Por Christian Solís Barquero – Estudiante de la Maestría de Proyectos

Si miramos hacia nuestro pasado ¿qué podemos observar?, ¿que nos sería relevante e importante rescatar de la década de 1985 a 1995, antes de que el internet se apoderará de nuestra vida? Hace 30 años ¿quiénes eran nuestros líderes?

Quizá si preguntamos a nuestros padres y abuelos, la mayoría concuerde en algunos nombres, los líderes a quienes teníamos en nuestra vitrina, que estaba conformada por un pequeño pero predilecto grupo en el que no todos son líderes positivos. Quizá a nivel nacional se nos venga a la mente el señor Oscar Arias, expresidente de la República quien fuera galardonado con un premio Nobel de la Paz, primer centroamericano en alzarse con ese honroso premio. También existían los líderes negativos, quizá a algunas personas se les pueda venir a la mente Pablo Escobar, que ejercía un liderazgo “diferente”, pero era líder a final de cuentas: miles de personas en su país lo seguían y lo protegían, a pesar de ser un criminal, narcotraficante y asesino. En Venezuela se gestaba un golpe de estado, un líder que por años generó un cambio radical en ese país, Hugo Chávez, seguido por millones de personas que creyeron en que el socialismo y el comunismo eran la solución para salir de la pobreza y repartir de manera equitativa la riqueza de aquel país, uno de los países con mayor posesión de petróleo, con un potencial de convertirse en uno de los países más poderosos del mundo, un líder que llegó al poder y no necesariamente tomara las mejores decisiones, pero que estaba al frente de ese gigante suramericano, ¿positivo o negativo? Un cuestionamiento que tal vez no me corresponde a mi responder, lo dejo a la posición y criterio del lector.

En Costa Rica, teníamos a una selección nacional que iba por primera vez a un mundial de fútbol. Esos jugadores se convirtieron sin lugar a dudas en personalidades, líderes de todo un país. Personajes como Hernán Medford, Gabelo Conejo, Mauricio Montero, Ronald González, Alexandre Guimaraes, personajes que 30 años después de haber sido noticia en este pequeño territorio de Centro América, el día de hoy cientos de miles de personas conocen su legado al deporte costarricense. Cómo no mencionar a las hermanas Poll, Claudia y Silvia, las primeras en subir al medallero olímpico y honrar la bandera costarricense en ese lugar de privilegio, dos jóvenes nadadoras que, con un imponente horario de entrenamientos, nos llenaron de orgullo a millones de costarricenses al ver nuestra bandera levantarse en unos Juegos Olímpicos.

Como podemos ver, los líderes del mundo estaban limitados a personalidades, políticos, deportistas, científicos, escritores, músicos y demás seres que con su trabajo se convirtieron en noticia y llegaron a ser seguidos por millones, generaban influencia a miles de una generación que no estaba preparada en ese momento para observar el giro que poco tiempo después se diera en nuestras vidas a través de la tecnología. La tecnología nos amplió el espectro, nos acercó y nos hizo creer en que como globo somos pequeños, y quizá hoy los líderes del mundo no solo son líderes en sus países. Hoy tenemos la posibilidad de conocer, de seguir y de opinar acerca de líderes a los cuales estamos expuestos todos los días.

El internet nos unió. Las redes sociales nos desnudaron y dejaron en evidencia los secretos que como personas tenemos, también nos hizo capaces de poder proyectar y vivir vidas que no necesariamente son la realidad. Los trabajos de enfermeros, ingenieros, administradores, contadores y tantos más no fueron suficiente y hoy contamos con personas que se dedican a proyectar personajes a través de redes sociales y convertirse en influencers, ya que cuentan con miles de “seguidores”; una realidad aún difícil de entender para los mayores de 40 años que aún intentan adaptarse a todos estos cambios que han venido dándose en la últimas décadas.

Primero llegó MySpace, después Facebook, por ahí hubo algunas redes sin tanto auge como Hi5; hoy tenemos YouTube, Instagram, Twitter, así como algunas desarrolladas para fines específicos como Linkedin, Tinder, Snapchat, Vine, y tantísimas redes sociales más que buscan obtener seguidores y, algunos, aprovecharse de esos canales para así crear necesidades y tendencias nuevas y ser los nuevos líderes de las redes sociales. Hoy tenemos cadenas televisivas como Fox, ABC, o locales como Teletica que necesitan renovarse e innovarse cada día para poder subsistir a todos estos avances tecnológicos que les está quitando oportunidades de negocio como empresas de comunicación, ya que cualquiera es capaz de comunicar a través de estas grandes plataformas que hoy tenemos en nuestros aparatos telefónicos, disponibles 24 horas al día, 7 días a la semana.

