Por Monique Fernández Castro - Estudiante de  Ingeniería Química Industrial

En los últimos 8 años, ha aumentado el interés por conocer el impacto que tienen los desechos plásticos con el ambiente y cómo esto afecta al ser humano y su entorno (Wright et al., 2013). El uso de plásticos tuvo un crecimiento exponencial en las últimas décadas, sin embargo, la producción de polímeros va mucho más avanzado que los métodos de recepción y manejo de plástico desechado. Uno de los ejemplos más importantes es la existencia de grandes acumulaciones de plástico en los océanos, conocidos como garbage patch o islas de basura. El del océano Pacífico el más grande todos, con un área aproximada de 1.6 millones de kilómetros cuadrados (The Ocean Clean Up, s.f.).

Un dato muy importante que muestra The Ocean Clean Up (s.f.) es que estas “islas” están conformadas por microplásticos que presentan un tamaño aproximado de entre los 0.05 a 0.5 cm, hasta megaplásticos con más de 50 cm de tamaño. Cabe destacar el artículo “Microplastics in bivalves cultured for human consumption”, el cual explica que los microplásticos son formados por la degradación de polímeros más grandes y que tienen dos comportamientos: si son de alta densidad, tienden a hundirse y acumularse en el fondo del lecho acuífero, y si son de baja densidad, tienden a flotar y mantenerse en la superficie del agua (Van Cauwenberghe y Janssen, 2014).

En los últimos años, se han hecho muchos estudios sobre el contenido que tiene fuentes alimenticias y se han detectado trazas importantes de plásticos, esto va desde mariscos hasta fuentes de agua. Como investigaron Mason et al (2018), en agua embotellada de diferentes marcas conocidas, se detectaron aproximadamente 325 partículas de microplásticos por litro de agua embotellada. Por otra parte, Koelmans et al (2019) hicieron un análisis exhaustivo de varios estudios y llegaron a una conclusión interesante: la forma más común de plásticos en el agua es en fragmentos y en fibras. Asimismo, confirman su presencia en fuentes de agua potable, que incluye cauces de agua dulce, así como agua embotellada.

Al existir una cantidad importante de polímeros en los mantos acuíferos, solo era cuestión de tiempo para que se empezaran a ver trazas de plástico en especies marinas. Un estudio realizado por Wrigth et al. (2013) sobre el impacto de los microplásticos en organismos marinos indica que para ese mismo año existía una concentración de 100 mil partículas de micro y nano plásticos por metro cuadrado en el océano. Debido a los tamaños de las partículas, estos pueden ser ingeridos por la fauna marina que incluye a la base de la cadena alimenticia como plancton y larvas de mariscos, lo que da como resultado que moluscos, mariscos y peces, que se alimentan de esta base, tengan rastros de microplásticos (Antão et al., 2018).

Como mencionan varios de los estudios anteriores, no se sabe con certeza el efecto que podría tener el consumo de alimentos con microplásticos en los seres humanos. Koelmans et al. (2019) mencionan que una de las problemáticas más grandes que puede ocurrir es la intoxicación por aditivos que se le ponen a los plásticos, ya que todavía no hay estudios contundentes sobre los efectos que tiene el ingerir plásticos en seres humanos.

El manejo inadecuado de residuos plásticos es una de las problemáticas más grandes que está provocando que vaya en aumento la cantidad de plástico presente en los océanos y otras fuentes de agua. Muchas de las personas no están conscientes del impacto que tiene en su seguridad alimenticia botar envases o productos plásticos de manera desinteresada. Por esto es de suma importancia incentivar estudios e investigaciones que puedan demostrar los efectos que tiene el plástico en los alimentos, y crear conciencia en las personas para que desechen de manera adecuada sus residuos.

 

MOXIE es el Canal de ULACIT (www.ulacit.ac.cr), producido por y para los estudiantes universitarios, en alianza con el medio periodístico independiente Delfino.cr, con el propósito de brindarles un espacio para generar y difundir sus ideas.  Se llama Moxie - que en inglés urbano significa tener la capacidad de enfrentar las dificultades con inteligencia, audacia y valentía - en honor a nuestros alumnos, cuyo “moxie” los caracteriza.

Referencias bibliográficas:
• Antão, L., Vethaak, D., Lavorante, B., Lundebye, A. K y Guilhermino, L. (2018). Marine microplastic debris: An emerging issue for food security, food safety and human health. Marine pollution bulletin, 133, 336-348.
• Koelmans, A. A., Nor, N. H. M., Hermsen, E., Kooi, M., Mintenig, S. M., y De France, J. (2019). Microplastics in freshwaters and drinking water: critical review and assessment of data quality. Water research, 155, 410-422.
• Mason, S. A., Welch, V. G., y Neratko, J. (2018). Synthetic polymer contamination in bottled water. Frontiers in chemistry, 6, 407. doi: 10.3389/fchem.2018.00407
• The Ocean Clean Up. (s.f.) The Great Pacific Garbage Patch. Recuperado de https://theoceancleanup.com/great-pacific-garbage-patch/
• Van Cauwenberghe, L., y Janssen, C. (2014). Microplastics in bivalves cultured for human consumption. Environmental pollution, 193, 65-70.
• Wright, S. L., Thompson, R. C. y Galloway, T. S. (2013). The physical impacts of microplastics on marine organisms: a review. Environmental pollution, 178, 483-492.