La decisión del presidente electo, Carlos Alvarado, de no realizar el cambio de mando en el Estadio Nacional, levantó dudas y solicitudes de ciudadanos sobre el lugar en el que debería hacerse la ceremonia el próximo 8 de mayo.

La Plaza de la Democracia en San José, Cartago para agradecer el resultado de la segunda ronda, o las zonas costeras para enviar un mensaje político han sido algunas de las opciones mencionadas en los últimos días.

Pero ¿qué dice nuestra legislación sobre el lugar en que debe hacerse el traspaso de poderes? 

La juramentación del Presidente y vicepresidentes electos se realiza ante la Asamblea Legislativa en una sesión especial habilitada para tal efecto, según lo establece el artículo 137 de la Constitución Política.

ARTÍCULO 137.- El Presidente y los Vicepresidentes prestarán juramento ante la Asamblea Legislativa; pero si no pudieren hacerlo ante ella, lo harán ante la Corte Suprema de Justicia.

Lo anterior implica que, naturalmente, el lugar donde se realice la ceremonia debe coincidir con el lugar en que sesiona el Congreso.

Todos sabemos que la Asamblea sesiona en Cuesta de Moras, sin embargo, lo cierto es que el artículo 114 de la Constitución dice que el Congreso residirá en la capital de la República, en este caso, el cantón central de San José.

ARTÍCULO 114.- La Asamblea residirá en la capital de la República, y tanto para trasladar su asiento a otro lugar como para suspender sus sesiones por tiempo determinado, se requerirán dos tercios de votos del total de sus miembros.

Ello quiere decir que los diputados pueden sesionar -y por ende realizar la ceremonia- en cualquier punto de la capital y que si desean hacerla en otro sitio, a solicitud del presidente electo, deberán aprobarlo no menos de 38 legisladores en el Plenario.

Todos los traspasos de poderes se han realizado históricamente en el Estadio Nacional, en La Sabana.

Abel Pacheco fue el primero en romper la tradición, al recibir la banda presidencial en el Teatro Popular Melico Salazar. Laura Chinchilla se vio obligada a hacer la ceremonia en La Sabana, pues el actual Estadio Nacional aún estaba en proceso de construcción, aunque logró entregarla a Luis Guillermo Solís en el nuevo inmueble.

Alegando altos costos y la necesidad de ahorrar en esta ceremonia para celebrar "por lo alto" el Bicentenario de la Independencia, Carlos Alvarado rechazó recibir la banda presidencial en el Estadio Nacional.

Aunque se barajó en su momento hacerlo en el Teatro Nacional, esa opción también se descartó.