Por Dayan Campos Gutiérrez – Estudiante de la carrera de Administración de Negocios
“Menos del 10% de las estrategias formuladas se implementa con éxito” - Walter Kiechel (Corporate Strategists Under Fire, Fortune)
Muchas de las situaciones por las que una estrategia no resulta en una empresa es porque se confunde la planeación con estrategia. El formular y desplegar tareas es diferente a lo que realmente se define como estrategia para una empresa, es decir, la capacidad de diferencias y construir ventajas competitivas. La estrategia es parte de los movimientos competitivos para satisfacer a los clientes, así como una serie de acciones encaminadas hacia un fin determinado (Gómez, 2013).
La evaluación de una estratégica es vital y necesaria para el bienestar de una empresa, porque una evaluación oportuna advierte a la empresa sobre problemas que se pueden presentar antes de que la situación se vuelva crítica. Es difícil que una organización que no cuente con un plan estratégico vaya a funcionar, ya que esto es fundamental para lograr alcanzar sus metas y el éxito. Es necesario que se realice una evaluación en la empresa para determinar con seguridad si los proyectos que se establecen serán un éxito en el futuro.
Cuando se habla de una evaluación no solo se toma en cuenta la empresa, sino también el desempeño del trabajador, ya que este es un componente importante para la empresa que implementa y ayuda con estrategias como opiniones, que generen un beneficio para la organización; los empleados y supervisores intercambian opiniones para la regulación del empleo y el rendimiento de cada trabajar (Alsop, 2014). También se requiere que el estudio abarque la misión, visión, objetivos, que son los puntos más importantes, porque desde ahí se establece lo que quiere hacer, a quién dirigirse y hacia dónde se quiere dirigir el proyecto. Las organizaciones usan metodologías que, con el pasar de los años, han ido evolucionando los sistemas para la toma de decisiones, así como la evaluación con herramientas para que empresarios establezcan mejores resultados, lo cual establece procesos dentro de la empresa para un mejor funcionamiento.
Una organización siempre está propensa a contar con oportunidades y amenazas que afectan a la estrategia, cual requiere una respuesta eficaz. Por ello, existe la necesidad de evaluar, tomando en cuenta que la estrategia se debe basar en los objetivos para adaptarse al problema que se genere y resolverlo. El monitoreo constante y la revisión con base en los resultado internos, externos y eventos son puntos esenciales para una empresa (Melo, 2017).
Hay numerosos factores por los cuales las empresas no logran cumplir los objetivos plantados, por eso muchas veces las estrategias que se plantean no generan un buen resultado y, por ende, la empresa llega a tener algunas dificultades en los procesos. Para evaluar una estrategia se deben tomar en cuenta el ajuste de la estrategia, la aceptabilidad y la factibilidad. Estos tres puntos son instrumentos que sirven para la orientación de la evaluación de un proyecto.
Los gerentes siempre deben estar conscientes de los procesos que se están realizando para llegar a los objetivos, pero si en los supuestos planteados se desvían de los pronósticos, la empresa debe renovar los puntos de información de la estrategia. A medida que se cumplan los planeamientos y trabajos se generarán mayores beneficios. Por el contrario, las empresas con malas estrategias sufren de grandes consecuencias como la pérdida de oportunidades, desventaja competitiva, ninguna eficiencia, así como un riesgo real de perder todo lo establecido.
