Todo el mundo ha escuchado del déficit fiscal pero no todos sabemos qué es, qué significa y por qué nos debería importar. A menudo se escucha en la calle: ¿a mí qué me importa eso?, ¡si de por sí esos corruptos políticos se lo roban todo!

¿Pero, en realidad es así? ¿Son los políticos o somos nosotros como pueblo? Porque recordemos que es igual de corrupta la persona que no paga impuestos, soborna a un oficial de tránsito, paga para no hacer fila, se cola en las presas por donde no hay vía, copia en los exámenes, obtiene un puesto solo por contactos o nombre, etc.

Por dicha existen organizaciones como Transparency International que se encarga de presentar el Índice de Percepción de Corrupción cada año. Para efectos de este artículos usaremos como referente el de 2015 que en la región americana, se vio así:

Para entender el gráfico tomemos en cuenta que entre más alto el puntaje, menos corrupción se percibe. Recordemos, además, que ningún país del planeta tiene calificación perfecta (Dinamarca, #1 del 2016 promedió 91 de nota en los últimos 5 años).

La nota de cada país se mide mediante una metodología basada en encuestas e investigación periodística, que se puede consultar acá. Cabe agregar, que este mismo órgano internacional se encarga de realizar varios estudios serios acerca de corrupción en varios temas, generalmente enfocados al ámbito global.

En el 2016 (2017 está pronto a publicarse) Costa Rica ocupó el puesto 41 (siendo el mejor el #1) de todo el planeta y en el gráfico adjunto (2015) vemos al país ubicado en el número 5 del continente americano (solo detrás de Chile, Uruguay, Canada y Estados Unidos) . ¿Esto quiere decir que estamos bien en este tema? Por supuesto que no. Además, hay que tener claro que los esfuerzos anticorrupción deben de mantenerse en el tiempo para la mejora continua del sistema democrático.

No obstante, muchas veces nos renegamos absolutamente a pagar más impuestos porque alegamos como pueblo que "de por sí todo se lo roban". Y es que, ¡qué pereza salir a pensar que voy a tener que pagar más impuestos con estas calles! Uy, y además, el marchamo a fin de año. Pero la congoja vial no es producto de la corrupción sino de la inoperancia que tenemos en nuestro sistema actual. Más adelante profundizaré más en este tema, por ahora, lo que nos atañe en este artículo.

¿Qué es el déficit fiscal?

El término déficit significa carencia de algo. En economía se relaciona con el mal aprovechamiento de los recursos escasos. Por otra parte, la palabra fiscal hace referencia a aquello relativo del Estado, su tesoro (fisco). En tico, significa que gastamos más plata de la que ingresa. En muy, muy sencillo, eso es el déficit fiscal.

El déficit fiscal es producto del mal manejo financiero de los gobiernos que generaron políticas de gasto sin tener claro el efecto en el mediano y largo plazo para la economía del país. En el segundo Gobierno de Óscar Arias —por ejemplo— se dio un aumento de un 20% en la planilla del Estado, lo que implicó un aumento en el gasto del presupuesto público, ya que el peso mayoritario de este se va en el pago de salarios. En la figura a continuación se puede ver esto reflejado en el ingreso y gasto del Gobierno en cada año.

Pero diay, tampoco es como que por gastar más un Estado va a dejar de funcionar. Entonces acá es donde aparece una cosa que se llama estructura de capital, que básicamente es la manera en la que las empresas y los gobiernos manejan la plata: mediante deuda o mediante patrimonio (billete propio).

Es decir, como la cosa está así y los ingresos se mantienen constantes, entonces la única manera en la que puede funcionar el Estado es mediante un aumento de la deuda. Esto se observa claramente en la siguiente figura del Presupuesto Nacional en Costa Rica 2016, que demuestra el incremento de esta en el tiempo.

El problema con el aumento de la deuda es que los bancos grandes (de esos que prestan platas a países y corporaciones) también tienen tasas de interés. Entonces, como los ingresos se mantienen constantes, la deuda va a continuar aumentando ya que no es posible poder amortizar esta misma. Una manera de entenderlo fácil es con el siguiente ejemplo...

Si por mes mi salario son ₡100 y tengo una deuda de ₡100 con una tasa del 5% quiere decir que el otro mes tengo un saldo de 105 colones. Si tomo solamente 4 colones, por ejemplo, para pagar esa deuda, entonces mi saldo nuevo son ₡101. Para el otro mes, mi saldo sería de ₡106,5 colones. En otras palabras, si no tengo suficiente ingreso para amortizar los créditos, entonces el saldo sigue creciendo...

Este saldo se representa como un porcentaje del PIB, y, si no se hace algo al respecto con respecto al ingreso y el gasto, la deuda del Gobierno Central puede superar el 60% del PIB en 2020 y el 70% en el 2022...

