Una nueva investigación publicada en los últimos días por Nature comprueba que la cooperación internacional iniciada en los años 80 para bajar el uso de los químicos que destruyen la capa de ozono está ayudando a devolver la corriente de chorro del sur a su estado normal, después de décadas de interrupción causada por el hombre, según detalla el estudio.
Los resultados demuestran que existe la capacidad de revertir el daño en los sistemas climáticos si se actúa con prontitud y en coordinación internacional las causas. La corriente de chorro del sur son fuertes vientos que forman patrones climáticos y corrientes oceánicas en el hemisferio sur, con mayor presencia en el verano.
Hasta el año 2000 estas corrientes estaban cambiando su curso habitual, y avanzaban hacia el Sur a una velocidad de un grado de latitud por década, afectando tormentas y precipitaciones sobre Sur América, el Este de África, y Australia.
Investigaciones anteriores mostraban que las causas principales se debían al deterioro de la capa de ozono por compuestos químicos artificiales como los clorofluorocarbonos, hidrofluorocarbonos que se encuentran en refrigeradores, aerosoles y otros procesos industriales.
El Protocolo de Montreal de las Naciones Unidas en 1987, determinó un acuerdo para bajar el uso de estos químicos gradualmente que habían sido la causa del adelgazamiento de la capa de ozono y el “agujero” sobre el polo Sur. Esta afectación en la capa de ozono fue la causante de los patrones de viento.
Este nuevo artículo muestra que el protocolo de Montreal fue efectivo en detener el movimiento de la corriente de chorro desde el cambio de siglo y hasta puede estar iniciando su reversión, a medida que el agujero de ozono empieza a cerrarse, el cual en setiembre pasado, en el mes del pico anual, imágenes satelitales mostraban la menor extensión del agujero desde 1982.
Los efectos esperados serán distintos según la región. Mientras se espera más lluvia en la Patagonia o Australia, es posible que las regiones centrales de Sur América y el Este de África tengan cambios en la precipitación contrarias.
“Estas son buenas noticias, definitivamente. Esto muestra que nuestras acciones pueden detener el cambio climático. Podemos ver acciones coordinadas que funcionan. Es un mensaje fuerte para nosotros como emisores de gases de efecto invernadero. Esto muestra que podemos manipular el clima de ambas maneras: de manera incorrecta y para revertir el daño que hemos causado”. Mencionó Alexey Karpechko, crítico del periódico que trabaja para el Instituto Meteorológico de Finlandia.
Los impactos de esta reversión en las corrientes de chorro y la recuperación de la capa de ozono todavía están en estudio. Sin embargo, los autores de esta investigación resaltan su valor como la prueba de que la cooperación internacional sí es el camino para revertir sistemas climáticos alterados y deteriorados.