Cuando nos referimos a líderes debemos pensar en aquellas personas capaces de influenciar a un grupo, capaces de ser copiados o seguidos hacia un fin común. Hoy nuestros líderes no se limita a los políticos, deportistas, músicos, como hace 30 años, hoy tenemos un espectro más amplio, personas que simplemente por demostrar un estilo de vida se convierten en influenciadores de masas, como por ejemplo “Las Kardashian”, una familia compuesta por un grupo de hermanas mediáticas, con cuerpos envidiables, con estilos de vida poco comunes para nuestra realidad y diario vivir, una familia poco convencional que vive de ser famosa por hacer nada; no son cantantes, no son músicos, no son escritoras, simplemente son eso, una familia que utiliza las redes sociales para dar a conocer y compartir con el mundo ese estilo de vida poco común al que el 99% de la población no tiene acceso. Hoy por hoy ganan millones de dólares por tener la habilidad de ser seguidas por millones de personas en el mundo, porque millones de personas en el mundo anhelan ser como ellas, las copian en sus atuendos, en sus estilos y cada día más personas quieren convertirse en una “Kardashian”.

La pregunta más sensata sería ¿son las Kardashian líderes? Personalmente considero que sí, tienen la habilidad de influenciar, de generar tendencias, de tener a millones de personas esperando a cada minuto un nuevo “post” en sus redes sociales. ¿Generan estas un impacto positivo o negativo? En la influencia que generan, ¿podemos calificarlas como líderes positivos o negativos? Creo que la respuesta a este cuestionamiento sería ¿a quién le importa? Creo que no es algo que sus millones de seguidores se pregunten, lo único que importa es que cada uno aspira a ser como ellas algún día. Los líderes evolucionaron y, con el internet y las redes sociales se abrieron más espacios, más sillas que llenar, y miles de personas han estado buscando dentro de su día a día las herramientas necesarias para convertirse en uno de estos líderes del internet.

En el ámbito profesional considero que, como líderes en nuestras organizaciones, debemos ser cuidadosos con herramientas como las redes sociales y las tecnologías virtuales. Debemos construir nuestro respeto, nuestra influencia en nuestros colaboradores a través de la confianza, a través del conocimiento, y debemos saber manejar responsablemente nuestras redes sociales personales, ya que un avance en el liderazgo profesional puede verse afectado por un tratamiento equivocado que le demos a algunas de nuestras redes sociales. Les comento este ejemplo:

Como líderes trabajamos día a día en nuestras organizaciones para ser respetados, seguidos y tener la capacidad de influenciar a nuestros colaboradores para realizar un mejor trabajo y sentirnos motivados en lo que hacemos; por otro lado, un colaborador nos envía un “follow request”. En el momento de aceptar esta invitación, le damos acceso a nuestra vida privada, a que no solo conozcan al líder o a mi superior en la organización donde laboro, sino que ahora voy a conocer a la persona, al ser humano sensible que está detrás de esa persona que admiro tanto laboralmente hablando. Automáticamente, lo que publiquemos en esas redes sociales tiene un impacto doble, debemos ser consistentes, ya que cualquier publicación puede ser contraproducente o generar un conflicto con nuestro colaborador en el sentido de perder toda esa credibilidad construida por meses en el ámbito laboral. De igual forma ocurre en el sentido contrario, es decir, la imagen construida de nuestro colaborador y que como líderes percibimos, lo que estas personas puedan ser en las redes sociales. Esta percepción puede ser diferente y causar problemas o conflictos en lo que como líderes estamos viendo y cómo reaccionamos a esta situación.

Definitivamente, el mundo ha cambiado de manera exponencial. Hemos pasado de una época en la que la forma de mantenernos informados era lo que los medios de comunicación estaban dispuestos a mostrarnos —estos mismos digerían la información y nos la daban de manera sencilla, entendible y con un punto de vista—, a una era completamente tecnológica, en la que tenemos a la mano millones de datos informativos, información con muchas aristas y con muchos puntos de vista que nos pone en la dura tarea de analizar nuestra posición y tomar una decisión y una posición; una era en la que los liderazgos ya no son solo positivos y negativos, sino que existen miles de tipos de liderazgo; en la que las redes sociales nos exponen y nos ponen en una situación sensible y difícil de mantener, ya que nuestra vida es cada vez menos privada y una situación mal manejada puede repercutir en la pérdida de credibilidad y, por ende, de liderazgo. Esto quiere decir que las personas van a sentir un acercamiento con mi persona, van a tener la confianza de poder saber qué esperar de mí como ser humano; esto alimenta esa confianza y, por ende, se construye el vínculo para que la persona permita ser influenciada por mí, y convertirme en un líder.

En el pasado, como líderes buscábamos estar cada vez más cerca de nuestros colaboradores o de las personas que intentamos influenciar. Por medio de esta cercanía, lográbamos nuestros objetivos. Con las redes sociales, nos acercamos demasiado, y es bueno mantener una distancia.

 

MOXIE es el Canal de ULACIT (www.ulacit.ac.cr), producido por y para los estudiantes universitarios, en alianza con el medio periodístico independiente Delfino.cr, con el propósito de brindarles un espacio para generar y difundir sus ideas.  Se llama Moxie - que en inglés urbano significa tener la capacidad de enfrentar las dificultades con inteligencia, audacia y valentía - en honor a nuestros alumnos, cuyo “moxie” los caracteriza.