Ojo que esto no quiere decir que usar deuda sea malo. En realidad, manejar una cantidad de deuda es bueno si es hecho con cuidado, porque en la estructura de capital, a veces sale más bajo el costo de capital de la deuda que del patrimonio. Lo que pasa es que esto puede sacrificar la liquidez (efectivo, dinero, billete, plata) que tenga una organización o el Estado.

Y ahora imagínense a esos bancos viendo a un país donde cada vez crece más la deuda. Esto implica que disminuye el precio de mercado de los bonos que puede emitir el Estado y que además las tasas de interés suben porque somos mala paga porque siempre seguimos pidiendo prestado (sin que haya un aumento significativo del PIB). Lo que pasa es que, de seguir la situación así, eventualmente los bancos pueden optar por no prestar más dinero al país, y ahí la cosa sí que se pone fea.

¿Qué se está haciendo?

Entonces viene el famosísimo Plan Fiscal que nadie quiere aprobar. Algunas fracciones legislativas no lo quieren aprobar para que el pueblo no satanice a su partido por haber sido el que nos "aturuzó" más impuestos. Lo que pasa es que nadie lee el bendito plan que se ha propuesto y solo pensamos que son más impuestos. En realidad, son varios proyectos incluyendo una Regla Fiscal que implicaría:

  • Limitación del gasto del Gobierno Central en función del crecimiento del PIB real, así como de la deuda (se gasta más cuando hay resultados económicos reales y menos cuando hay más deuda para asegurar que siempre haya plata).
  • Uso de los superávits (platas no ejecutadas) de las entidades públicas para amortizar su propia deuda (plata que sobró para pagar el saldo real de la deuda y disminuirla).
  • Monitoreo trimestral de la ejecución del presupuesto (seguir a los entes públicos para ver que estén breteando con la plata que se les da).
  • Verificación del cumplimiento de la Regla Fiscal (la Contraloría General de la República haría un informe cada mayo para ver si se está cumpliendo la Ley o no).

Pero este es solo uno de los proyectos de Ley que implicarían mejorar las condiciones fiscales del país

  1. Fraude fiscal (19.245) aprobado
  2. Lucha contra el contrabando (19.407) aprobado
  3. Exoneraciones (19.531)
  4. Eficiencia en la administración de los recursos públicos (19.555) aprobado
  5. Normativa de pensiones (19.661) aprobado
  6. Impuesto de valor agregado (19.678)
  7. Impuesto de renta (19.679)
  8. Ley de buen desempeño de empleados públicos (19.787)
  9. Ley de Responsabilidad Fiscal (19.552)

Veamos que no todos proyectos están aprobados, además que son un montón, no solo son más impuestos. Por ejemplo, el 19.552 es algo bastante interesante, así como el 19.555 y el 19.245. Y, todos los medios, además del pueblo, salimos a gritar "primero contengan el gasto", pero precisamente es lo que varios proyectos de ley intentan atacar, antes de aumentar los impuestos. Pero, aun así, ciertos personajes de la Asamblea Legislativa (como Otto Guevara), les declaran la guerra a proyectos como el de Fraude Fiscal...

Como hablamos antes del crecimiento de la deuda, la retención del gasto no es suficiente para poder amortizar y controlar un poco los pasivos (deudas) del Estado. Además, Hacienda ha hecho esfuerzos importantes de recaudación, como el aumento en 400% en abril del año pasado y el aumento en ingresos del 11,5% en el período enero-julio 2016 con respecto a 2015.

Ojo que esto no implica una defensa al Ejecutivo, pues ni soy partidario, ni tampoco estoy de acuerdo con el accionar estratégico del Presidente, pero al pan pan y al vino vino. Sí se han hecho esfuerzos por contener el gasto y aumentar el ingreso, lo que pasa es que esa información no pasa los filtros de los medios de comunicación ya que cosas como fraude y responsabilidad fiscal parece que no les sirve, digo, si no fuera así, ¿por qué esconder cosas?

¿Qué se puede hacer?

Ahora es momento de la parte propositiva del presente. Un Plan Fiscal por sí solo no va a mejorar el desarrollo del país. Claro, es algo totalmente necesario, pero algunos de estos proyectos poseen cosas que no tienen mucho sentido. Y es que hay que empezar por la percepción que tiene el pueblo del sector público para poder generar una estrategia viable y que algunos proyectos se aprueben y que el país camine.

Por ejemplo, las personas no quieren más impuestos porque el Estado es tremendamente ineficiente en sus procesos burocráticos y porque no se ven las cosas tangibles que se requieren para que mejore la percepción que tiene el pueblo del sector público. Pensémoslo por un momento e iniciando por las calles del país. ¿Quién rayos querría pagar más si todos los días hay presa y no se hace nada?

Necesitamos reformar la manera en que funcionan los procesos públicos en el país. En vez de quitar las anualidades y pretender que la gente se “gane su aumento” (cosa que muchos sindicatos no van a permitir), puede ser interesante dejar todo como está, incluyendo anualidades, convenciones colectivas, etc.

