Desde Liberia, Guanacaste, el Colectivo Ecologista Liberiano ha venido articulando acciones para defender la vida, los territorios y el futuro.
El pasado 9 de julio de 2025, en el programa Voces y Política de Radio Universidad de Costa Rica, dedicamos un especial a la Agenda Socioambiental de Liberia, con la participación de Javier Baltodano Aragón, biólogo y productor ganadero, Stephanie Rojas Merlo, máster en Gestión de Turismo Sostenible; y Christian Golcher Benavides, hidrólogo y especialista en ciencias del agua y gestión de cuencas.
El Colectivo Ecologista Liberiano nació en 2015 como un espacio autónomo, comunitario y crítico. Ha venido construyendo, desde su ritmo y posibilidades, una agenda socioambiental que combina la denuncia con la propuesta, la acción directa con la organización comunitaria, la incidencia con el trabajo cotidiano.
Sus redes sociales y actividades atestiguan una diversidad de acciones: desde siembras de árboles con participación de niños, jóvenes y personas adultas mayores en los alrededores de la iglesia de Liberia, hasta firmes cuestionamientos al manejo de los desechos sólidos por parte de las autoridades municipales y la ciudadanía, visibilizados en pleno parque central de la Ciudad Blanca.
Una de sus denuncias más contundentes surgió a inicios de este año, cuando alertaron sobre la muerte del arrecife de El Jícaro, en Bahía Culebra —hoy conocida como Península Papagayo— un enclave de altísimo valor ecológico transformado en uno de los polos de desarrollo turístico más agresivos del país. En menos de 100 kilómetros, entre Papagayo y Tamarindo, se concentran cerca de cien hoteles de playa: uno por kilómetro en promedio.
Pero no solo ha crecido el turismo hotelero: la expansión de la industria inmobiliaria ha acelerado el despojo y la transformación del territorio. Las consecuencias —como denunció el Colectivo— son irreversibles. En la parte alta de la cuenca, movimientos de tierra, apertura de caminos y avance urbanizador sepultaron un ecosistema marino ya frágil. A pesar de los esfuerzos por alzar la voz —rifas, colectas, rótulos, campañas— el arrecife fue arrasado, como otros sitios de Bahía Culebra con enorme valor arqueológico, ecológico y cultural. El Jícaro ha sido sacrificado en nombre del “progreso”, como siempre, entre la sedimentación inmobiliaria y el cambio climático.
Durante el programa, Javier Baltodano propuso urgentemente regular y fiscalizar la gentrificación en Liberia, planteando incluso la creación de impuestos a viviendas de lujo valoradas en hasta 40 millones de dólares o alquileres de 20 mil dólares por noche.
Stephanie Rojas coincidió en que Guanacaste no soporta más turistificación ni gentrificación, y llamó a caminar hacia un turismo regenerativo, que redefina la sostenibilidad a partir del trabajo digno y proyectos comunitarios, no de megaproyectos extractivos.
En otro eje sobre agua, Christian Golcher compartió la experiencia de ciencia ciudadana desde los Observatorios Ciudadanos del Agua, una herramienta para monitorear los ríos desde las comunidades y reconstruir nuestras relaciones con los ecosistemas hídricos. Advirtió sobre los vacíos en el modelo de gestión del agua: ¿Cuánto estamos extrayendo? ¿Cuánto tenemos? ¿Cuánto deberíamos usar para no agotar los acuíferos? En zonas costeras ya se registran señales graves, como la salinización y sobreexplotación de mantos acuíferos. ¿Cómo se puede gestionar un bien común sin datos claros ni ciencia comunitaria?
Baltodano también reflexionó sobre las contradicciones del modelo hídrico en Guanacaste: mientras la agroindustria y los monocultivos consumen grandes cantidades de agua, muchas comunidades enfrentan escasez. El agua se concentra para la riqueza, mientras se profundiza la injusticia hídrica.
A estos conflictos se suman otros que atraviesan la región: el plan regulador, la privatización del litoral, la concentración de tierras y bienes naturales. Todo esto configura una geografía del despojo que avanza muchas veces en silencio… pero no sin resistencia.
El Colectivo Ecologista Liberiano representa una de esas resistencias. Articula saberes situados, conocimientos profesionales y sensibilidad comunitaria. Su aporte es local, pero su eco trasciende: con pequeñas acciones, movilizan grandes razones. Hacen visible que Guanacaste puede tener otro destino. Que todavía hay quienes luchan, cuidan, siembran y sueñan con otro futuro posible.
Este artículo representa el criterio de quien lo firma. Los artículos de opinión publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de este medio. Delfino.CR es un medio independiente, abierto a la opinión de sus lectores. Si desea publicar en Teclado Abierto, consulte nuestra guía para averiguar cómo hacerlo.