Por Yeudi Cerdas Figueroa – Estudiante de la Escuela de Estudios Generales

Una de las características más reconocibles que tienen los seres humanos es la capacidad de reaccionar con emociones ante diferentes situaciones. Estas reacciones pueden ser buenas o malas, por lo que es de suma importancia saber manejarlas correctamente y así evitar malentendidos que podrían acabar muy mal, principalmente en el trabajo. Aunque como individuos multidisciplinarios nos desenvolvemos en diferentes áreas, en este caso en específico nos centraremos en el manejo de emociones dentro del ámbito laboral. Imagine que está en una situación laboral de estrés por un informe que debe entregar en la próxima media hora, le queda bastante por hacer y llega su supervisor y le pide un café. Con seguridad siente cualquier emoción, menos felicidad; no obstante, es mejor saber manejar lo que está sintiendo y proceder con la petición de su jefe. La pregunta aquí es ¿cómo?

Por mucho tiempo, las empresas ignoraron por completo las emociones de sus trabajadores. No lo veían como una verdadera prioridad, pues al fin y al cabo lo importante era llegar a la meta fijada sin importar cómo; es decir, “el fin justifica los medios”. Lo malo aquí es que los “medios” tienen entre sí las emociones de sus colaboradores sobrecargados de trabajo, tareas, estrés, insatisfacción, enojo, frustración y ansiedad, entre otro sinfín de sentimientos que debilitaban el ambiente laboral hasta tornarlo poco grato. Dichosamente, hoy nos encontramos en una época en la que se le da mucha importancia al bienestar emocional en las empresas, tanto así que se llegan incluso a dar charlas sobre esto con el fin de mejorar todo el tema referente al trabajo.

Con el fin de manejar las emociones, se debe entender que más que controlar algo que sucede de manera natural, se debe aprender a cambiar actitudes y comportamientos que terminan siendo dañinos tanto para uno mismo como para los demás. A esto se le conoce como “inteligencia emocional”, que brinda la capacidad de conocer nuestras emociones negativas, aprender a identificarlas, entenderlas y manejarlas (Goleman, 1995). Como consecuencia, permite llegar a tener un dominio propio y control de las circunstancias que se estén suscitando.

Hay muchas prácticas que se pueden implementar con el fin de mejorar este manejo de emociones; entre las más importantes a nivel laboral están conocer las causas y la intensidad de las emociones que se estén dando en ese preciso momento y analizar si lo que se está sintiendo es consecuente con lo que está sucediendo para, a partir de ello, darle un rumbo coherente a lo que se siente y tomar una mejor decisión. Se deben conocer e identificar esas emociones negativas que todos sabemos que tenemos, e ir trabajando a consciencia en cada una de ellas. Es también importante saber cuáles situaciones nos generan estas emociones y con ello hacer lo necesario para evitar caer en ellas repetitivamente y lograr salir del ciclo de las emociones negativas. Se deben evitar los pensamientos negativos que de tanto pensarlos pueden terminar siendo realidades negativas. De la misma manera, también es bueno evitar enfocarse tanto en las situaciones o acciones negativas que pasen, y en lugar de ello es mejor cambiarlos por pensamientos e ideas positivas que ayuden a construir un mejor ambiente laboral.

A todo esto, no se debe olvidar que las emociones siempre van a estar ahí con nosotros en cualquier ámbito de la vida, sean buenas o malas, y lo mejor es encontrar la manera de manejarlas y con ello usarlas como soporte para una mejor estabilidad emocional y un mejor ambiente laboral. En definitiva, queda mucho por hacer y mucho por cambiar.

 

MOXIE es el Canal de ULACIT (www.ulacit.ac.cr), producido por y para los estudiantes universitarios, en alianza con el medio periodístico independiente Delfino.cr, con el propósito de brindarles un espacio para generar y difundir sus ideas.  Se llama Moxie - que en inglés urbano significa tener la capacidad de enfrentar las dificultades con inteligencia, audacia y valentía - en honor a nuestros alumnos, cuyo “moxie” los caracteriza.

Referencias bibliográficas:
• Goleman, D. (1995). Inteligencia Emocional. Kairós.