Esa norma nos urge, y no nos vamos a cansar de exigirla. Se lo pido de forma personal porque he experimentado en carne propia las implicaciones de no tener una normativa establecida para hacer cumplir con una ley que existe desde hace dos reformas constitucionales. Si necesita un bolígrafo, se lo llevo. Si necesita un empujón, me avisa, con gusto se lo doy. No quiero que más mujeres pasen por lo que yo pasé en el 2015, una experiencia que acabó con todas mis intenciones de gestar.

Usted no tiene ni la más mínima idea, presidente. Escucharlo hablar sobre "prioridades" y sobre la "distracción" que los temas URGENTES de la salud sexual y reproductiva de las mujeres representa para su gestión, se siente como un golpe en la boca del estómago.

Cuando mi ginecóloga me acompañó donde la especialista a verificar que mi saco gestacional estaba vacío a las casi 7 semanas de embarazo, yo apenas podía caminar de la tristeza. Usted nunca va a saber lo que se siente querer tanto ese hijo que no existe, sentirse tan embarazada sin estarlo, llevar dentro del cuerpo algo que se quiso con todas las fuerzas, presentar unos síntomas subjetivos de embarazo tan fuertes que una siente que se vuelve loca, que duele desde que una se despierta hasta que se acuesta. Usted nunca va a saber lo que se siente llegar al EBAIS con un doble diagnóstico de aborto retenido de dos excelentes profesionales de la salud y que una secretaria mediocre y violenta, asomándose en los papeles apenas, pregunte "¿ya está sangrando? porque si no está sangrando váyase para la casa, aquí no le vamos a dar una referencia si no es emergencia, solo porque a su doctora se le antoja que hay que operar...".

¿Sabe una cosa, presidente? Cuando mi doctora y su colega especialista vieron mi cuerpo lúteo trabajando a full y mi busto adolorido e inflamado, me mandaron a hacer conteo de los niveles de hCG cada dos días, porque se suponía que tenían que disminuir en vez de aumentar. Pero aumentaron, siempre. Y la preocupación de estar frente a un caso de enfermedad trofoblástica gestacional aumentó con los días. Usted nunca va a entender la tortura de sentir en cada célula del cuerpo un embarazo que no existe. La tristeza. El dolor. Las ganas de que todo se acabe YA. Y el miedo. El miedo a que ese saco gestacional que debía albergar un hijo deseado se estuviera convirtiendo en un tumor maligno. Levantarse todas las mañanas deseando que, finalmente, el cuerpo se decida a sangrar, para que en el sistema de salud pública finalmente le den bola a la emergencia. Y de paso, rogar para que ese saco no sea síntoma de una enfermedad que hace metástasis invasiva en los pulmones y el cerebro en solo semanas.

Yo no quiero escucharlo a usted, ni a ningún otro hombre, ni a ninguna mujer en un puesto de poder, decir que la salud sexual y reproductiva de las mujeres no es una prioridad. Estoy harta de ver mis derechos convertidos en moneda de cambio. Me enferma que para hacer cumplir con un procedimiento LEGAL, establecido desde hace tantos años, una necesite plata. Porque una intervención quirúrgica como la que yo necesité, cuesta mucha plata. Y tuve la suerte de contar con un círculo de apoyo que me la dio sin pestañear. Pero muchas miles de mujeres no tienen los recursos que yo tuve y necesitan que esa norma técnica se firme ya mismo.

No vamos a esperar más. No queremos esperar más. Ya hemos esperado mucho, ya hemos puesto el cuerpo muchas veces mientras ustedes ponen leyes que nos lo atropellan. Ya hemos puesto muchas muertas. Ya hemos sacrificado mucha salud mental y física en nombre de las "prioridades" de gobiernos misóginos. Ya estamos hartas de ver a hombres privilegiados legislando sobre los cuerpos de las mujeres como si nosotras fuéramos incapaces de autogestionar nuestras vidas. Y estamos hasta la coronilla de que ustedes no entiendan que estas acciones criminalizan de forma perversa y denigrante la pobreza en la que viven miles de mujeres en Costa Rica. #FirmeYa, Carlos. Tenga decencia.

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