La COVID-19 actualmente representa un shock global nunca antes visto. Se han perdido cientos de miles de vidas y la economía mundial probablemente enfrenta la peor recesión desde la década de 1930. Un número creciente de enfermedades infecciosas, como el VIH / SIDA, el SARS y el Ébola, pasaron de la vida silvestre a los humanos, y  la evidencia disponible sugiere que COVID-19 ha seguido la misma ruta.

Las medidas de confinamiento han ralentizado la actividad económica e interrumpido las vidas, pero también ha dado señales de un posible futuro más próspero; los niveles de contaminación han disminuido, animales se han dejado ver después de mucho tiempo, por ejemplo.

"Intentar ahorrar dinero descuidando la protección del medio ambiente, la preparación para emergencias, los sistemas de salud y las redes de seguridad social, ha demostrado ser una economía falsa, y ahora la factura se está pagando muchas veces. El mundo no puede permitirse desastres repetidos en la escala de COVID-19, ya sea que sean provocados por la próxima pandemia o por el aumento del daño ambiental y el cambio climático", aduce la Organización Mundial de la Salud (OMS) y añaden que volver a "normal" no es bueno.

En el comunicado, la OMS señala que las decisiones tomadas en los próximos meses pueden llevar patrones de desarrollo económico que causarán daños permanentes y crecientes a los sistemas ecológicos que sustentan toda la salud humana y los medios de vida. O sí se toman con prudencia, pueden promover un mundo más saludable, más justo y más verde.

El organismo de salud internacional enumera una serie de acciones que pueden funcionar para llevar a cabo "una recuperación saludable y verde":

1) Proteger y preservar la fuente de la salud humana: la naturaleza.

Los planes generales para la recuperación posterior a COVID-19, y específicamente los planes para reducir el riesgo de futuras epidemias, deben ir más allá de la detección temprana y el control de los brotes de enfermedades. También necesitamos disminuir nuestro impacto en el medio ambiente, para reducir el riesgo en la naturaleza.

2) Invertir en servicios esenciales, desde agua y saneamiento hasta energía limpia en instalaciones sanitarias.

Los riesgos ambientales y laborales evitables causan aproximadamente una cuarta parte de todas las muertes en el mundo. La inversión en entornos más saludables para la protección de la salud, la regulación ambiental y la garantía de que los sistemas de salud sean resistentes al clima, es una barrera esencial contra futuros desastres y ofrece algunos de los mejores beneficios para la sociedad.

3) Asegurar una transición energética rápida y saludable.

Varios de los países que fueron los primeros y más afectados por COVID-19, como Italia y España, y los que tuvieron más éxito en el control de la enfermedad, como Corea del Sur y Nueva Zelanda, han puesto el desarrollo verde junto con la salud en el corazón de sus estrategias de recuperación de COVID-19. Una rápida transición global hacia la energía limpia no solo cumpliría con el objetivo del acuerdo climático de París de mantener el calentamiento por debajo de los 2 ° C, sino que también mejoraría la calidad del aire hasta el punto de que las ganancias de salud resultantes compensarían el costo de la inversión dos veces.

4) Promover sistemas alimentarios saludables y sostenibles.

Existe la necesidad de una transición rápida hacia dietas saludables, nutritivas y sostenibles. Si el mundo fuera capaz de cumplir con las pautas dietéticas de la OMS, esto salvaría millones de vidas, reduciría los riesgos de enfermedades y reduciría en gran medida las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.

5) Construir ciudades saludables y habitables.

Muchas de las ciudades más grandes y dinámicas del mundo, como Milán, París y Londres, han reaccionado a la crisis de COVID-19 peatonalizando las calles y expandiendo en gran medida los carriles bici, permitiendo el transporte "físicamente distante" durante la crisis, y mejorando actividad económica y calidad de vida posterior.

6) Dejar de usar el dinero de los contribuyentes para financiar la contaminación.

A nivel mundial, se gastan aproximadamente US $ 400 mil millones cada año del dinero de los contribuyentes para subsidiar directamente los combustibles fósiles que están impulsando el cambio climático y causando contaminación del aire.

Llamado de expertos en salud a los países de la G-20

Bajo el lema #HealthyRecovery, 350 organizaciones que representan a más de 40 millones de profesionales de la salud, y más de 4.500 profesionales de la salud individuales, de 90 países diferentes, han firmado una carta dirigida a los representantes del Grupo de los 20 (G20). El fin: las políticas de recuperación post-pandemia que tendrán que implementar en los próximos meses.

El G20 representa el 85% del producto bruto global, el 66% de la población mundial y representa el 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero.

El comunicado comunicado señala:

"Hubiera sido posible mitigar y, tal vez, incluso prevenir estos efectos invirtiendo suficientemente en la preparación para las pandemias, la salud pública y la gestión del medio ambiente. Debemos aprender de estos errores y rehacernos con más fuerza, más salud y más resiliencia". 

Asimismo, el informe enfatiza en la contaminación atmosférica como una problemática que ya debilitaba nuestra salud, y que aumenta el riesgo de sufrir enfermedades y agravar sus síntomas. Sus causas se relacionan en el tráfico de vehículos, centrales térmicas de carbón, quema de desechos sólidos y prácticas agropecuarias.

No obstante, los profesionales de salud no señalan solo la crítica, también exponen acciones puntuales para que los líderes incorporen en sus políticas. Destacamos:

  • Actuar ante la contaminación del aire, el cambio climático y la deforestación
  • Reconsiderar los subsidios a la explotación de combustibles fósiles y dirigirlos a las energías renovables
  • Prioridad a los peatones, los ciclistas y el transporte público en las ciudades.
  • Que las autoridades de salud y los asesores científicos participen en la elaboración de las medidas para garantizar la promoción de la salud.