Imagine que un día desde su dispositivo móvil usted puede consultar el estado de cada decisión que sucede en el gobierno y cualquier oficina que ostente poder en este país. O que usted pueda saber exactamente quién es el responsable de que la calle que no se repara frente a su casa, continúe en ese estado. Es más, imagine que en nuestro país no hubiese forma de que la corrupción pudiese tener un mínimo espacio en el sistema de decisiones. Eso sería posible si se utilizara la tecnología de blockchain en nuestra estructura gubernamental.

Si usted no es una persona familiarizada con el área tecnológica o lo es pero aún no comprende en qué consiste el blockchain, hoy voy a intentar de la forma más sencilla posible, explicar de qué trata y cómo afectaría a nuestro país si lo utilizáramos en las estructuras gubernamentales.

A nivel técnico, el término blockchain se utiliza con más frecuencia todos los días para trazabilidad de procesos, y a su vez es la tecnología que está por detrás del famoso Bitcoin, una de las criptomonedas más grandes del globo, que actualmente tiene un valor de ₡5 millones (cada Bitcoin), y un capital de mercado de $150MM (ciento cincuenta mil millones de dólares), cifra que estoy seguro no podríamos dimensionar fácilmente.

Ustedes se preguntarán, ¿cómo es que algo como una criptomoneda llega a tener un valor tan alto? ¿Qué gobierno controla estas cosas? ¿Qué es esta locura del blockchain y desde hace cuánto anda por ahí sin que sepamos en qué consiste? La respuesta es bastante interesante: no lo controla nadie, lo controlan todos los que han decidido estar dentro y la mejor parte de todo, no puede ser infectada por el deporte favorito de los gobiernos del mundo: la corrupción.

Escenario #1: Las estructuras ordinarias que no utilizan blockchain

Imaginemos un caso para nada común donde usted, junto conmigo y otras 4 o 5 personas, vamos a construir un nuevo negocio donde hipotéticamente, todo lo que generemos de forma individual durante el nuevo año fiscal, se va repartir equitativamente entre todos.

¿De qué forma podríamos asegurarnos de que este modelo de negocio será totalmente transparente?

Pues yo pensaría, que todos deberíamos de tener acceso a las cuentas bancarias de los otros miembros del grupo, ya que sería la única forma de mantener la transparencia del proceso. Sin embargo, nada nos aseguraría que realmente todo el dinero de los otros miembros, está entrando y saliendo por la cuenta a la que tenemos acceso, y eso nos haría dudar un poco porque nos tocaría confiar en los otros. Sumado a esto, en la ecuación hay un tercero que gestiona los movimientos, conoce cada detalle de lo que pasa y lo hace comportarse como un sistema centralizado, el banco.

Si lo ponemos en perspectiva de nuestra democracia, las noticias de casos de corrupción nos van dictando año tras año, que aunque podemos ver a diario “todo lo que sucede” en el gobierno, a través de las noticias y canales oficiales, nunca sabremos si realmente lo que nos dicen es la historia completa, ni los mismos medios de comunicación, puesto que los nuevos casos como el Cementazo, nos dan evidencias cada vez más notorias de que claramente solo percibimos una parte de todo lo que pasa en nuestra estructura de gobierno y no lo hemos podido evitar, ¿no lo creen?

Escenario #2: Las estructuras nuevas utilizadas a base de blockchain

Ahora imaginemos que el gobierno comienza a utilizar blockchain en cada rincón de su estructura, ¿qué sucedería y cómo funcionaría? Ojo no hablo de una criptomoneda, sino de la tecnología blockchain como tal.

A continuación sin mucho detalle técnico, les explico cómo funciona el blockchain y cómo se comportaría en el gobierno.

Vamos a decir que para tener una estructura gubernamental totalmente transparente, todos los ciudadanos debemos saber en tiempo real todo lo qué sucede y que a su vez pueda quedar registrado siempre para poder consultarlo cuando queramos (como supuestamente sucede ahorita). Sin embargo, la única manera de que eso pudiera llevarse a cabo sin que tengamos que confiar en una persona que lo administre todo (el mismo gobierno), es que un ente totalmente imparcial (blockchain), registre en tiempo real cualquier reunión, carta, decisión, votación o mínimo movimiento que se lleve a cabo en cualquier oficina del gobierno y sus instituciones y que cada ciudadano tenga siempre una copia exacta de lo que está sucediendo. Pues precisamente así es como funciona el blockchain bajo un recurso llamado contratos inteligentes (smart contracts).

