La revista Science reveló que varios investigadores de la Universidad de Michigan recurrieron al programa comercial de inteligencia artificial de síntesis de fármacos llamado Synthia, con la consigna de diseñar nuevas "recetas" sintéticas a los medicamentos que ya se están probando en algunos ensayos clínicos contra la COVID-19.

Danielle Schultz, científica de la multinacional Merck, le dijo a Science:

Si va a suministrar un medicamento al mundo, sus materias primas deben ser baratas y tan disponibles como el azúcar (...) Estoy impresionado por la velocidad a la que [los investigadores] pudieron encontrar nuevas soluciones para fabricar medicamentos existentes".

Esta iniciativa nace porque las escasez de suministros ya es una realidad. Actualmente solo el remdesivir y dexametasona están probados para combatir la COVID-19, por lo que ambos medicamentos ya han presentado síntomas de desabastecimiento.

El pasado 4 de agosto, por ejemplo, fiscales generales de 34 estados de Estados Unidos advirtieron que los suministros de remdesivir están "peligrosamente limitados", por lo que instan a violar las patentes de Gilead Sciences para trabajar con terceros fabricantes para generar suministros adicionales del medicamento.

El uso de la inteligencia artificial permitirá aprovechar los materiales baratos y disponibles, además de aumentar rápidamente la producción de cualquier terapia prometedora.

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Durante la investigación de la Universidad de Michigan, los científicos buscaron la forma de sintetizar 12 medicamentos, incluido el remdesivir. Posterior a este proceso, programaron a Synthia para buscar nuevas soluciones sintéticas y limitaron la búsqueda a opciones que usaban materias primas abundantes y baratas.

El software logró encontrar soluciones novedosas para fabricar 11 de los 12 compuestos. Timothy Cernak, director de la investigación, mencionó:

Son más opciones de las que la mente humana puede comprender (...) Por la misma cantidad de dinero -o menos-, podemos fabricar estos medicamentos a partir de diferentes materiales de partida".

Los investigadores ya registraron patentes en las nuevas rutas sintéticas, sin embargo, su objetivo no es obtener ganancias de estos hallazgos. La principal meta del equipo de Cernak es licenciar gratis su enfoque de fabricación a una o más compañías farmacéuticas para garantizar suministros adecuados.

Las patentes otorgan a las empresas farmacéuticas el derecho a ser el único proveedor de un nuevo medicamento en un país determinado, generalmente durante 20 años. Una vez que un medicamento deja de ser patentado, otras empresas pueden producirlo y venderlo como genérico.