La obra será lanzada el martes 15 de julio en el Centro Cultural de España, con comentarios de Alfredo Trejos, Guillermo Barquero y el propio autor.
La editorial costarricense Ediciones Perro Azul publicará El alma según Wallace Stevens, el más reciente libro de poesía del escritor y editor Jonatan Lépiz. La obra será presentada oficialmente el martes 15 de julio a las 7:00 p.m. en el Centro Cultural de España.
Durante el evento, participarán como comentaristas el poeta Alfredo Trejos, el escritor y editor Guillermo Barquero, así como el propio autor. La actividad estará abierta al público y promete ser un espacio de diálogo y reflexión en torno a la poesía contemporánea.
Entre las publicaciones de Lépiz destacan los poemarios Batallar contra la Noche (2007), El humo de las cosas (2014), Cuando fuimos inocentes (2015) y Desde un edificio en llamas (2018), además de la novela Toda sombra puede lastimarte (2024).
Esta nueva obra marca un nuevo capítulo en la producción poética del autor y se suma al catálogo de Perro Azul.
Reseñas de los comentaristas
- Alfredo Trejos:
"El alma según Wallace Stevens el libro reúne tres estados que conforman un tejido geográfico, un plano emotivo, una abarcadora imagen sobre los viajes —reales e imaginarios— la familia, los objetos en su íntima recurrencia de simplicidad y memoria e, incluso, una colección de referencias cuidadosamente colocadas en el núcleo del verso de manera tal que, a la vez que el lector se reconoce leyendo poesía, también se descubre en medio de un inventario de cosas que quizás toda su vida pasó por alto. Lépiz escribe entonces, en El alma según Wallace Stevens, una lista de casi todo lo que lo ha fascinado en su cotidianidad y la funde con un material eminentemente poético, generoso y contundente, obteniendo una rara aleación de nombres, lugares, evocaciones y argumentos".
- Guillermo Barquero:
“Jonatan Lépiz nos invita a romper el inextricable nudo de poesía-inteligencia, ese que ha sostenido el texto versificado como granítica concreción del signo, despojado de sus cualidades anímicas, sucedáneo a ultranza del intelecto; no es que acá la poesía prescinda de los atributos avanzados de la lengua y sus trucos (y, claro, de sus preclaros referentes y sus tradiciones), es que en El alma según Wallace Stevens el poeta nos dicta tiernamente «los sonidos de la noche elemental», llevándonos a recorrer la vastísima bóveda que apreciamos en Kentucky, en José María Zeledón, en el Pacífico, en Heredia: en todos los sitios las Cuadrántidas embarran el celaje con su recordatorio de fugacidad; dondequiera —en la tapa de un GMC, en un camastro de muerte, en la arena granulosa de una playa, en el empecinamiento del recuerdo familiar—, una Glock se dispara y se disipa, como si de un sueño se tratase, en un cerco de tulipanes”.