Por Isaac Torres Carrillo – Estudiante de la carrera de Contaduría
La importancia del modelo costo-volumen-utilidad se debe a que se trata de una estrategia para mejorar los procesos operacionales de una empresa en cualquier ámbito, con la meta de obtener mejores y mayores ingresos por medio de esta decisión financiera. Este modelo se utiliza como herramienta para analizar, a futuro, los posibles escenarios que son la base fundamental para la elección de un determinado curso.
La variable precio es un factor que generalmente no puede controlar ninguna empresa, el gobierno u otro organismo particular, sino el mismo mercado en el cual se encuentre la empresa, mediante la oferta de sus productos. El volumen es fijado por la demanda de dicho producto en el mercado a ofertar, que es producido por cada una de las empresas. De modo que la única variable que tendrá la empresa bajo su control será el costo.
Es importante conocer sobre el cambio en los costos, en caso de que se presenten cambios a futuro a nivel de su actividad realizada, establecer y mantener unas normas claras sobre los planes de inversión, así como de su eficacia en el uso de los recursos disponibles para poder establecer así las respectivas uniones de sus costos, volúmenes y precios de venta. El modelo costo-volumen-utilidad ayuda a las empresas debido a que permite medir el grado de eficiencia sobre el control de los recursos que manejan, lo cual es de vital importancia para todas las empresas, ya que permite también analizar los errores que se han presentado en la empresa para poder tomar acciones para erradicar estos problemas que, en un futuro, pueden ser grandes inconvenientes.
El modelo costo-volumen-utilidad también es de vital importancia conocerlo, ya que asume una dependencia lineal de los costos y el ingreso en el intervalo de análisis. Por otro lado, estos generan supuestos en el análisis Costo Volumen Utilidad, de los cuales los cambios en el volumen de ventas no afectan el precio unitario.
En este modelo se maneja el enfoque de contribución, en el cual, las ventas, cubren en primera instancia los costos variables y el resultado —llamado margen de contribución— representa la riqueza restante con la que la empresa hará frente a sus costos fijos. Este enfoque, por tanto, promueve la división de los costos entre fijos y variables y también el análisis de los cambios en costos unitarios, precio, costos fijos y volumen, para así simular diversos escenarios y facilitar proyecciones a posibles escenarios futuros y conocer de forma anticipada posibles medidas de acción y disminuir el riesgo de pérdidas de una empresa. (Alfaro, 2014, p. 2).
El beneficio del modelo costo-volumen-utilidad se ve reflejado también en el apalancamiento operativo. Este se define como el apoyo que pueden realizar las empresas para que, de un pequeño esfuerzo, se transforme en un incremento proporcional en los resultados para la empresa y con el modelo, se considera muy útil y necesario, ya que gracias a este modelo se puede analizar y concluir si el apalancamiento es positivo o negativo.
Desafortunadamente, esta herramienta no es tan utilizada cómo debería ser en las empresas, lo cual genera pérdidas o tomas de decisiones que, en vez de ser beneficiosas para la empresa, provocan problemas a futuro que se pudieron evitar al realizar el análisis debido. De igual forma, sin el estudio previo puede haber incertidumbre en los cambios de los costos, tanto fijos como variables, así como también en los volúmenes de productividad de las empresas que determinan el margen de utilidad para poder obtener mejores resultados a futuro sobre su rentabilidad.
