Hay una fuerza silenciosa que sostiene a Costa Rica desde sus raíces: comunidades organizadas, colectivos o liderazgos locales que emergen con una visión clara de lo que necesitan y hacia dónde quieren ir. En pueblos rurales, territorios indígenas, zonas costeras y montañosas, esa energía comunitaria ha sido clave para construir bienestar.

Desde el Banco Nacional hemos aprendido a ver y escuchar esa fuerza. Sabemos que el desarrollo más duradero no se impone desde afuera: se construye desde adentro, con respeto y acompañamiento. Esa es la esencia del programa Transformando Comunidades, una iniciativa que desde hace casi veinte años impulsa proyectos locales con impacto real en las personas, sus entornos y sus formas de vida.

Este programa canaliza capitales no reembolsables a través de organizaciones comunales, permitiendo que las propias comunidades definan sus prioridades y lleven adelante soluciones sostenibles, inclusivas y culturalmente pertinentes.

En Moracia de Guanacaste, por ejemplo, el proyecto de Ganadería Sostenible ha beneficiado a más de 1.200 personas de forma directa e indirecta. No solo ha mejorado la productividad pecuaria, sino que ha promovido prácticas respetuosas con el ambiente, como la rotación de potreros, el uso racional del agua y el control natural de plagas. Además de dinamizar la economía local, el proyecto ha creado redes de colaboración entre productores.

En Monteverde, el establecimiento de una planta de tratamiento de residuos orgánicos ha permitido transformar lo que antes se desechaba en abono de calidad, el cual es comercializado a familias y emprendimientos de la zona. Esta iniciativa ha reducido la huella ambiental, a la vez que genera empleo digno.

Otro ejemplo transformador se encuentra en la Reserva Indígena Cabécar de Chirripó, donde el programa Dejando Huella acompaña a mujeres emprendedoras que lideran proyectos como la pulpería y cafetería Alaklawä Täkiwa, uno de los primeros espacios comerciales gestionados por la comunidad. Estos emprendimientos no solo generan ingresos, sino que han fortalecido la autonomía económica de las mujeres y su rol en la toma de decisiones comunitarias.

Transformando Comunidades es una de las múltiples formas en que el Banco Nacional reafirma su compromiso con un desarrollo territorial guiado por la equidad, el arraigo y una visión de futuro compartida. Con más de 110 años de historia, la institución asume con cercanía y responsabilidad su papel en la construcción de un país donde la sostenibilidad se refleja no solo en los números, sino también en la dignidad de las personas, el bienestar colectivo y las oportunidades que nacen desde las propias comunidades.

Porque transformar comunidades es tender puentes, construir confianza y acompañar sueños. Es apostar por un país donde cada persona, desde donde vive y con lo que sabe, tenga las herramientas y el respaldo para mejorar su realidad y la de su comunidad.