Esferas precolombinas de piedra caliza originalmente fueron encontradas en Finca 4 y hoy se resguardan en el Sitio Museo Finca 6.
En el marco de una cooperación que ya suma más de una década, el Museo Nacional de Costa Rica y la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM) del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México desarrollan una temporada de conservación-restauración de tres esferas precolombinas de piedra caliza, originalmente encontradas en Finca 4 y que hoy se resguardan en el Sitio Museo Finca 6, en el cantón de Osa.
El equipo interventor está compuesto por los restauradores del Museo Nacional Leifer Castro, Jonathan Zúñiga y el asistente Miguel Rodríguez, con la asesoría de la arqueóloga y restauradora mexicana Isabel Medina González y Mónica Pinillos, ambas del ENCRyM.
Castro destacó que las esculturas precolombinas son particularmente valiosas por estar talladas en piedra caliza conglomerada, una composición poco común entre las esferas del Diquís.
La piedra caliza es una piedra sedimentaria, esto quiere decir que se formó a partir de sedimentos y clastos (fragmentos de rocas o minerales) compactados y cristalizados. En ellas se puede observar algunas conchas fósiles y un color claro producto de la gran cantidad de calcio que compone la piedra y que es lo que provoca que sea una piedra más suave que las ígneas, que es el tipo de roca con el que están elaboradas la mayor cantidad de esferas”.
Los estudios realizados por el equipo técnico, integrado por profesionales costarricenses y mexicanos, han permitido reconocer que la piedra es una estructura sólida formada por depósitos de calcio, con fragmentos de roca, conchas, caracoles y minerales de tonalidad blanquecina, lo que les da una textura y aspecto distintivos.
Desde el Museo Nacional indicaron que la elección de este tipo de material, poco frecuente en la zona y complejo de trabajar, sugiere que las personas que las elaboraron realizaban una selección deliberada y precisa de materiales, lo que amplía el conocimiento sobre sus habilidades y decisiones tecnológicas.
Isabel Medina González, restauradora del ENCRyM, comentó:
Desde hace más de 10 años, hemos venido trabajando en un proceso sistemático de conservación de las esferas del delta del Diquís, que además incluye el monitoreo, diagnóstico, registro de las alteraciones y catalogación de las esferas de los sitios patrimonio mundial que no se hace únicamente durante la temporada de campo, sino que permanece durante todo el año a través de investigación constante y traslado de conocimientos entre los equipos de ambos países".
Las esferas estuvieron expuestas cerca de la carretera en una comunidad cercana, luego fueron trasladadas al Sitio Museo Finca 6. La vulnerabilidad de la roca caliza y los efectos de las condiciones ambientales, provocaron que las esculturas sufrieran alteraciones como erosión hídrica, concreciones, pérdida de material, presencia de microorganismos, fisuras y debilitamiento.
Proceso de conservación
Para su restauración, el equipo de especialistas aplicó una serie de tratamientos que incluyen limpieza mecánica en seco y en húmedo, eliminación de microorganismos, aplicación de bactericidas suaves y consolidación con morteros elaborados con cal y cargas de minerales compatibles con la piedra original.
También se realizaron pequeñas reintegraciones de color con pigmentos naturales, que permiten devolverle a las piezas su forma original, pero mostrando claramente lo que fue reintegrado cromáticamente, tal y como lo indican los criterios internacionales de conservación del patrimonio. Castro indicó:
Debido a procesos de erosión, la piedra perdió materiales a lo largo del tiempo, es por eso colocamos una capa de morteros, que cumple con el criterio de reversibilidad en la conservación y restauración; esto significa que no van a provocar daños en la piedra original, incluso, si en algún momento tuviésemos que retirarla, el material permitiría que fuese así, sin causar daños en la esfera”.
Por su parte, Mónica Pinillos Balboa del ENCRyM, quien estuvo a cargo de la elaboración de pruebas para la intervención, explicó que “siguiendo los principios de conservación, se están utilizando materiales compatibles, reversibles y retirables, es decir, estamos tratando de utilizar materiales que sean casi del mismo origen de la que está compuesta la piedra".
En el caso específico de estas esferas, estamos utilizando morteros de cal con cargas de polvo de piedra caliza. Antes de colocarlas sobre las esferas, se realizaron algunas pruebas para determinar cómo reaccionaban a los procesos de humedad y temperatura propios de la zona sur de Costa Rica”.
La intervención también incluyó el registro detallado del estado de conservación de cada escultura, con documentación fotográfica, diagnósticos técnicos y una ficha de alteraciones. “Como parte de la innovación en esta campaña, se trabaja en la elaboración de un glosario de términos técnicos que permitirá estandarizar los indicadores de evaluación y monitoreo futuro del deterioro de las piezas” detalló Isabel Medina.
Además, se construyeron nuevas bases con materiales constructivos que permiten un soporte estable y seguro para las esferas, ubicándolas bajo un alero techado que mejora sus condiciones de exposición y protección. Esta zona cuenta con monitoreo de variables ambientales como temperatura y humedad, como parte de una estrategia de conservación preventiva a largo plazo.
Además de la restauración de las tres esferas de caliza de Finca 4, el equipo realiza labores de mantenimiento y seguimiento en otras esferas que se encuentran en su ubicación original dentro del sitio arqueológico Finca 6, así como en otros asentamientos del Diquís inscritos en la Lista de Patrimonio Mundial.