Por Ricardo Murillo Socatelli – Estudiante del GOES de Ingeniería Industrial
La situación pandémica actual ha llegado a cambiar casi que todo en el mundo. Nos ha cambiado la manera en la que nos comportamos, trabajamos, estudiamos y nos relacionamos; ha llegado a cambiar nuestro estilo de vida y la manera en que se corren los negocios. Estos, en su mayoría, se han visto muy impactados por la situación del coronavirus, muchos de ellos han tenido que cerrar sus puertas. Una de las principales razones detrás de tan malos resultados han sido las restricciones de movilidad, lo que previene que los clientes lleguen al local comercial. Sin embargo, otros más grandes son los problemas para la obtención de la materia prima, la distribución de la mercadería y hasta el ausentismo de los operarios en las plantas; problemas directamente relacionados con nuestra cadena de suministros.
Según Jose Luis Arce, experto de FCS capital, solo en abril las exportaciones de bienes a nivel interanual cayeron un 11%. Aunado a eso, hace un importante énfasis sobre cómo las expectativas tan positivas que se tenían para las exportaciones nacionales de este año se han venido totalmente abajo (Gudiño, 2020). Un claro ejemplo de dos problemas comunes que han experimentado las empresas en su cadena de suministro debido a la situación del COVID-19 han sido el ausentismo del personal en las plantas y el retraso en las entregas influenciado por restricciones vehiculares, retrasos en los puertos y contagios inesperados.
Las empresas tienen su plan de producción para cumplir con la demanda de sus plantas o puntos de venta; cuando, ya sea por restricciones o por miedo, se da ausentismo del personal, este se ve sumamente afectado, ya que se deben definir cuáles líneas de producción se corren y cuáles no, y se debe dar prioridad a algunos tipos de productos sobre otros. Los retrasos, así mismo, son comunes, ya sea por la razón anterior o porque se disminuye la capacidad de producción de un puerto, lo cual deriva en retrasos para el recibo y despacho de contenedores, así como por restricciones de tránsito de vehículos o de regulaciones en las leyes y restricciones de fronteras, como se pudo vivir en Costa Rica durante los primeros meses.
Ante situaciones como las mencionadas anteriormente existen dos soluciones que nos van a ayudar a sobrevivir como empresa: la resiliencia que podamos demostrar como líderes y como empresa, y la tecnología de la información aplicada al negocio. La gestión del riesgo debe ser adecuada, actualizada y nunca debe dejar de lado la mejora continua. Dentro de la tecnología que se puede usar hoy en día para tratar de mitigar los impactos se encuentran la automatización, la inteligencia artificial y hasta el machine learning. Las empresas y principalmente sus líderes deben ser resilientes y agiles para poder llegar a tomar las mejores decisiones en situaciones tan complicadas durante tiempos tan difíciles.
Los casos van aumentando mundialmente, las amenazas de nuevas pandemias y de atrasos en las vacunas son constantes y las réplicas económicas que se avecinan durante los próximos meses van a ser sumamente retadoras. La proactividad, la resiliencia, la agilidad en la toma de decisiones y la adaptación a las nuevas tecnologías van a ser las características que lleguen a inclinar la balanza entre los que se logren mantener a flote y los que se hundan en este mar de incertidumbre.