Esa idea de que no sea una persona la que administre ese registro, es lo que llamamos una estructura descentralizada que es el corazón que da vida al blockchain. ¿Cómo se puede hacer esto?

El mejor ejemplo es pensar que a partir de ahora, todo lo que pase en nuestro país a nivel de gobierno, municipalidades e instituciones, quedará registrado en una hoja de Excel en Google Drive, a la que todos tenemos acceso desde nuestro teléfono, y ahí aparecerán registradas de forma oficial, todas las decisiones gubernamentales, las fechas en que se llevaron a cabo, quién lo hizo, bajo qué contexto o información y todo lo que se les ocurra, siendo una copia exacta todo el tiempo, eso sí (y acá es donde se pone interesante el asunto), en el momento que alguien intente registrar una línea en esta hoja, ese movimiento será enviado a todos los participantes de la red, y contra una serie de reglas con las que comulgamos todos los miembros, se aceptará si es válido o no lo que se quiere hacer, esto puede ser la Constitución, leyes, códigos y reglamentos que ya existen y que nos regulan desde hace muchos años.

De esta forma, cada vez que una decisión vaya a ser tomada, se valida contra las leyes que todos hemos acordado utilizar para regir nuestro territorio y si la transacción cumple las leyes, podrá ser registrada en la hoja maestra, de lo contrario será inmediatamente desechada y no quedará registro porque no se pudo efectuar.

Acá podemos ver gráficamente cómo funcionaría si por ejemplo el Ministerio de Hacienda tuviese que mover dinero de forma transparente, de un punto A a un punto B, y nosotros representáramos cada una de las “partes de la red” que pueden ver en tiempo real cómo se ejecuta la transacción:

Cuando un movimiento queda registrado en esta “hoja maestra” llamada blockchain, ese movimiento se convierte en un bloque de la cadena (paso 5) y absolutamente nadie la puede modificar porque todos nos enteraríamos de quién está intentando hacerlo (paso 3) y además, pensando en un sistema de gobierno que tiene cientos de transacciones por segundo en todas sus instituciones, siempre tendríamos una transacción entrando, que está a punto de colocarse en la cadena, y nadie podría interferir en ese enlace o nos daríamos cuenta.

En este proceso hay varias capas de seguridad y criptografía que sería algo complicado de explicar, pero prácticamente todo se reduce a ser un bloque y que todos veamos qué ocurre con él. Esto es lo peligroso del blockchain para nuestros amigos practicantes de la corrupción, puesto que ya ninguna persona tendría forma de burlar el sistema que todos vemos en tiempo real, convirtiendo así nuestra democracia en un registro digitalizado, único y transparente, y eso pondría a muchos corruptos en aprietos.

Esto no es una tecnología nueva, lleva exactamente 11 años existiendo, pero ahora es más accesible que nunca.

Bajo este modelo podríamos pensar inclusive en algo llamado voto secreto perfecto, donde cada uno de nosotros puede escoger a los gobernantes, sabiendo exactamente dónde quedó registrado su voto y que siga siendo secreto (uso de identificadores como la cédula), porque el gran problema en nuestras “democracias representativas”, es que aunque el TSE sea un órgano transparente, nuestro voto es tan secreto, que ni siquiera nosotros mismos sabemos si este se contó correctamente y en dónde terminó la papeleta que utilizamos. Por más que tratemos de confiar en un grupo de personas como los fiscales del TSE, nuestra democracia sigue siendo centralizada y se basa en la confianza.

El gran reto

Despertando de esta utopía, lo que tenemos en frente no es algo inalcanzable a nivel de gobierno central, pero sí nos va tomar muchos años para que algo así suceda por evidentes razones y evidentes detractores.

Mientras tanto, el uso de este modelo podría tomar fuerza si desde nuestra comunidad buscáramos de qué manera trazar cada cosa que sucede en nuestro gobierno local. Si podemos hacerlo para un grupo pequeño como el de las comunidades, se podría iniciar una verdadera democracia respaldada por una tecnología que ha venido a cambiar nuestra era y que ya hace muchos años lo ha venido haciendo en distintos ámbitos, sacando a la luz cosas que nunca podemos ver por vivir realmente fuera de nuestro diario sistema de gobierno.

Si lo que buscamos es transparencia y una tecnología tan disruptiva puede ofrecerlo para mejorar nuestro sistema de participación ciudadana ¿dejaría usted que el blockchain forme parte de nuestra estructura gubernamental o vería peligroso que seamos un país tan transparente?

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