Por Sharon Barboza Valdés – Estudiante de la carrera de Derecho

En el mundo existen muchas enfermedades que están ligadas con la falta de educación sobre hábitos saludables para lograr un estilo de vida sano. Costa Rica presenta altos niveles de estos padecimientos, los cuales están ligados con la mala alimentación y sedentarismo, y han incrementado notablemente en los últimos años. La mayor parte de la población involucrada en esto son personas jóvenes, quienes padecen, principalmente, problemas cardiacos o fallas de algún órgano que puede provocar una deficiencia de algunas sustancias y obesidad. Muchas personas presentan varios de estos malestares, lo que se define como una condición específica llamada Síndrome Metabólico, pero ¿qué es realmente?

El Síndrome Metabólico es un estado o trastorno que está definido por la parte genética, que puede heredarse a partir de ciertas condiciones que lo propicien o por estilos de vida donde no se practican buenas rutinas para el bienestar de nuestra salud y que están ligados al debilitamiento de la parte cardiovascular en cualquier edad. Este, a su vez, es provocado por falta de actividad física, lo que potencia el riesgo de sobrepeso y obesidad, así como por una dieta poco balanceada y otro tipos de situaciones habituales como el tabaquismo y el alcoholismo, los cuales debilitan todos nuestros sistemas. Se pueden evidenciar por niveles de presión altos, diabetes, colesterol HDL bajo y, uno de los principales, la obesidad abdominal, establece ciertos límites de medida para los hombres y las mujeres, además, es el factor más representativo, porque es el único que se puede observar físicamente.

Estos elementos se relacionaban tiempo atrás principalmente con adultos que viven con cargas constantes de estrés, el cual provoca grandes daños a nuestra salud. Sin embargo, existen estudios que muestran que cada vez son más los niños y adolescentes que están involucrados en esta realidad. Además, se evidencia que esto se debe a lo expuestos que están a la tecnología y a que la actividad física en la población tiende a pasar a segundo plano.

Uno de los métodos para el tratamiento y forma de prevención más efectivos es la alimentación. Esta contribuye al buen funcionamiento de nuestro cuerpo cuando se consume de manera equilibrada, con los suficientes nutrientes, y al evitar alimentos procesados o altos en azúcar que pueden provocar grandes afectaciones a un cuerpo. Además, definir nuestro perfil metabólico y tener una alimentación planificada nos ayuda a mantener nuestro peso ideal, que es un elemento importante, junto con la edad, para poder establecer un plan alimenticio adecuado para cada persona como un estilo de vida. Otra de las formas de tratamiento para este síndrome consiste en la actividad física, la cual evita el sedentarismo, ayuda a la pérdida de peso y a la resistencia de la insulina. Sin embargo, debemos recordar que toda actividad debe ser adecuada y supervisada para cada persona, ya que puede generar daños a nuestro organismo.

Existen algunas situaciones de riesgo, por ejemplo, la edad, ya que entre más años el organismo va realizando procesos más lento; las personas con enfermedades como diabetes, que es uno de los causantes principales, o distintas situaciones que son provocadas por desórdenes en nuestra salud, como enfermedades del hígado o malas prácticas a la hora de dormir, ya que el sueño es parte primordial para evitarlo. Debemos tener claro algunas maneras de prevenir esta situación mediante una dieta alta en fibra, verduras y frutas; también es necesario limitar el uso de azúcares y sal y hacer ejercicios con un límite de tiempo definido con un experto; pero, sobre todo, es nuestro compromiso hacer conciencia y transmitir buena educación con respecto a una vida saludable para vivir de una manera plena.

 

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