los próximos meses del 2021, aplicando una política monetaria expansionista que busca inyectar recursos a la economía mediante crédito para el sector productivo, medida que será protagonista en la recuperación económica nacional durante el 2021, no obstante esta no es la única política económica que se puede implementar o mantener, se podrían aplicar otras políticas fiscales expansionistas como moratorias en el pago de impuestos y otras relativas a incentivar el empleo.

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