Pero tranquilidad, todavía no me crucifiquen. Por supuesto que esto no es muy atractivo, pero a nivel de viabilidad política, los proyectos deberían de crearse de manera que se puedan ejecutar y no que se vayan pateando hacia adelante para que el próximo que venga se eche el rollo.

Lo que se podría hacer es un proyecto de ley en el cual se haga una evaluación periódica de los funcionarios públicos, con indicadores de productividad y resultados (ya existe en el papel). Luego, al final del período fiscal se evalúa si recompensa al funcionario(a) o bien si se le da una llamada de atención. Esta llamada de atención implicaría que, si para el otro año no se mejoran los indicadores de la persona, entonces se inicia el proceso de despido con responsabilidad patronal.

Esto podría generar una mejora en lo que se necesita para pedir más impuestos: eficiencia del aparato estatal. Mientras tanto, si muchas personas se duermen pues tranquilidad que hay muchas otras esperando una oportunidad laboral (aumentaría la competencia por tener ese nivel de ingresos y beneficios). Es decir, sin modificar mucho el cómo está la cosa para que los sindicatos no brinquen mucho (porque como sabemos, normalmente el Ejecutivo de turno les tiene pánico o por lo menos eso aparentan) y para que sea políticamente viable, sino nunca se hará nada. Y, en el caso de que un gremio se tire a las calles porque solamente se le está evaluando para que el país avance, es algo que el resto del pueblo podría ver con malos ojos y generar presión en la Asamblea (y que no queden mal parados los partiditos).

Además, se puede incluir a los benditos sindicatos en la elaboración de las herramientas, para que no haya paros ni bloqueos por ponerlos a bretear y que no implique que el Ejecutivo salga a esconderse otra vez con la excusa de mantener la paz social.

Si se pone al aparato a trabajar como lo hace el sector privado (sin privatizar tampoco, basado en resultados y anidado en la ciencia), entonces la percepción del pueblo sería que el país está avanzando (imagínense un par de carreteras por año, o citas en la CCSS que sean de un día a otro, o que un permiso de funcionamiento se entregue en dos días). En ese momento, es mucho más viable pedir un aumento en el IVA así como en renta, mientras se van aprobando y ejecutando los demás proyectos de contención del gasto.

Otra cosa importante es que también debe de generarse política de calidad que asegure las finanzas y el crecimiento económico de Costa Rica. Por ejemplo, la CEPAL en su informe de Financiamiento a la Inversión de las PyMEs en Costa Rica establece que nuestro parque productivo es compuesto en un 98% de pequeñas y medianas empresas. Y, del total, el 58% financian sus operaciones e inicio con ingresos propios, porque, al igual a como lo advirtió el Foro Económico Mundial, nuestra competitividad se está viendo afectada por una mala estructura financiera, así como la infraestructura del país.

¿Qué tiene que ver esto con el tema fiscal?

Bueno, si hay un entorno competitivo para que pequeñas empresas arranquen en el país (máxime con el nivel de desarrollo humano que tenemos acá, con las universidades que tenemos, el seguro social, así como el acceso a la educación), entonces habrían más ingresos gravables que también implicarían más plata al Estado. Por eso es que no tiene ningún sentido generar un impuesto a las sociedades comerciales, porque más bien desincentivaría los emprendimientos, en vez de fortalecerlos. Pero bueno, eso ya está.

Los empresarios no solo tienen que pagar la CCSS (es caro, pero es una obligación), más la renta, más los salarios, más los costos asociados a la infraestructura que tenemos, más el costo del tiempo de tramitología (tema que ha venido mejorando sustancialmente en el tiempo), entre otro montón más. Esto no fomenta el crecimiento económico, menos si tenemos tantísimas empresas pequeñas, así como un parque industrial basado en servicios (que por cierto, es una actividad económica que no se encuentra gravada).

El problema fiscal se arregla con políticas de calidad y que sean integrales. Algunas ideas del Ejecutivo están bien, pero Costa Rica estará estancada hasta que no pongamos a trabajar al sector público. Aclaro que hay un montón de funcionarias(os) públicos (la gran mayoría, de hecho) que sí quieren trabajar (y trabajan) por su país, pero se topan con paredes en los mandos medios de las instituciones por el estado actual de la ley que permite que la gente se acomode, mientras el país sigue en un rumbo de deuda peligroso.

Súmele a todo esto fomentar emprendimientos innovadores y entonces sí podríamos tener una economía floreciente. Este tema de innovación será algo de lo que escriba más adelante, ya que es otro motor de desarrollo. Y no lo digo yo, lo dice la OCDE a la que tanto estamos intentando entrar.

Por último, señalar una obviedad que parece estamos ignorando: creer que un partido o Gobierno va a solucionar este tema sin apoyo del pueblo es una novela fantástica en la que hemos estado durmiendo por más de 10 años y que se encuentra cerca (muy cerca) de explotar.

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